Nueva Delhi – La Policía india ha afirmado este miércoles que ha abatido a tres presuntos militantes de un grupo yihadista vinculado a Al Qaeda en la disputada región de Cachemira, a la que el pasado agosto el Gobierno indio arrebató su estatus de semiautonomía.
Los insurgentes murieron durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad indias en la noche del martes en un pueblo a unos 50 kilómetros al sur de Srinagar, la capital de verano de la Cachemira india, explicó en una rueda de prensa el jefe de la Policía de Cachemira, Dilbagh Singh.
El responsable policial identificó a uno de los abatidos como Hameed Lalhari, presunto líder del grupo Ansar Gazwat ul Hind (AGH) afiliado a Al Qaeda.
Con la muerte de Lalhari y los otros dos supuestos insurgentes, la Policía considera que la célula yihadista ha sido eliminada «por ahora».
Lalhari se hizo con el control del grupo Ansar Gazwat-ul-Hind tras la muerte de su predecesor, Zakir Musa, en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad en mayo de este año, quien se convirtió en una sensación mediática en la India tras anunciar en 2017 la creación de la célula de Al Qaeda en Cachemira.
«Lalhari se unió a la insurgencia en 2016 y ha estado involucrado en numerosas actividades terroristas. Cuando Zakir Musa fue asesinado, el mando del grupo pasó a Lalhari», puntualizó Singh.
La fuente añadió que Lalhari trató de captar a numerosos jóvenes de la región para que se unieran a la insurgencia y algunos de ellos, incluidos los dos que murieron junto a él, cayeron en su red.
«Pedimos a esos jóvenes que eligieron el camino equivocado que dejen las armas», afirmó, antes de reconocer que resulta «difícil» predecir lo que sucederá en el futuro con la red.
Decenas de miles de personas han muerto en las últimas tres décadas en el único estado de mayoría musulmana de la India, disputado por Pakistán desde la partición del subcontinente por los británicos en 1947, como consecuencia del auge de la insurgencia separatista.
La tensión en la zona y entre las dos potencias nucleares se incrementó después de que el Gobierno indio, encabezado por Narendra Modi, suprimiera en agosto su estatus especial de semiatuonomía, reconocido por la Constitución desde la fundación del país, y sometiera a la región a un bloqueo de las comunicaciones y a restricciones de derechos.
