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Muerte de adolescente latina provoca cambio de protocolo policial en Denver

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Denver (CO) – Como resultado de la muerte de la adolescente hispana Jessica Hernández en enero pasado, los agentes de la Policía de Denver no podrán disparar desde hoy contra vehículos en movimiento a menos que alguno de sus ocupantes amenace con un arma.

Los cambios en el Manual de Operaciones del Departamento de Policía de Denver (DPD) entraron en vigor este martes, aunque el entrenamiento de los uniformados para ajustarse a la nueva conducta comenzará a ofrecerse a partir del próximo lunes.

Esta modificación se produce días después de que el fiscal de Denver eximiese de cargos criminales a los oficiales Gabriel Jordan y Daniel Greene, quienes en la madrugada del pasado 26 de enero alcanzaron con cuatro disparos a Hernández, de 17 años, que estaba con otros cuatro jóvenes dentro de un automóvil.

Según el reporte oficial, el vehículo había sido reportado como robado y, cuando Jordan y Green intentaron detenerlo, Hernández aceleró en dirección a los policías, quienes abrieron fuego y ultimaron a la joven, aunque sus acompañantes resultaron ilesos.

Por medio de un comunicado, Qusair Mohamedbhai, abogado de la familia Hernández, expresó que la familia aprecia los cambios aprobados por el DPD, pero, dijo, «llegan muy tarde» para la joven.

«Si estas normas hubiesen estado vigentes en enero pasado, Jessica estaría viva», afirmó Mohamedbhai, que consideró que se trató de una «muerte prevenible».

«Jessica no hubiese muerto si los procedimientos y el entrenamiento hubiesen requerido a los oficiales de Denver actuar dentro de los límites de la Constitución de Estados Unidos y de las mejores prácticas nacionales», dijo.

El abogado dijo que la joven y sus amigos «quedaron expuestos al peligro por la decisión de los oficiales de DPD de usar fuerza mortal como su primer recurso», agregó.

El caso de Hernández se suma a otros similares ocurridos en un intervalo de meses en Denver.

En julio de 2014, un agente de la Policía de Denver abatió a Ryan Ronquillo, quien era buscado por las autoridades por un robo, cuando se encontraba dentro de su vehículo, estacionado frente a la funeraria donde en ese momento velaban a un amigo.

En noviembre de 2014, otro policía de Denver disparó contra el auto en el que estaban Joel Jurado, de 26 años, y su hermano Carlos, de 20, sospechosos de conducir ebrios. Ambos sobrevivieron, aunque con serias heridas.

Y en enero de este año, el afroamericano Sharod Kindell, de 23, resultó herido dentro de su vehículo, aparentemente robado, tras golpear con el carro al oficial que trató de detenerlo.

En estos casos, los ocupantes de los vehículos en movimiento estaban desarmados.

Estos sucesos llevaron a modificar el protocolo de actuación relacionado con vehículos, por lo que desde hoy los policías no pueden disparar contra vehículos en movimiento si no hay armasque pongan en peligro la vida de los policías.

El manual establece que en estos casos está prohibido disparar contra vehículos en movimiento porque esta actuación no impediría que éste siguiese en marcha e incapacitar al conductor puede hacer que el automóvil siga circulando sin control, lo que podría causar daños a propiedades y personas.

Sin embargo, el manual deja claro que se trata de una «regla general» y que «cada situación es única», por lo que si el vehículo es usado como «arma mortal» contra los policías los agentes podrían disparar a sus ocupantes.

La nueva regla indica claramente que estar en la trayectoria de un vehículo no es una justificación para que el uniformado dispare contra el auto o sus ocupantes.

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