spot_imgspot_img

Relator OEA: «La autocensura, el aire que se empieza a respirar colectivamente» en América

Ciudad de Panamá –  El relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Pedro Vaca Villarreal, advirtió en una entrevista con EFE que la autocensura domina la labor periodística en América, un continente en el que «todos los países tienen serios desafíos para garantizar la libertad de prensa».

«La autocensura es como el aire que se empieza a respirar colectivamente», aseguró Vaca.

El relator para la Libertad de Expresión de la CIDH, en el puesto desde 2020, está en Panamá, donde participó este jueves en un encuentro sobre excelencia en periodismo en el marco del ‘Proyecto de fomento de medios independientes y la lucha contra la desinformación’, financiado por la Unión Europea, en varios países de la región.

Para Vaca, que inició en 2023 su segundo mandato hasta 2026, uno de los problemas a la hora de medir el impacto de la autocensura es precisamente ese, la imposibilidad de hacerlo.

«Hay cosas que se pueden medir: número de estigmatizaciones, número de amenazas, número de periodistas asesinados, disminución de la publicidad oficial, aumento de demandas judiciales. ¿Pero cómo mides una atmósfera de autocensura en la que la prensa no se siente tranquila para hablar o teme las consecuencias hacia su familia o calibra si este reportaje me puede costar el exiliarme?», afirma.

Pues, añade, «esas son las preguntas que se está haciendo la prensa en buena parte de la región».

América, un continente con escasas excepciones

Sin referirse a un país en particular, las denuncias hechas por la CIDH en su último informe anual de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, bajo el mandato de Vaca, son contundentes, con casos preocupantes como los de Nicaragua, Cuba o Venezuela.

Según el informe, en esos países, donde «se ha producido una erosión completa del sistema democrático», se documentan «prácticas represivas por parte del Estado contra la prensa, como detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, allanamientos, hostigamiento policial, bloqueos de internet y el cierre de medios independientes».

Unas acciones que «han creado un clima de autocensura y temor generalizado entre quienes ejercen la labor periodística», tanto entre los que permanecen en sus países, como los muchos que han tenido que exiliarse, y que «siguen enfrentando represión y autocensura incluso fuera de sus territorios», con la situación además extrema de Nicaragua, detalla el informe, con detenciones, expulsiones y privación arbitraria de la nacionalidad.

O también están los casos de El Salvador, donde según el documento periodistas y organizaciones de la sociedad civil «continuaron denunciando un entorno cada vez más hostil para el ejercicio del periodismo», o Estados Unidos, donde de acuerdo a un comunicado reciente de la propia relatoría, existe una «preocupación por la situación de libertad de expresión» en un país reconocido históricamente por la protección de este derecho.

Y es que, como explica a EFE Vaca, hoy en día «es muy difícil» poder destacar «buenos ejemplos en la región», algo que le parece «concluyente» sobre el momento que está atravesando América.

«Mi oficina solía relevar algunos estados como ejemplos, como estados más resilientes y en este momento me cuesta mucho escoger un muy buen ejemplo en la región. Creo que todos los países tienen serios desafíos para garantizar la libertad de prensa», subrayó.

Transcurridos cinco años desde que inició su primer mandato, para el relator «es claro que la situación es peor» que cuando comenzó en 2020, por varias razones: el hemisferio sigue siendo uno de los rincones más mortales para la prensa en el mundo, hay una aproximación «muy estigmatizante» del poder público a la prensa, y están los países donde «básicamente no hay estado de derecho» y los periodistas no cuentan con «la más mínima garantía».

Una región que cuenta «desde espacios muy cerrados para la prensa, hasta democracias resilientes», pero insistió en que cree «que hoy sería muy arriesgado decir que hay un país que tiene solventadas todas sus garantías a la libertad de prensa», con contadas excepciones -tras pedirle nombrar alguna-, como Canadá o Uruguay.

Ataques judiciales y del poder político

También «la cárcel vuelve a ser un lugar para periodistas». Al respecto, destacó el caso emblemático de José Rubén Zamora, en Guatemala, donde está además la «incertidumbre de cuándo judicialmente se va a resolver».

«No solo en el caso de periodistas, sino también de personas defensoras de derechos humanos, operadores de justicia, creo que el derecho penal es el arma más afilada del Estado», remarcó Vaca.

Parte de la problemática en el continente hacia los periodistas, intuye el relator, es el cambio en las relaciones entre las autoridades y la prensa, pasando de ser al menos «deferentes», motivadas por el «miedo del liderazgo político» a lo que se pudiera publicar sobre ellos, a un extremo en el que «atacar a la prensa desde posiciones de liderazgo político genera rentabilidad política».

«La libertad de prensa pasa por la tolerancia del poder público a la crítica. Si el poder público se volvió alérgico a la crítica o considera que toda la crítica es desinformación y además intenta reemplazar esto con contenidos que no cumplen un umbral de verificación, pero cumplen todas las características de la propaganda, el debate público se deteriora», advierte. EFE

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img