La designación del ex senador Carlos Mateo Balmelli como director de la hidroeléctrica de Itaipú, que es la mayor del mundo en funcionamiento y cuya propiedad comparten Paraguay y Brasil, causó la renuncia, posteriormente retirada, de la futura canciller Milda Rivarola.
Rivarola, del Partido País Solidario (PPS, socialista), tiene diferencias personales con Mateo, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, centroderecha), principal soporte de Lugo en el Congreso, y prefería en ese cargo a Ricardo Canese, del izquierdista Movimiento Popular Tekojojá y experto en temas energéticos, según trascendió en la prensa local.
La designación tampoco cayó bien en esta última organización, que expresó a través de un comunicado que «el proceso de defensa y recuperación de la soberanía energética» enarbolado por Lugo durante la campaña «no ha tenido continuidad» con la elección de Mateo.
La dirección de la represa, la más codiciada entre los funcionarios públicos por los altos salarios y los recursos que controla, era anhelada por otros grupos que hacen parte de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
No obstante, la reacción de Rivarola, quien evitó hablar hoy con los periodistas, fue interpretada por el hecho de que con Canese se esperaba una negociación más firme con Brasil en demanda de mejores condiciones del contrato de construcción que rige el aprovechamiento energético bilateral.
Los reclamos de Paraguay, convertidos en el eje de campaña de Lugo, se centran en la revisión del tratado por el que en 1973, cuando ambos países estaban bajo dictaduras, se puso en marcha la colosal obra, para acceder a precios de mercado por el excedente de energía que cede a Brasil.
Rivarola, socióloga e historiadora, había afirmado que uno de los principales desafíos del nuevo gobierno, que asumirá el 15 de agosto próximo, será la renegociación en Itaipú con los mejores exponentes del sector, debido a que las autoridades del vecino país dijeron que se opondrán a ella a cambio de otras compensaciones.
La designación de Mateo, abogado y ex vicecanciller, también sorprendió al vicepresidente electo y presidente del PLRA, Federico Franco, quien también tenía su propio candidato porque el ahora designado integra la corriente liberal disidente.
Franco aseguró hoy que su partido «no está siendo correspondido» con el reparto de cargos si se tiene en cuenta que el PLRA ha sido el principal responsable de la ventaja de 192.507 votos obtenida por Lugo obtuvo sobre la candidata presidencial del Partido Colorado, la ex ministra Blanca Ovelar, en abril pasado.
«No tengo problemas en reconocer que estoy siendo marginado», aseveró Franco, al hacer hincapié en que la agrupación que dirige, que hoy celebró 121 años de fundación, «controla cuatro de los diez ministerios más importantes, así como 29 escaños en la Cámara de Diputados y 14 en el Senado.
Con esos números, el PLRA es la segunda minoría tanto en el Senado (45 miembros) como en Diputados (80), detrás del derrotado Partido Colorado, que obtuvo un escaño más en ambas cámaras.
La crisis en la futura coalición gobernante se produjo horas antes de la celebración de una convención del PLRA para definir, entre otros asuntos, su relación con el futuro gobierno, aunque los delegados acordaron zanjar las diferencias internas del partido y apoyar la unidad en la agrupación.
Ninguno de los cuatro ministros liberales designados por Lugo en las carteras de Obras Públicas (Efraín Alderete), Justicia y Trabajo (Blas Llano), Agricultura y Ganadería (Cándido Vera) e Industria y Comercio (Martín Heisecke) son afines al vicepresidente electo.
Franco, que también negó que haya tenido intenciones de renunciar a ese cargo como se rumoreó, enfatizó que ahora que su partido ha vuelto al poder después de 68 años va a pedir cargos para sus correligionarios, no para su movimiento.