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Octubre de 1985: Las FFAA lograron sostener el orden constitucional

Tegucigalpa (Especiales Proceso Digital) – “¡Frustran golpe!”, así fue el título de la portada de diario El Heraldo aquel viernes 25 de octubre de 1985, cuando un grupo de irresponsables diputados oficialistas y afines pretendían extender dos años más el periodo de gobierno del entonces presidente Roberto Suazo Córdova. Es importante mencionar que sólo un mes después debían celebrarse nuevos comicios en Honduras.

El retorno a la democracia electorera a partir de 1981, fue un proceso lento y de acuerdos entre las élites del país. Después de una serie de gobiernos militares, corruptos, golpes de estado, traiciones. Los caudillos de los partidos tradicionales Liberal y Nacional convocaron a elecciones. El pueblo, que había estado reprimido salió a votar. Las Fuerzas Armadas se auto proclamaron vigilantes de los procesos, sin perder sus canonjías. Al ganar Roberto Suazo Córdova el proceso electoral, la cúpula allegada al poder ocupó cargos públicos, sin estar todos preparados para ello.

La portada de Diario El Heraldo del 25 de octubre de 1985.

Pero ocupándose de lo sucedido en 1985, de acuerdo con los reportes de esa época, se evitó una moción parlamentaria tendiente –en principio– a convertir el Legislativo en una Asamblea Nacional Constituyente que cambiaría a la actual junta directiva de los diputados.

La intentona estaba encaminada a suspender los artículos que prohibían la reforma a la Constitución de la República, a través de un grupo de diputados liberales y nacionalistas comandados por Roberto Echenique Salgado.

Sin embargo, una oportuna intervención del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Walter López Reyes, quien se comunicó directamente con el presidente del Congreso Nacional, Efraín Bú Girón, abortó el intento de romper el orden constitucional que se pretendía concretar.

Según las crónicas parlamentarias de la época, el general López Reyes advirtió telefónicamente a Bú Girón que iba a poner a la orden de los tribunales a los responsables de las acciones que contribuyeran a violentar normas constitucionales y que las FFAA respaldaban plenamente el proceso electoral de noviembre de 1985, es decir un mes después de esos hechos.

Advertencia del Consejo Nacional de Seguridad.

La moción, cuyo contenido no terminó de leer Echenique Salgado, iba firmada además por los diputados nacionalistas: Armando Córdova, René Bendaña, Wilfredo Bustillo, Servelio Hernández y Marco Tulio Munguía, así como los liberales Carlos Rivas García, Gustavo Simón Núñez, Arnaldo Chacón Soto, Roberto Micheletti Bain, Dilma Quezada de Martínez y Armando Bardales Paz, de acuerdo con las crónicas periodísticas de la época.

Pero en el curso de la sesión y al conocerse el descontento generalizado que la lectura produjo, los diputados Dilma Quezada, René Bendaña, Wilfredo Bustillo y Marco Tulio Munguía pidieron la palabra para retractarse por haber suscrito el proyecto de ley. Si bien, únicamente esas personas aparecieron como firmantes, el grupo golpista se jactaba de contar con el voto afirmativo de 48 congresistas, entre suazocordovistas y zuniguistas, las dos corrientes que controlaban los partidos Liberal y Nacional respectivamente.

La portada de Diario La Tribuna del 25.10.1985.

La moción de orden consignada en algunos de sus párrafos que “en la Carta Magna existen disposiciones constitucionales contradictorias que ameritan análisis, estudio y revisión. La Constitución de la República fue elaborada y emitida por una Asamblea Nacional Constituyente investida de todos los poderes del Estado y la revisión de la Carta Fundamental sólo puede corresponder a un poder de igual jerarquía”, decía la curiosa tesis de los denominados golpistas.

Concluía que “para efectos de la revisión de la Constitución este Congreso Nacional se transforme en Asamblea Nacional Constituyente con las facultades y atribuciones que corresponden a un poder constituyente derivado y que queden en suspenso los artículos 373, 374 y 375 de la Constitución”.

La sola lectura de esta moción provocó de inmediato el rechazo general de los diputados y público, los cuales lanzaron duras expresiones contra Echenique, a quien calificaron como un traidor del Partido Nacional y de la República.

El diputado nacionaista Nicolás Cruz Torres pidió la palabra para censurar la actitud de los golpistas y de improviso se fue a puñetazo limpio con Echenique a quien tenía sentado al lado, por lo que fue necesaria la intervención de la seguridad interna del Congreso Nacional para evitar se degenerara el debate.

El general López dio lección a diputados, reportaban los diarios de la época.

Una condena igual emitieron los diputados: Carlos Montoya, Mario Rivera López, Efraín Díaz Arrivillaga, Miguel Andonie Fernández, Jacobo Hernández Cruz, Héctor Sabillón Cruz y Nelson Edy Barralaga.

En medio del tumulto general, se produjo la llamada telefónica del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Walter López Reyes, quien habló con Bú Girón y Mario Rivera López para ratificarles la adhesión del cuerpo castrense a los postulados de la Constitución.

El anuncio de Bú Girón, sobre su conversación con el general López Reyes, produjo un encendido aplauso del público, el cual comenzó a recobrar la confianza en que la Constitución no sufriría mengua alguna, tal como se temía en un principio.

Los diputados oficialistas que no habían dado la cara comenzaron a pedir que la sesión se pospusiera para el día siguiente, afirmando que no había garantías de seguridad necesarias para los congresistas, pero sus deseos fueron ahogados por la rechifla general.

