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Reliquias de San Juan Bosco viajan a El Salvador tras visita a Honduras

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Tegucigalpa – Las reliquias de San Juan Bosco viajaron hoy a El Salvador tras una corta estancia en Honduras, país al que llegaron el pasado lunes en el marco de una peregrinación por 130 países del mundo donde hay presencia salesiana.
 

Centenares de católicos hondureños asistieron a la misa oficiada en el Santuario de la Virgen de Suyapa, patrona de Honduras, para despedir los restos del santo italiano, considerado líder espiritual de los jóvenes.

«Su visita a nuestro país es importante por la fe católica que nos une y porque sus reliquias llegan cuando la sociedad hondureña necesita reconciliarse después de los hechos políticos y sociales del año pasado (un golpe de Estado)», dijo a periodistas Olga Rosales, quien se identificó como «dama salesiana».

Agregó que su fe, la de su esposo y sus tres hijos «se ha consolidado con la presencia de las reliquias de San Juan Bosco» en la capital hondureña.

Antes de llegar a Honduras los restos del santo italiano, que nació en 1815, estuvieron en Panamá, Costa Rica y Nicaragua.

El programa en Tegucigalpa incluyó la presencia de las reliquias en la parroquia María Auxiliadora, los institutos salesianos San Miguel y María Auxiliadora, la Catedral de Tegucigalpa y el Santuario de la Virgen de Suyapa.

El director del Instituto Salesiano San Miguel, Settimo Rossoni, dijo hoy a periodistas que el ejemplo de San Juan Bosco a las juventudes de todos los tiempos «es la santidad, que significa calidad de vida».

Los jóvenes que hoy despidieron las reliquias de San Juan Bosco en el Santuario de Suyapa coreaban «Se oye, se siente, Don Bosco está presente», mientras que una mujer, de nombre Marina, le pedía que no se fuera de Honduras.

«No te vayas de nuestro país, quédate entre nosotros», expresó Marina sosteniendo un crucifijo en sus manos.

Las restos de San Juan Bosco consisten en su mano, el antebrazo derecho y una urna de 2,10 metros de largo por uno de alto, con una réplica en cera del santo que es un «calco» hecho al día siguiente de su muerte, el 31 de enero de 1888 en Turín (Italia), por el escultor Cellini.

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