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Realidad migratoria hondureña transnacional antes del COVID

Por: Ricardo Puerta

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Tegucigalpa. – No salimos de la incertidumbre. Todavía ni siquiera sabemos cuándo termina la cuarentena, ni cuantos rebrotes habrá del virus por la reapertura de la economía. Mucho menos cómo será la nueva normalidad tras la pandemia.

Esa indecisión generalizada se aplica por igual a los grandes temas de interés -nacional, binacional, regional e internacional- como a los propios de la vida personal, familiar y local.  

Pero migración -sobre todo si es la transnacional- como estrategia de desarrollo y no como expresión del subdesarrollo, se considera un tema secundario y no como primario entre los grandes problemas nacionales de Honduras. 

Para un escrito como este, ello todavía nos permite destacar ciertos hechos y tendencias -que por la firmeza y continuidad que se mantenían antes del COVID- estoy casi seguro que sobrevivirán tras la pandemia, tanto en Honduras, país de origen, como en Estados Unidos, como país de recepción o destino -temporal o permanente, en forma legal o ilegal-preferido por los hondureños que se van al extranjero.  

De esos temas trata este escrito, comentando sus causas, efectos y correlatos (datos y hechos), dejando a su vez muchas preguntas sin respuesta, en parte para “picar al lector” y además estar amparado por la excusa que, en un escrito de opinión como éste, no hay espacio para ello.

El texto completo está dividido en dos entregas; y ésta es la primera.  La segunda circulará en dos semanas más en esta misma columna.

Causas de la migración en Honduras 

Habitualmente las causas más citadas, por orden de mayor a menor importancia son: económicas (empleo, mejoría de vida personal y familiar) inseguridad humana o solo ciudadana, reunificación familiar y actos de la naturaleza (huracanes, sequías, marejadas, inundaciones y cambio climático).  

Aunque este escrito se centra en la migración transnacional aprovecho el tema para afirmar que la migración interna -la que se produce en el territorio nacional sin traspasar fronteras- en muchos casos tiende a ser la causa eficiente, que es el principio del cambio que después provoca la migración transnacional.  Sin duda, ambas están interrelacionadas, en sus distintas modalidades: del campo ciudad, de ciudad menor a ciudad mayor (cabecera municipal o departamental) y de ciudad mayor a metrópolis (San Pedro Sula o Tegucigalpa) y de algunas de estas realidades hondureñas al extranjero. 

En migración interna resalta el hecho que en la década inicial de este siglo XXI (2000-2009) Honduras se convirtió -por primera vez en su historia- en más urbana que rural. Desde el 2010 el país tiene más población en centros urbanos, ciudades y metrópolis que en la zona rural. 

Es también digno de comentar   que esa distribución demográfica no forma de un no ha sido parejo en el territorio nacional. Hoy (2020) resaltan en Honduras 10 grandes ciudades que empiezan la lista por las dos urbes más pobladas del país, con más de un millón de habitantes cada una (Tegucigalpa/Comayagüela y San Pedro Sula). A estas dos, consideradas “metrópolis” en el contexto hondureño (… ¿aceptaría un garífuna neoyorquino que Honduras tiene “metrópolis?), le siguen por tamaño de población ocho ciudades. La mayor de ellas con algo más de 500 mil habitantes y la menor con 150 mil.  Curiosamente, entre el rango de 500 mil y las dos metrópolis, Honduras no tiene ninguna ciudad o centro urbano, volviendo bimodal esa distribución demográfica. 

La pregunta que dejamos al lector es: ¿cómo sería, según su tamaño, la distribución de la población hondureña en el territorio nacional, variable continua, si Honduras fuera un país desarrollado?… .En vez de subdesarrollado como es hoy: con pobreza, miseria, desempleo y subempleo, modernas carreteras no diseñadas bajo un sistema y construidas por donde históricamente transitaban  mulas, sectores con agua pero insuficiente para la producción, consumo o ambas; crecimiento  urbano sin conexión agropecuaria, desarrollo rural,  sanitario, ni de educación; democracia excluyente sin estado de derecho y sin igualdad de oportunidades ante la justicia, más beneficios a la élite oligárquica con inequidad social, etc.

