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Próxima b: un planeta parecido a la Tierra

Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un planeta parecido a la Tierra que orbita a su estrella, Próxima Centauri, cada once días y tiene una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida en su superficie.

Los resultados del estudio de este planeta, tan intensamente buscado y bautizado como Próxima b, se publican en la portada de Nature, en un artículo cuyos dos primeros autores son españoles: Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres, y Pedro J. Amado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA).

“Este mundo rocoso es un poco más masivo que la Tierra y es el exoplaneta más cercano a nosotros y también puede ser el planeta más cercano que pueda albergar vida fuera del Sistema Solar”, afirma en una nota de prensa el Observatorio Europeo Austral (ESO), y desde cuyos telescopios los expertos han logrado identificar al planeta.

Próxima b orbita alrededor de Próxima Centauri, una enana roja que es la estrella más cercana al Sol y la posibilidad de que exista vida en los planetas en torno a este tipo de estrellas es, a día de hoy, objeto de debate entre la comunidad científica internacional.

Posibilidades existen pero para verificarlas queda mucho trabajo por hacer y muchas horas de observación con instrumentos, incluso, que aún están por construir, explica a Efe Pedro J. Amado, científico del CSIC en el IAA y uno de los autores de este trabajo.

Hablar de vida en el nivel de conocimiento que tenemos del planeta es ir demasiado lejos” porque, entre otras cosas, para que un planeta tenga una temperatura sobre su superficie que permita agua líquida -lo que posibilita la aparición de vida al menos como la conocemos- se necesita una atmósfera que lo proteja y caliente“.

Un planeta en el “rellano de nuestra casa”

Si el nuevo planeta tuviera atmósfera con gases que produjeran efecto invernadero “sería suficiente para calentar ese poquito más que necesitaría su superficie para que el agua estuviera en estado líquido”, según Amado, quien puntualiza que también hay que demostrar, por tanto, que existe hielo en este cuerpo celeste.

“Esto son dos pasos fundamentales”, aclara Amado, para quien el hallazgo de Próxima b es “superexcitante” porque el planeta está, a escalas del universo, “ahí al lado, en el rellano de nuestra casa”.

Su estrella es muy fácil de alcanzar para el estudio, y para este trabajo se observó durante el primer trimestre de este año, además de usar datos públicos tomados en los últimos 16 años.

Las observaciones se hicieron con elespectógrafo HARPS del telescopio de 3,6 metros de ESO en La Silla (Chile) y la estrella fue monitorizada simultáneamente con otros telescopios del mundo.

Esto se hizo dentro de la campañaPale Red Dot, en la que un equipo de astrónomos, dirigido porAnglada-Escudé, buscaba elpequeño bamboleo que por la fuerza de la gravedadprovocaría en la estrella la existencia de un planeta en órbita, explica el ESO.

“Seguí revisando la consistencia de la señal todos los días durante las 60 noches de la campaña Pale Red Dot: los 10 primeros fueron prometedores, los 20 fueron consistentes con las expectativas y a los 30 días el resultado era bastante definitivo, ¡así que empezamos a redactar el artículo!”, relata Anglada-Escudé.

Primeras señales en 2013

Las primeras señales de un posible planeta se vieron en 2013, pero tal y como explicó Anglada-Escudé en una teleconferencia organizada por Nature, es ahora cuando la señal es convincente.

Los científicos combinaron datos de Pale Red Dot con observaciones anteriores de observatorios de ESO y en otros lugares, y obtuvieron “claramente un resultado verdaderamente emocionante”.

“Hemos observado que Próxima b se aleja y acerca de nosotros a unos cinco kilómetros por hora con un patrón regular cada 11,2 días”, relata Amado en una nota del prensa del CSIC.

Los datos precisan la existencia de un planeta con al menos 1,3 veces la masa terrestre que gira en torno a Próxima Centauri cada 11,2 días a una distancia de unos siete millones de kilómetros.

Se piensa que en torno al 70 % de las estrellas de nuestra galaxia son enanas rojas, como Próxima Centauri, más débiles y pequeñas que el Sol. Este tipo de estrellas presentan, además, períodos de actividad repentinos cuya señal puede confundirse con la de un planeta, según Cristina Rodríguez, del IAA y también autora.

Para excluir esta posibilidad fueron claves las observaciones hechas por el telescopio ASH2, en el observatorio SPACEOBS en San Pedro de Atacama (Chile) y operado por el IAA, agrega Rodríguez.

Proyecto de Stephen Hawking

Desde el CSIC también se recuerda que el proyecto Starshot, apadrinado por el físico británico Stephen Hawking, plantea precisamente el envío de una flota de naves minúsculas al sistema estelar triple Alfa Centauri, del que forma parte Próxima Centauri, para buscar planetas potencialmente habitables.

“En el marco de este proyecto, Próxima b constituye el único planeta que se podría visitar en el plazo de una generación”, concluye Amado, coordinador del proyecto CARMENES para la búsqueda de planetas de tipo terrestre desde el Observatorio de Calar Alto (Almería).

Por su parte, Anglada-Escudé resume: “se han encontrado muchos exoplanetas y van a descubrirse aún muchos más, pero buscar el potencial análogo de la Tierra más cercano y conseguirlo ha sido la experiencia de toda una vida para todos nosotros”.

“Historias y esfuerzos de muchas personas convergen en este descubrimiento; el resultado es también un homenaje a todos ellos. El siguiente paso es la búsqueda de vida en Próxima b”.

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