San Juan – El Gobierno de Puerto Rico trabaja en un plan para intentar que la isla caribeña vuelva a ser una referencia mundial en la producción de café, como ocurrió entre las décadas de los 60 y los 80 del siglo pasado.
Así lo explicó hoy a Efe la secretaria del Departamento de Agricultura, Myrna Comas, quien resaltó que la industria cafetalera «tiene un impacto social y económico importante para 21 pueblos (municipios) de la zona montañosa» de Puerto Rico, en el interior de la isla.
«Hemos querido retomar la producción por el impacto social y económico que puede presentar en estos municipios», indicó Comas sobre la zona de café en el centro y el oeste de la isla, donde dijo que la tasa de desempleo alcanza el 17 %.
Es por ello que el Gobierno actual se ha propuesto establecer 16.000 cuerdas (unas 6.300 hectáreas) de café en la zona montañosa, de las cuales ya se han habilitado 6.800 (unas 2.700).
Durante el año pasado se registró la menor producción en la historia de Puerto Rico, con menos de 40 toneladas, lo que no permite atender ni un tercio de la demanda interna.
Ello se debió a la falta de mano de obra dispuesta a recolectar café y fumigar los campos, así como a la escasez de semillas y la carestía de los fertilizantes y otros productos relacionados que se tienen que importar, entre otros factores.
Comas dijo que actualmente hay 4.095 caficultores en la isla (frente a los más de 11.000 que había hace una década), quienes mayormente producen el café arábiga, el principal grano de café en Puerto Rico y cuya bebida «da más aroma y sabor», aunque también se cultivan los granos borbón, caturra y catimor.
Pese a los intentos del Gobierno, la caficultura y productora del Café Lucero, Lucemy Velázquez, aseguró a Efe que el café comercial en Puerto Rico «está destinado a desaparecer» debido a que ya «no es rentable su producción» debido a que los costos de operación son muy altos.
Recordó que Puerto Rico llegó a ser el sexto país que más café exportaba a nivel mundial, una posición que se perdió, según dijo, después de que fuertes huracanes azotaron la isla y destruyeron zonas cafetaleras.
Las condiciones del sector podrían verse alteradas si el Departamento federal del Trabajo acuerda exigir a los caficultores que paguen el mínimo salario federal a los recogedores de café.
En la actualidad, los recogedores de café no cobran el salario mínimo federal de 7,25 dólares por hora, sino un promedio de 5 dólares por almud (unos 13 kilos).
Esto afectaría al costo de la producción del café, cuyo precio de venta minorista, sin embargo, está regulado por ley y no se revisa desde 2005.