Volviendo a la migración. No podemos seguir tratando la migración interna del país como algo distinto e independiente de la migración transnacional. Ambas, de hecho son parte de un mismo fenómeno y base causal, que mutuamente podrían beneficiarse y más bien se perjudican por el crecimiento, desarrollo y bienestar de la nación que no producen.   

La migración del campo a la ciudad que ocurre al interior de Honduras y en países parecidos, con frecuencia rompe los lazos históricos de la familia extensa, que es la dominante por generaciones en la vida rural de estos países. En la migración del campo a la ciudad, como en la transnacional, el primer miembro que se va de la familia es el más emprendedor, el que tiene más posibilidades de triunfar, y por lo tanto, con su ida de inmediato deja atrás, en el lugar de origen al resto de la familia extensa, la que aún en situación de pobreza o miseria, todavía tiene más potencial de apoyo para responder ante un riesgos o emergencias.  Debido a esa ruptura, con el tiempo, salen los Ninis de Honduras que explicamos a continuación con el texto de una fuente autorizada. 

Definición, alcance  y significado de los Ninis en Honduras  

“En 2013, el porcentaje de población de entre 15 y 24 años de edad que no estudiaba ni trabajaba en Honduras fue de casi el 27%, la tasa más alta en América Latina.

La existencia de Ninis en Honduras se debe, en parte, a las pocas oportunidades de estudio y de empleo, pues muchos jóvenes son excluidos de las escuelas, colegios y universidades del Estado y otros cuando se gradúan no encuentran empleo.

El número total de Ninis en Honduras pasó de 300 mil en 1992 a casi medio millón en 2013, un aumento del 60% (hoy se estima en 650 mil). En términos proporcionales, el aumento en número de Ninis ha sido mayor entre hombres el cual pasó de 58 mil a más de 100 mil (80%) durante el mismo periodo.

En 2013, las regiones “norte” y “metropolitana” mostraban la mayor incidencia de Ninis varones en Honduras. Tanto las regiones que muestran una alta prevalencia como el aumento general de Ninis hombres son particularmente preocupantes para el caso de Honduras ya que, de acuerdo a De Hoyos, Gutiérrez y Vargas (2015), una mayor incidencia de Ninis, varones, en contextos de violencia y fuerte presencia del crimen organizado, está relacionada con un aumento en la tasa de homicidios.

Cuatro de cada cinco Ninis en Honduras son mujeres, el mayor porcentaje en Centroamérica, midiendo ese mismo indicador en los restantes países de la región. 

En América Latina, el factor más importante para que una mujer se convierta en Nini es el matrimonio y el embarazo durante la adolescencia”.

Dinámica casi autónoma de la migración transnacional hondureña

Volviendo a la realidad migratoria transnacional de Honduras, como país de origen, más allá de la polémica que suscita la migración a nivel político, la explicación de tal fenómeno, adquiere significación descriptiva y explicativa cuando al análisis se le agregan variables micro, de tipo personal, grupal, que tengan significación segmentaria y local. Sin caer en el extremo de ignorar del todo las variables macros o estructurales “que siempre están ahí”, aumentando la comprensión del contexto y de lo externo. 

Cuando por causa económica, de reunificación familiar o de inseguridad personal, social o ambiental se quiere emigrar, aparecen variables personales y psicosociales que explican con más robustez e integridad, el hecho de irse de dónde se nació.

En esos casos es casi imposible detener o ir contra de quien “ya se siente obligado a emigrar”. No importa los riesgos que conlleve esa decisión –secuestro, extorsión, trata, explotación laboral o incluso hasta perder la vida.

En tales circunstancias, el candidato a emigrar percibe la emigración como paso liberador, autónomo en su vida, y por eso permanece sordo y ciego ante los riesgos -reales o inventados por los agentes del gobierno, de la sociedad civil o incluso de su misma familia, que no quieren que emigre. 

Ante una lógica y sentimientos tan extremos, su conciencia le dice: “vete, porque si te quedas es peor y vas a perder tu vida”.  En tal contexto, la frase “de Honduras no se emigra, se huye”, explica mejor la determinación de emigrar.

