Para los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes, a Napolitano la va a perseguir el legado de deportaciones que deja, luego de renunciar del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), cargo que desempeñaba desde el 2009, cuando Barack Obama asumió la presidencia de los Estados Unidos.
Otro de los récords que deja Napolitano es el mayor presupuesto utilizado en seguridad fronteriza para controlar el ingreso de indocumentados a territorio estadounidense por la frontera con México.
El DHS asegura que la mayoría de los deportados tenían antecedentes criminales, pero organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes, entre ellos Américas Voice, reiteran que entre seis y siete de cada 10 expulsados no tenían antecedentes serios que constituyeran una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
El presidente Barack Obama dijo en un comunicado que el cargo de Napolitano «ha incluido algunos de los retos más difíciles» que enfrenta el país.
«Desde el primer día, Janet ha conducido los esfuerzos de mi Administración para asegurar nuestras fronteras» y ha ejecutado medidas «para hacer nuestro sistema de inmigración más justo y coherente con nuestros valores», agregó a las agencias internacionales el mandatario estadounidense. Leer nota.
