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Obispo de Choluteca urge crear fuentes de trabajo en el sur de Honduras

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Tegucigalpa – El obispo de Choluteca, Guido Charbonneau, hizo un llamado a la reflexión y pidió a los alcaldes de los municipios del sur de Honduras, que antes de que se otorgue una concesión de explotación para una mina que cumplan con la Ley de la Minería.
 

El presbítero sugirió por medio de un comunicado que previo se dé una concesión se haga una consulta amplia y transparente a todas las comunidades ya que al final son muchas las localidades que se ven afectadas que beneficiadas por la minería.

Charbonneau señaló que lo sucedido en la mina artesanal de San Juan Arriba merece una reflexión más profunda de parte de todos los sectores.

Critica en el escrito que la nueva Ley de Minería no prevé el caso de las minas artesanales. Por lo que pidió al Congreso Nacional modificar la ley para asegurar ante todo la protección y la seguridad de los trabajadores de la mina.

Recordó que el año pasado otros dos mineros perdieron la vida soterrados en la misma mina.

Proceso Digital da a conocer a sus lectores el comunicado del obispo de Choluteca en el cual urgió al Gobierno y la empresa privada favorecer con otras fuentes de trabajo en esa zona.

Comunicado del Obispo de Choluteca

A raíz de la tragedia ocurrida el 2 de julio en una mina artesanal de San Juan Arriba, situada en el municipio de El Corpus, comunico lo siguiente:

Doy gracias a Dios por los mineros que lograron salir sanos y salvos de ese accidente. También lamento profundamente la desaparición de ocho mineros y extiendo mi sincero pésame a las familias dolientes. Todo el Pueblo de Dios ora por ellas, se hace solidario con ellas y les desea paz y resignación cristiana en estos momentos de dolor en que todavía no se ha hecho posible encontrar los restos mortales de sus seres queridos y darles cristiana sepultura.

A mi parecer creo que estos acontecimientos merecen una reflexión más profunda de parte de todos los sectores.

Salió a la luz pública que entre 4,000 y 5,000 personas de esa zona tienen un trabajo relacionado con la mina: así consiguen el sustento para sus familias. Aparte del rubro de la minería, ahí hay muy pocas fuentes de trabajo. Por ser una zona montañosa, la agricultura no es muy rentable. La gente se ve obligada a arriesgar su vida en la mina, por un salario que varía entre 200 y 300 lempiras diarios. En vez de emigrar o de delinquir, estos trabajadores de la mina son gente humilde que gana su vida de modo honrado y por eso merecen nuestro respeto. Urge que el gobierno y la empresa privada favorezcan otras fuentes de trabajo en esa zona.

El año pasado, dos mineros perdieron la vida soterrados en la misma mina. Entonces las autoridades suspendieron el permiso de funcionar de la mina. Sin embargo siguió operando ilegalmente, con las consecuencias que vemos ahora. De hoy en adelante, la autoridad minera tiene que velar por el cumplimiento de las medidas que ordena. Además tiene que velar por la protección y la seguridad de los trabajadores de la mina, ejerciendo un mayor control sobre esas minas artesanales.

La nueva Ley de Minería no prevé el caso de las minas artesanales. El Congreso Nacional tiene que modificar esa ley para asegurar ante todo la protección y la seguridad de los trabajadores de la mina.

Para la Iglesia católica, la persona humana es imagen de Dios. La persona vale más que todo el oro del mundo. La dignidad de cada persona debe ser protegida y defendida. Por consiguiente, la Iglesia promueve y defiende también la vida humana bajo todas sus formas. La vida humana vale más que el dinero. Lo dijo Jesús: «¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?, ¿qué precio pagará por su vida?» (Mateo 16,26).

Urge también una reflexión profunda sobre las minas a cielo abierto que traen muchas consecuencias funestas para las comunidades que viven en los alrededores de esas minas, para la salud de las personas y de los animales, para las fuentes de agua y para el medio ambiente. Dios nos dio la tierra para guardarla y cultivarla (Gen 2,15), no para destruirla. Antes de que se otorgue una concesión de explotación para una mina, pido a los alcaldes de los municipios que pertenecen a mi diócesis que cumplan la Ley de la minería, haciendo una consulta amplia y transparente a todas las comunidades que se verán afectadas por esa mina.

Finalmente, pido a Dios que nos ilumine a todos, para que busquemos la mejor manera de desarrollar nuestro país, en beneficio de todas las personas y de todas las comunidades. Se lo pedimos por intercesión de nuestra Madre, la Virgen de Suyapa.

Guido Charbonneau
Obispo de Choluteca

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