Migración transnacional en Honduras y en el mundo

Actualmente, entre el 4% y 5% de la población mundial, vive en un país donde no nació, Honduras casi triplica ese parámetro medio mundial de emigración transnacional. Los hondureños, sin duda, emigran más que la media mundial: entre 12% y el 14% de los hogares hondureños tienen uno o más emigrados.

Según los datos publicados en el 2019 por la ONU, Honduras tiene algo más de 800 mil de sus connacionales  viviendo como emigrados en el extranjero, equivalente a casi el 9% de la población total  del país. Comparado con el resto de los países vecinos tiene un porcentaje de emigrantes superior, más bien de nivel medio mundial. Se ubica en el puesto 113º de los 195 del ranking mundial de emigrantes. En Centroamérica, año 2017, El Salvador, Guatemala y Honduras fueron los primeros tres países de origen con más inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos, seguidos por Nicaragua, Panamá, Costa Rica y Belice.

En una mirada interna a lo sucedido en migración regional, desde una perspectiva de género, la emigración femenina, 472 mil 12 mujeres -un 59% del total de emigrantes- supera a la masculina, 328 mil 695 emigrantes varones, que escasamente llegan al 41%.  Ello sugiere ello una feminización del proceso migratorio, fenómeno que nació como “algo más propio de hombres que de mujeres”. Y con el tiempo ha mostrado una tendencia de equidad entre géneros.

En cuanto a preferencia de destino, la emigración de Honduras se ha dirigido especialmente a Estados Unidos, donde van el 82%, seguido de lejos por España, el 7% y México, el 2%. La preferencia de los hondureños emigrados por Estados Unidos empezó a hacerse visible a partir de 1990, con la Paz de Esquipulas, hecho que aparentemente terminó con los conflictos de la anterior Guerra Fría, la  del siglo pasado en los países centroamericanos y resto del mundo,  distinta a la actual. 

Se estima que “amparados por Esquipulas” unos 25 mil hondureños, en especial los que vivían en municipios fronterizos con El Salvador, se aprovecharon de esa coyuntura geopolítica y emigraron a Estados Unidos como salvadoreños. 

¿Por qué existen tantos indocumentados en EEUU? 

Es por el atractivo estadounidense, idealizado en “el sueño americano”. Para empezar, la nueva inmigración, temporal y permanente, legal o ilegal, es una necesidad estructural común a los países desarrollados como Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, etc.  

Los migrantes en los países donde se asientan son más positivos que negativos al crecimiento y competitividad del país desarrollado.  Los migrantes aportan beneficios y cubren las ocupaciones que a los nacidos, residentes y naturalizados extranjeros del país de recepción o destino no les interesan, porque son de poca paga y baja estima, socialmente hablando. Un buen número de los nuevos migrantes empieza trabajando en posiciones de entrada, entry positions, del mercado laboral y ahí se quedan. Con ello creando y potenciando procesos contrarios a las continuas presiones y demandas que “habitualmente” tienen esos puestos para aumentar por mejorarse los trabajos con salarios mínimos legales y bajo prestigio en las economías desarrolladas.

Con inmigrantes nuevos cada año la producción aumenta y la economía crece más rápido. El PIB por persona y la productividad se incrementan. El Seguro Social no quiebra. Y ciertos sectores de la economía pueden mantenerse creciendo y competitivos. Sin agotar la lista, turismo, construcción, salud, educación, servicios a domicilio, restaurantes y asistente en ama de llaves, con más frecuencia en hogares con miembros menores y de la tercera edad.

Esto sucede no solo en puestos de trabajo que exigen menos destrezas. En Estados Unidos, en el año 2010, a la fuerza laboral inmigrante se le atribuye el 39% del aumento en trabajos en campos tan esenciales como competitivos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, con un aumento del 29% de los trabajadores en este sector.

Los nuevos migrantes –indocumentados y documentados- tienden a lograr también un impacto positivo en las finanzas públicas estadounidenses. Pagan más en impuestos que el costo de los servicios que reciben del gobierno. 

Este escrito continúa y cierra en una segunda entrega que circulará en dos semanas según la acogida que tenga el presente escrito entre los lectores de esta columna de proceso.

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