Tegucigalpa – Los hondureños están a escasas horas de acudir a las urnas para elegir un nuevo presidente y renovar el Congreso unicameral, pero hasta el momento la mayor parte de los candidatos con probabilidades de triunfar en las mismas no se compromete a reconocer los resultados de los comicios, provocando un mayor deterioro a la democracia del país.
A pesar de los constantes llamados de los organismos de la sociedad civil, poderosos gremios, así como organismos internacionales y naciones amigas y socias de que los comicios deben ser transparentes y que los actores deben reconocer el resultado de las mismas, todavía no existe un compromiso firme de los candidatos de aceptar el conteo que realice el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Hasta el momento solo el candidato presidencial Nasry Asfura del Partido Nacional se comprometió ante el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) y en sus diversas giras políticas a reconocer el resultado de las elecciones, aunque le fueran adversos.
Los demás aspirantes con opciones de triunfo no han vertido un compromiso inequívoco al respecto y han señalado que aceptarán los resultados pero condicionados a que las elecciones las consideren limpias y transparentes.
El reconocimiento del resultado es clave para que Honduras tenga una tranquilidad y se evite mayor violencia una vez que las urnas cierran el próximo 28 de noviembre.
Pérdida de calidad
La pérdida en la calidad de la democracia hondureña, que cada cuatro años se intensifica, comenzó a mediados de la primera década del presente siglo cuando los jugadores electorales rechazaron aceptar el veredicto de los votantes y reconocer al ganador de los comicios, como había venido siendo la costumbre en el gran día electoral.
A escasos seis días para los comicios, , día en que los hondureños están convocados para renovar las autoridades centrales, legislativas y legislativas, los principales candidatos se dan como ganador anticipado.
Para analistas del proceso electoral hondureño, el rechazo de los candidatos a los resultados en las últimas elecciones son situaciones que han ocurrido por la deficiencia, la falta de credibilidad y transparencia de los procesos electorales.
Y recuerdan que los comicios del 28 de noviembre van encaminados hacia una ruta en la que ya hay candidatos que advierten que no reconocerán los resultados electorales ante cualquier indicio de irregularidad que se detecte.
Antecedentes
Ocurrió en las últimas elecciones generales, hace cuatro años, cuando la Alianza de Oposición, a través de su candidato Salvador Nasralla y su coordinador Manuel Zelaya Rosales no reconocieron el triunfo del Partido Nacional, en la que Juan Orlando Hernández logró la reelección.
En esa ocasión, los resultados fueron a favor del presidente Hernández con 42.95 %, 1.53 % por encima de la Alianza de Oposición, que obtuvo un 41.42 %, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de la época.
Los últimos comicios generales fueron los más cuestionados debido a una interrupción en el sistema, que originó que la oposición política denunciará fraude ante una remontada del Partido Nacional en los votos, que le permitió quedarse en el poder.
Las elecciones generales de 2013, penúltimos comicios que también han sido denunciados por candidatos de la oposición política, que alegan que se cometió fraude, a la vez que se proclamaron los vencedores.
Juan Orlando Hernández, a través del Partido Nacional, se alzó con la victoria según los resultados oficiales, divulgados por el entonces Tribunal Supremo Electoral (TSE), con 36.89 % de los votos en total.
El segundo puesto quedó a manos de la exprimera dama Xiomara Castro por el Partido Libertad y Refundación (Libre), con 28.78 % de los votos.
En esa edición de las elecciones generales, participó por primera vez Salvador Nasralla, creando su propia institución política, el Partido Anticorrupción (PAC).
Tanto Castro como Nasralla han reiterado que fueron víctimas de fraude y que fueron los ganadores en 2013.
Error de forma
Para el analista Filadelfo Martínez la falta de aceptación de los resultados es una consecuencia del sistema electoral que ha ido deteriorándose en los últimos comicios.
“El sistema está obsoleto, ya no nos funciona y va a seguir provocando crisis en la medida que esté con este esquema en que los partidos políticos son juez y parte”, analizó.
Recordó que en el proceso de elecciones generales de 2005, fue la última vez que un candidato presidencial reconoció la derrota contra su contendor.
Martínez explicó que existe un error de forma que impide una aceptación de los resultados electorales, argumentando que los partidos políticos son contendores en las elecciones, fijan las reglas mediante el Poder Legislativo y están encargados de aplicar la ley a través del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Señaló que la tentación de la maña y manipulación ha estado presente y es lo que ha ocurrido en las últimas elecciones de Honduras.
Cada uno de los partidos quiere tener la mayor ventaja posible para poder hacer trampas para que los demás no puedan identificar, puntualizó.
Ejemplificó las enormes cantidades de denuncias que surgieron en las elecciones primarias e internas de los partidos políticos mayoritarios en marzo del 2021.
También mencionó que el proceso del nuevo Documento de Identificación Nacional (DNI) es un “tema de seguridad nacional”, pero que está en manos de las instituciones políticas, conforme a como se manejan las disputas.
El analista aconsejó que para que la credibilidad de los procesos de elecciones sea creíble, las entidades electorales deben estar fuera del alcance de la influencia del liderazgo político partidario.
“Lo que nosotros hemos estado haciendo es legitimar unos resultados que, evidentemente ha sido fraudulento, porque no hay transparencia en el conteo de los votos, la manipulación se da a la espalda de nosotros”, opinó.
Concluyó que la comunidad internacional, principalmente Estados Unidos, es quien certifica los resultados porque quiere evitar que en Honduras haya una crisis de mayor envergadura.
PD