La vida hay que construirla sobre valores, la responsabilidad, y la palabra que obliga cuando se entrega. Lamentablemente para ciertos políticos su palabra no los compromete a nada. Ejemplo: “Quien saque más votos en las internas liderará la alianza para las generales”, acordaron las autoridades de dos partidos políticos, para después retractarse quien tenía que ceder la candidatura. No puede haber atajos para que un político obtenga el poder, porque el engaño que utiliza como ventaja no lo coloca sobre el pedestal del éxito, sino que lo expone en la letrina del fracaso. La política y la soberbia no se llevan. Presumir de contar con dos millones de votos, para terminar encaramado al autobús del adversario pidiéndole árnica, mientras deja la suerte de sus candidatos a merced de terceros que tienen sus propios intereses, muestra a los espectadores de la telenovela los dones del protagonista.
La política es una profesión de servicio, pero quien no vale para servir no sirve para mandar. Nada hay más ruin que aprovecharse de la ignorancia y necesidades del pueblo, manipulando sus emociones. Caterva de políticos que han polarizado la convivencia, manteniendo artificialmente una confrontación en la creencia que beneficiaba sus intereses mezquinos. Haciendo del insulto, la descalificación y la calumnia una herramienta de presión, hasta colocar la política al nivel de un lupanar. Político y fulana se parecen porque cambian lo físico por dinero, pero el político también entrega su alma a Satanás a cambio de poder. Sin temor de Dios, sin respeto por la dignidad del adversario, lo primero que hicieron fue volver liquido el lenguaje para evitar compromisos. De tal manera que, dependiendo de las circunstancias, lo que el político trilero dice hoy mañana puede significar algo diferente, incluso lo contrario. Se perdió el respeto por la verdad, solo importa el beneficio de la mentira maliciosa. La ética y la moralidad dejaron de ser valores piramidales para convertirse en circulares, según el enfoque. Dos ejemplos.
Uno. En 2009, algunos políticos trataron de arrastrarnos al agujero negro del socialismo del siglo XXI, dejando la sociedad polarizada y dividida. Ambas facciones esgrimieron sus derechos constitucionales para respaldar sus motivaciones y acciones: “los bolivarianos”, para implementar una constituyente y refundar Honduras; “los camisas blancas” para defender la constitución vigente. Por ocho años “los bolivarianos” llamaron a las FFAA ¡traidores! a la patria, por darles un golpe de Estado. Pero desde el 2017 cambiaron el enfoque, siguieron llamándoles ¡traidores! pero ahora por no dar un segundo golpe, derrocar al gobierno y colocarse ellos como gobierno provisional. ¡Sorpresa!, entre los que plantearon la exigencia a las FFAA se encontraban “excamisas blancas”, vividores de la lengua, que ahora se arriman al pesebre del aborto ideológico llamado “Alianza del Pueblo”, porque las cuentas no les salían. Enfermos mentales que llegaron al extremo de pedir a los militares que volviesen sus armas contra sus superiores y les disparasen, pretenden engañar al electorado para apoderarse de Honduras.
Dos. La manipulación de los estados de opinión se inicia corrompiendo el lenguaje. A las palabras se les da un significado distinto para direccionar al rebaño hasta el redil deseado. No interesa la verdad sino intoxicar la mente del receptor. Circulan reflexiones de un “excamisa blanca” titulado: ¡Se trata de Honduras!, en el texto dice: “No se trata de ideologías, se trata de Honduras. La ideología debe ser sinónimo de inversión y prosperidad para generar empleo”. ¿Detectan la manipulación? Pretenden obligar a elegir entre la ideología y Honduras, cuando ¡precisamente porque se trata de Honduras importa la ideología! Si no, probemos a cambiar la palabra “Honduras” por “Venezuela”. Entonces, en un gobierno socialista chavista, sería imposible que la ideología fuese “sinónimo de inversión y prosperidad para generar empleo”. Verborrea infumable. Estamos ante una alianza contranatural, pergeñada con nocturnidad por fracasados, que pretenden convertir a Honduras en una franquicia de Venezuela.
Los Morlocks quieren arrastrarnos al agujero negro, con la excusa de que es la única forma de sacar al Partido Nacional. ¡Falso! Tenemos una excelente alternativa al suicidio colectivo, se llama Partido Liberal. Su líder y candidato, cual Mandela hondureño, colocado por Dios en el lugar y momento preciso, ha demostrado conocimiento, capacidades, experiencia, y un compromiso generador de confianza. Ama a Honduras y no permitirá que nadie la destruya.
“Una buena cabeza y un buen corazón, son una combinación formidable”. -Nelson Mandela-