Tegucigalpa.-La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) cumplió hace poco más de un mes, su primera década de reforma universitaria, un proceso marcado por altibajos que poco a poco va dando paso a cambios sustanciales en la máxima casa de estudios a nivel académico, administrativo jurídico y de infraestructura física.
Hace una década atrás, la inestabilidad era un síntoma permanente en la máxima casa de estudios, pero hoy los docentes y los impulsores del proceso de reforma reconocen que la gobernanza ha vuelto a la UNAH y centran como uno de los logros a destacar dentro del proceso de reforma universitaria, la no interrupción permanente de clases como ocurría en el pasado.
También, el interés académico por apostar a la profesionalización docente como parte de una fase importante de la reforma que camina casi en paralelo con las exigencias estudiantiles por mejorar su rendimiento académico con mejores índices y la realización de la Prueba de Aptitud Académica (PAA) que ha venido a dar un nuevo rostro a la UNAH como un ente que intenta colocarse en la dinámica internacional de las universidades que apuestan por la calidad en el mundo.
La apuesta por la calidad educativa ha sido permanente en esta década de reforma universitaria, destacan varios docentes consultados por Proceso Digital, para quienes colocar el tema de la calidad en el centro del debate de la reforma es otro de los méritos a destacar.
La calidad académica hoy día es el centro del debate que claman y discuten docentes, autoridades y alumnos, se asegura. No obstante, son del criterio que esta dinámica de la calidad pasa entre los retos de la reforma por un diálogo incluyente entre las partes involucradas a fin de apropiarse del significado que encierra para cada una de las partes la importancia de la reforma universitaria y sus alcances.
La UNAH, sostienen los docentes consultados, debe apostar por una mejor relación con los estudiantes en donde estos sean los sujetos centrales de la reforma universitaria, al indicar que hoy en el Alma Máter se ven muy buenas obras de infraestructura física que eran necesarias, pero es preciso acelerar el ritmo de la reforma académica para consolidar el proceso iniciado «como una histórica decisión de Estado», dice en un escrito el periodista, ahora autoridad de la Alma Máter, Manuel Torres, quien además recuerda que el decreto de la nueva Ley Orgánica de la UNAH, aprobado en diciembre de 2004 calzaba las firmas de Ricardo Maduro, Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández.
Fue la Comisión de Transición de la UNAH (CT-UNAH) en el 2006, encabezada por un grupo de notables académicos del país, la que se encargó de operar en la universidad y sentar las bases de la reforma universitaria, en medio de una serie de resistencias que tuvo a lo interno tres factores adversos: el sindicato, un sector docente y un sector de los estudiantes, en su mayoría politizados y enfrascados en hacer fracasar la reforma.
Los momentos de la reforma
En una entrevista concedida a la periodista Thelma Mejía para una investigación con fines académicos, el doctor Jorge Haddad Quiñónez,fallecido a inicios de este año, y quien fuera el presidente de la CT-UNAH, dijo que uno de los logros de la reforma universitaria, fue «destruir los mitos, que ahí nada se podía hacer».
«Destruimos el mito de que si peleábamos con el sindicato e incluso con las otras asociaciones existentes dentro de la comunidad universitaria, nosotros llevábamos la de perder siempre. Esa era la creencia siempre y muchas veces la Universidad se echó para atrás en cosas simplemente por temor a las amenazas que se hacían. Pero ese mito cayó, como fueron cayendo otros», dijo entonces el doctor Haddad.
En ese entonces, el extinto doctor Haddad recordó que uno de los éxitos de la Comisión de Transición fueron sus propios integrantes, todos con ideas diversas, con quienes no siempre se coincidían, pero «era gente comprometida, que se metió de lleno, se metió convencida que estábamos haciendo algo bueno. Había compromiso y un correcta interpretación de para qué nos habían mandado a la UNAH».
A lo largo de esta década la reforma universitaria tuvo tres momentos fundamentales: Un primer momento fue el período de la CT-UNAH que sentó las bases, denunció la corrupción e incluso fue a juicio saliendo absuelta al comprobarse la veracidad de sus hechos. Se construyó el estamento jurídico, el equipo rectoral, lo esencial de la reforma y hacia dónde debía ir la reforma académica, el gobierno administrativo, entre otros procesos.
El segundo momento le tocó ala primera Junta de Dirección Universitaria (JDU), creada por la Ley Orgánica de la UNAH, que le tocó elegir a un nuevo rector en el marco del proceso de la reforma e impulsar otras acciones fundamentales en el arte, la cultura, la transparencia administrativa, los reglamentos para echar a andar el andamiaje administrativo, la recuperación de bienes de la UNAH en otras manos, entre otros aspectos que fueron dando forma a esa reforma universitaria.
El tercer momento, es el que se vive actualmente conla rectora Julieta Castellanos, a quien le ha tocado dar seguimiento a la reforma, impulsar la modernización en infraestructura física, la investigación científica y la inserción de la UNAH en el mundo de la ciencia y la academia.
El futuro de la reforma
La gobernabilidad que ha retornado a la UNAH busca abrir el debate de las ideas y dentro de ellos la participación estudiantil es fundamental para que se sientan «parte» de la UNAH y su reforma. Los pilares fundamentales se han sentado, pero en esta nueva etapa de la reforma, uno de los retos principales es dar forma también al gobierno estudiantil.
El periodista Manuel Torres, uno de los integrantes de la actual Junta de Dirección Universitaria, en un artículo sobre los 10 años de reforma universitaria es del criterio que «comotodo proceso de cambios estructurales, el camino recorrido en los últimos diez años ha sido complejo; conflictivo, como la vida misma»
«La Rectora Julieta Castellanos le tocó encabezar el esfuerzo de conquistar la gobernabilidad política y, con cada espacio ganado a la corrupción, avanzar en la gobernabilidad académica, la más difícil de todas porque vuelve el aula el escenario de la lucha», dice Torres.
«Evidentemente, diez años no es tiempo suficiente para transformar la universidad. Sobre todo a partir de los últimos conflictos, se ha ratificado que toda reforma a fondo tropieza con muy serias dificultades, fruto de actitudes, intereses y de hábitos fuertemente enraizados. Por ello, si un desafío queda claro de estos días de incertidumbre, es entender que la reforma universitaria se juega su futuro hoy, no mañana, y que se precisa multiplicar los esfuerzos hasta conseguir para ella un efecto irreversible», acota en su artículo de análisis esta autoridad universitaria.
Cronología de la Elección de la Rectora Julieta Castellanos |