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Niños hondureños recuerdan su día trabajando en las calles o el campo

Tegucigalpa – Muchos niños hondureños recordaron este martes su día no con festejos, sino trabajando para llevar dinero a su casa, marcados por la pobreza que afecta a más del 60 por ciento de los 9,3 millones de habitantes que tiene Honduras.

«Trabajo para ayudarle a mi mamá, no voy a la escuela. El año pasado estaba en cuarto grado», dijo a Efe uno de esos menores, que se identificó como Óscar, quien se dedica a limpiar parabrisas de vehículos en bulevares de Tegucigalpa.

«Hay días que me hago 150 lempiras (6 dólares). Es poco, pero algo le llevo a mi mamá», agregó el menor, que vive en el barrio Reparto.

Óscar, de 13 años, lamentó que «hay días que son malos» porque «la gente (…) da muy poco dinero, solo 1 lempira o 2» (de 4 a 8 centavos de dólar).

A unos 300 metros adelante, sobre el mismo bulevar en el oriente de la capital hondureña», una niña vende gomas de mascar y cuando los conductores de vehículos le dicen que no, responde: «Entonces regáleme un lempira para comer».

Su nombre es Mayra, dice que tiene 11 años, que por la mañana va a la escuela y en la tarde vende «chicles para ayudar en la casa», que se localiza en el barrio La Sosa.

Casos como los de Óscar y Mayra se multiplican en varios puntos de Tegucigalpa y otras ciudades de Honduras.

En los bulevares de Tegucigalpa también es común, debajo de un semáforo, ver a niñas haciendo malabares con dos varas cortas adornadas con cintas de colores, mientras que en otro extremo un adulto, hace lo mismo, pero subido en un monociclo y lanzando al aire tres machetes de manera simultánea.

La «competencia» a veces es mayor, porque en el mismo punto, en un semáforo en el barrio Miraflores, otro adulto, de piel cobriza, atiza un mechero soplado con la boca, a la que antes se lleva un poco de combustible, al parecer diesel.

Después de «lanzar fuego con la boca» durante unas cuatro ocasiones, saluda a los conductores de vehículos, los que no siempre le dan dinero.

El Día del niño hondureño se conmemora el 10 de septiembre, ocasión que es celebrada en escuelas y colegios públicos y privados y otras instituciones que trabajan con proyectos a favor de la niñez del país centroamericano, como las Aldeas SOS y Casa Alianza, entre otras.

Son muchos los niños que hoy han sido festejados con piñatas, tortas, visitas a restaurantes de comidas rápidas, juegos infantiles y otras actividades recreativas, pero también son muchos los que no han recibido nada.

En muchas comunidades rurales de Honduras los niños siguen siendo utilizados como fuerza laboral en actividades agrícolas como sembrar maíz, fríjoles o cortar café.

El pasado 12 de agosto, la organización World Vision lanzó una campaña de difusión contra el trabajo infantil en Honduras, donde unos 400.000 niños y adolescentes de entre 5 y 17 años trabaja, principalmente en labores agrícolas.

La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Pastoral Cáritas de Honduras, incluye la distribución de afiches y la emisión de avisos radiales y las redes sociales de Visión Mundial.

El director de World Vision en Tegucigalpa, Jorge Galeano, dijo entonces a Efe que el 13,6 % de los niños y adolescentes se ven obligados a dejar los estudios para trabajar y mantener a su familia, a veces como única fuente de ingresos del hogar.

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