Con base a las versiones de algunos firmantes de la moción, sus pretensiones eran la reforma del artículo 236 que determinaba que los aspirantes a la Presidencia de la República debían ser hondureños por nacimiento e hijos de padre y madre hondureños, con lo que buscaban dejar por fuera al entonces candidato liberal José Simón Azcona, cuyos padres nacieron en España.

Así titularon los hechos de octubre de 1985.

Después de la accidentada sesión parlamentaria de aquel 25 de octubre, al grito de “queremos elecciones, no al continuismo”, centenares de capitalinos militantes de los movimientos callejista (Nacional) y azconista (Liberal), así como del Pinu realizaron una demostración de protesta frente al Poder Legislativo, adversando la supuesta prolongación del periodo electoral.

El PL resultó vencedor con la opción B en los comicios de noviembre de 1985.

De igual modo, la Conferencia Episcopal de Honduras, máxima organización de la Iglesia Católica determinó que cualquier interrupción al proceso electoral del 24 de noviembre sería funesto en la vida republicana, al tiempo que remarcaron: “Que nadie caiga en la tentación de interrumpir las elecciones”.

Fue así como, en las elecciones del 24 de noviembre de 1985, el ganador fue José Simón Azcona, pese a sacar menos votos que Rafael Leonardo Callejas. Las reglas del juego indicaban que el partido político que lograra mayor cantidad de votos sería ganador con su candidato más votado.

Azcona obtuvo 424 mil 358 votos versus 656 mil 882 votos de Callejas, pero en suma el PL logró 786 mil 594 votos contra 701 mil 406 votos del PN.

También aspiraron en el PL: Óscar Mejía Arellano, Efraín Bu Girón y Carlos Roberto Reina, mientras en el PN: Fernando Lardizabal y Juan Pablo Urrutia. Por la Democracia Cristiana, Hernán Corrales Padilla; y Enrique Aguilar Cerrato en el Pinu.

El primer Fiscal de la República, Edmundo Orellana.

Apego a la Constitución

El primer Fiscal General de la República, Edmundo Orellana recordó los acontecimientos de hace 40 años cuando un grupo de diputados pretendieron alterar el orden democrático, pero la actitud valiente de oficiales de las Fuerzas Armadas evitó ese cometido.

“Esa llamada telefónica el general López Reyes se debió al comportamiento de diputados liberales liderados por Roberto Echenique Salgado querían presentar una iniciativa de ley por medio de la cual se prorrogaba dos años más el periodo presidencial de Roberto Suazo Córdoba, o más bien se reconocía dos años más alegando que cuando asumió el poder la Constitución no estaba vigente, ya que lo había hecho con la anterior que no había sido derogada”, describió.

Ellos –prosiguió– alegaban que Suazo Córdova tenía derecho a estar seis años porque eso decía la Constitución anterior.

Rememoró que un diputado nacionalista que estaba sentado a la par de Nicolás Cruz Torres pretendió leer una iniciativa, pero éste en un acto posiblemente cívico le arrebató el documento de las manos, lo que provocó que no lo leyeran en la Cámara.

Fue ahí que el presidente del Congreso, Efraín Bu Girón recibió una llamada telefónica del general Walter López Reyes, que le planteó el problema de un supuesto golpe, a lo que el castrense le externó que se arreglaran constitucionalmente esos conflictos y se apegaran a la Constitución.

“Tanto unos como otros deseaban el apoyo de las Fuerzas Armadas, pero esto lo que dejaron claro es que actuarían con base a la Constitución y ustedes compórtense. Fue así que no prosperó el avance de Suazo Córdova. El hecho quedó como un ejemplo de cómo las FFAA sustrayéndose al tema estrictamente político-partidario lograron balancear el orden constitucional”, puntualizó.

FFAA pusieron en orden a los políticos

Germán Leitzelar, político hondureño.

El exministro de Trabajo y exdiputado hondureño, Germán Leitzelar, recordó los sucesos de mediados de los 80, donde los liberales pretendían quedarse en el poder a través de una Asamblea Constituyente.

En la crisis de 1985, el general López Reyes puso en orden a los políticos y no dio golpe de Estado y mucho menos a una acción de fuerza, recordó Leitzelar.

“En aquella oportunidad, las Fuerzas Armadas a través de un héroe nacional –Walter López Reyes– y llamo héroe porque junto a varios pilotos de la Fuerza Aérea lograron limitar la fuerza militar de El Salvador cuando afectaron el puerto de Cutuco todas las reservas de combustible que permitió que se limitara la invasión salvadoreña a Honduras en 1969”, recapituló.

Seguidamente, citó que en la crisis de 1985, el general López Reyes puso en orden a los políticos y no dio golpe de Estado y mucho menos a una acción de fuerza.

Puntualizó que luego de la celebración de elecciones el partido de gobierno se inventó la denominada “opción B” que consistía en la sumatoria de los votos por cada partido político para sacar al vencedor de la contienda con el candidato más votado a lo interno.

“Se hizo una suma de los candidatos que representaban al Partido Liberal, al igual que al Partido Nacional, y lo propio en la DC y el Pinu. Aunque Callejas derrotó a Azcona en cantidad de votos, los liberales sacaron más votos en suma y eso permitió que conquistaran por segunda vez al hilo la victoria en las urnas. Azcona relevó a Suazo Córdova”, concluyó. PD

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