Redacción Ciencia- Un equipo científico ha demostrado en macacos cangrejeros que, en el caso del trasplante de corazón, podría evitarse el uso de los fármacos inmunosupresores si se combina con un trasplante de riñón del mismo donante.
El rechazo de órganos sigue siendo una de las preocupaciones fundamentales de los pacientes trasplantados y una de las causas principales de fracaso. En la actualidad, la mayoría de las personas toman fármacos inmunosupresores para evitarlo, lo que produce numerosos efectos secundarios.
Por ello, los científicos están investigando estrategias que puedan inducir al sistema inmunitario a tolerar órganos y tejidos extraños sin necesidad de inmunosupresión.
En este nuevo trabajo publicado en la revista Science Translational Medicine, los investigadores validan un protocolo único que puede prolongar la supervivencia de los trasplantes de corazón en primates no humanos sin necesidad de inmunosupresión.
Sus estudios se basan en trabajos preclínicos anteriores que demuestran que el cotrasplante de corazón junto con riñón y médula ósea puede prevenir el rechazo del trasplante cardíaco, lo que resuelve un obstáculo de larga duración en este campo, resume la revista.
Makoto Tonsho, del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos), y su equipo probaron si el trasplante de riñón junto con corazón del mismo donante podía inducir la supervivencia a largo plazo de los corazones trasplantados.
Desarrollaron un protocolo en el que realizaban un trasplante de médula ósea una semana antes del cotrasplante de órganos, y compararon macacos que recibieron solo un trasplante de corazón con aquellos que recibieron tanto un corazón como un riñón.
Los corazones trasplantados sobrevivieron mucho más tiempo sin inmunosupresión en los trasplantes duales, en comparación con los animales que recibieron sólo corazones.
Investigaciones adicionales vincularon esta tolerancia a las estructuras linfáticas en los riñones, ricas en células T reguladoras, conocidas por sus propiedades inmunomoduladoras.
Rafael Matesanz, creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes (España), explica que además de la desproporción oferta/demanda, uno de los factores limitantes fundamentales para el desarrollo de los trasplantes, es el rechazo.
«Sigue siendo la espada de Damocles de los trasplantados y los medicamentos inmunosupresores disponibles, aparte de no conseguir evitarlo al 100 %, tienen multitud de efectos secundarios, sobre todo a largo plazo».
De ahí que una de las principales vías de investigación en la actualidad sea la consecución de un estado de ‘inmunotolerancia’: lograr que el enfermo trasplantado tolere el órgano como si fuera suyo y en consecuencia no necesite de medicamentos inmunosupresores, o bien solo en dosis bajas.
El presente artículo va en esa línea, detalla Matesanz a Science Media Centre España, una plataforma de recursos científicos para periodistas.
Lo que los autores han hecho empleando grandes simios como animal de experimentación es trasplantarles bien un corazón, o un corazón asociado a un riñón y al trasplante de médula del mismo donante. Se consiguió inducir la inmunotolerancia solo cuando se asoció el riñón al corazón trasplantado, situación en la cual los animales no experimentaron rechazo.
Para Matesanz, que no participa en la investigación, el artículo representa una aportación experimental «sin duda interesante» para entender mejor cómo afrontar la inmunotolerancia en la clínica.
El trasplante combinado corazón-riñón representa el 5 % de todos los trasplantes cardíacos en Norteamérica (en España es menor del 1 %) y por ello los autores plantean la necesidad de unos protocolos comunes que permitan profundizar en este fenómeno y mejorar resultados. EFE/lb