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Palabras de muerte y silencios de vida

Pedro Gómez Nieto

Abrimos cada mañana los ojos y damos gracias a Dios por el nuevo día que nos regala para trabajar en su viña. Estamos ilusionados porque la vida nos sale al encuentro, pero lo que encontramos no son palabras de vida, sino de podredumbre y oscuridad. Vivimos tiempos donde la verdad que se defiende depende de los beneficios que proporcione, sin importar el coste que suponga. Tiempos de autocensura en palabras y obras, porque los pastores imponen a sus rebaños la verdad única. Decía Schopenhauer, filosofo, que el rebaño odia a quienes tienen la osadía de pensar por sí mismos, de tener criterio propio, algo de lo que carecen. Sociedades cuyos lideres de pacotilla modifican el significado de las palabras mientras se proclaman demócratas.

Metafóricamente, las palabras son como las maletas que transportan las ideas, los pensamientos. Desde los medios y plataformas de la comunicación, sistemáticamente nos engañan. Las maletas del político, del presentador, del cantamañanas de turno, contienen ideas diferentes a las originales que las identifican, tratando de modificar la percepción de la sociedad. Durante la legislatura y campaña electoral, la oposición, copiando la técnica del nazi Goebbels, repitieron mil veces mil que vivimos en una dictadura, pero las recientes elecciones han sido reconocidas como democráticas por todo el mundo, además, el Partido Nacional fue derrotado sin paliativos, algo imposible de suceder si esto fuera una dictadura. Solo miremos a Nicaragua. En las democracias el electorado siempre termina sacando del poder al político corrupto, pero en las dictaduras socialistas eso no es posible. Entonces, ¿cuál dictadura? La que veremos, dijo el ciego.

Por ejemplo, la libertad de expresión en Honduras es muy superior a la de países con democracias consolidadas, donde se protegen y respetan los derechos individuales. En Honduras eso no ocurre. Hipócritamente lamentamos la polarización social, pero toleramos que los medios se utilicen para difundir diatribas extremistas, palabras de muerte que alimentan el odio y promueven la confrontación, la violencia verbal y física. “Señalamientos” se ha convertido en recurrente palabra de muerte para neutralizar políticamente al adversario, pero cuyo genuino significado es inocuo. Si permitimos que a las palabras le roben su identidad, estaremos utilizando un lenguaje prostituido que distorsiona la verdad.

Es imperativo exigirle al que habla que asuma responsabilidades por lo que dice, o seguiremos en la selva sometidos a la dictadura del relativismo, argumentada desde la tolerancia. Dostoyevski advertía que la tolerancia alcanzará tal nivel coactivo que a la gente inteligente se le prohibirá pensar para no ofender a los imbéciles, quienes arrogándose derechos y libertades, presionaran para que su verdad se equipare a la del erudito. Aberración utópica porque la libertad no es un estado del individuo sino un proceso. Donde no hay cultura siempre faltará libertad. De nada vale tener libertad para volar si carecemos de alas,decía Unamuno. Las alas del conocimiento. El electorado emitió su juicio, destinos de alta responsabilidad serán ocupados por zoquetes que faltos de humildad creerán que el cargo lleva inherente la ciencia infusa necesaria para desempeñarlo. Pero el hábito no hace al monje, asegura el refranero. 

Jean Guitton, filosofo católico, en su libro “El silencio de lo esencial”, denuncia que la sociedad genera palabras de muerte buscando poder y riqueza, fama y reconocimiento, olvidándose de lo esencial para el ser humano: la verdad y la justicia, el amor y el perdón, la pobreza y el hambre, el dolor y el sacrificio, la vocación y el servicio, el respeto por el prójimo y por la vida. Radios de una rueda que convergen en el centro donde se encuentra Dios. ¿A qué Dios le reza el delincuente, el maltratador, el difamador, el corrupto que roba el dinero del pueblo? Las nuevas autoridades surgidas de las urnas juraron que erradicaran la corrupción. Es decir, que no habrá pecadores en su Administración, parece un chiste. Cuando tengamos noticias del primer caso dirán que se trata de nacionalistas infiltrados.

Palabras de muerte que destruyen las relaciones humanas, que se difunden en los medios sin pudor ni cortapisas, desde donde impunemente se pastorea al rebaño. Salvo excepciones, buscan la parte negativa de la sociedad, los antivalores, la casquería generadora de audiencia que les produce dividendos por la publicidad. El poder económico siempre ha controlado al poder político.

“Los gobiernos se convierten en los funcionarios políticos del poder económico”. José Saramago-

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