Por: Otto Martín Wolf
La selección de fútbol femenino de los Estados Unidos acaba de ganar por enésima vez el campeonato mundial, bien por ellas.
Una de las más importantes jugadoras ha declarado ser gay, o sea su sexo no es femenino, aunque su cuerpo lo sea.
La pregunta que me hago es la siguiente: Existe entonces una competencia pareja, leal si se quiere, cuando miembros de un equipo no son realmente mujeres?
El fútbol es una disciplina que requiere mucha fuerza y resistencia, acaso entonces no están en ventaja quienes no son realmente mujeres?
En la antigua Unión Soviética vestían hombres como mujeres y los enviaban a competir en lucha Grecorromana, levantamiento de pesas y otras disciplinas igual de demandantes.
Este es el momento en que debo aclarar -de nuevo- que yo estoy a favor de la diversidad sexual, cualquiera puede hacer con su vida íntima lo que desee, toda vez no perjudique a nadie.
Siempre he pensado eso y creo que es lo correcto.
Pero creo injusto que una persona -a la cual se considera mujer por sus órganos sexuales- pero que en instinto, fortaleza, etc. en realidad no lo es, participe en actividades deportivas donde, lógicamente, tiene ventaja sobre el resto de las competidoras.
Entendámonos, son mujeres que quieren ser tratadas y se comportan de manera masculina pero, entonces, deben participar en categorías femeninas?
Es justo? Piense en la actual Miss España. Es un hombre sin pene y con una vagina artificial, pero lo dejaron participar en el Miss Universo porque su contextura, mentalidad, etc. son femeninos, aunque no tenga ovarios y pueda algún día padecer de la próstata.
En el caso opuesto se trata de mujeres que por contextura, mentalidad y fortaleza son hombres, aunque no tengan pene.
Los tiempos modernos y la liberación sexual que transforma el mundo, sumado a la increíble libertad y universalidad de las comunicaciones sociales, están cambiando totalmente las reglas del “juego” si se permite llamarlo así.
Debería entonces haber competencias especiales para ese “tercer sexo?”
De momento lo veo muy remoto pero no sabemos el rumbo que puedan tomar las cosas con el transcurso del tiempo, es muy difícil predecirlo.