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Segundo mandato del presidente Hernández sería para ampliar reformas: Hernández Alcerro

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Tegucigalpa – El ministro coordinador general de Gobierno, Jorge Ramón Hernández Alcerro, afirmó que tras la derrota electoral del 2005 el Partido Nacional aprendió la lección y apostó por la renovación, lo cual se traduce hoy con más jóvenes y mujeres involucrados en las actividades políticas, ensanchando con ello su base.

Alianza opositora es una receta para el desastre, según el coordinador general de Gobierno, Jorge Ramón Hernández Alcerro

Igualmente ajustó su doctrina y apostó por el centro reformismo, alejándose de las posiciones inmovilistas. De acuerdo a Hernández Alcerro eso significa que la respuesta que Honduras requiere no está en el individualismo ni en el estatismo, sino en promover un crecimiento económico con equidad que beneficie a los más pobres y vulnerables.

Igualmente señaló que el presidente Juan Orlando Hernández busca otro mandato a fin de completar las reformas iniciadas en el primero y que se centrarán en mejorar la salud y educación, así como y completar las inversiones en infraestructura física a fin de promover la competitividad y con ello atraer a los inversionistas que generen el empleo.

El alto funcionario comentó que no ve perspectivas para una alianza opositora, señalando que en la misma no se ve la coherencia e pronóstico que sería una receta para el desastre, imaginándose como presidente del país a Salvador Nasralla y al exmandatario Manuel Zelaya como titular del Congreso Nacional.

A continuación se reproduce un diálogo con el ministro Coordinador general Hernández Alcerro, profundo conocedor de la política en la cual ha bregado por décadas:

¿Qué lecciones dejan las recientes elecciones internas para el Partido Nacional?

Qué los cambios impulsados dentro del Partido Nacional con la incorporación de nuevos cuadros y apertura a la sociedad civil propiciados por el expresidente Ricardo Maduro Maduro desde el año 2000, luego con la renovación de la organización partidaria a partir del 2008 que impulsó el expresidente Porfirio Lobo Sosa y el posicionamiento reformista y los avances del gobierno de Juan Orlando Hernández dieron excelentes resultados el 12 de marzo. Ha sido un proceso largo. Fortalecer un partido no sucede al azar ni de un día para otro. Pero el Partido es otro hoy día.

¿El partido Nacional creció?

¡Claro! Con los datos oficiales que tenemos hoy, duplicó al Partido Liberal y triplicó a Libre. El Partido aprendió su lección con la derrota del 2005. Renovó el liderazgo, cambió de prácticas internas, ensanchó la base de votantes, cambió de organización, unió a su militancia y ejecutó un programa centro reformista.

Explíquenos ¿cómo se hizo eso?

Mire la fórmula fue sencilla, aunque no fácil: se abrió la cúpula y se amplió la base. Antes dirigían sólo los que tenían “una amplia trayectoria”, es decir ¡los viejos! Hoy el Partido tiene mayoritariamente a jóvenes en las posiciones de dirección. Hay una nueva generación. Hubo una regeneración natural que lo vigorizó. Se cambió la práctica de negociar las posiciones entre “argollas” y hoy los afiliados deciden quiénes son sus líderes y candidatos. Hay una participación masiva de las mujeres y el partido cuenta hoy con líderes nacionalistas o dirigentes vinculados con distintos sectores representativos de la sociedad. Hay raigambre social. La base del partido está constituida por jóvenes, mujeres y distintos sectores sociales antes excluidos de una activa participación política. Ese ha sido un remedio contra las divisiones internas que debilitaban el Partido.

¿Y esa posición “reformista” es de izquierda?

Nooo, es el “centro reformismo”. Es decir la combinación de realismo económico con solidaridad social. Como he dicho en otro momento, el país no necesita respuestas extraídas de una cartilla ideológica. El Partido Nacional cambió su doctrina y a mi juicio tiene que seguir comprometido con políticas y acciones que den resultados concretos, como por ejemplo recuperar la seguridad ciudadana, crear las condiciones para un crecimiento económico inclusivo, desarrollar el capital humano que permita superar los agobiantes índices de pobreza de forma sostenible, crear nuevas y mayores oportunidades de crecimiento personal para todos los hondureños y un gobierno con instituciones que funcionen, eficiente, sencillo y probo.

Hay quienes siguen anclados en el pasado y aún se ven a la izquierda o a la derecha. Esos se quedaron “colgados de la brocha” como decimos los hondureños. Yo creo en el progresismo. No en el inmovilismo ni en el materialismo dialéctico. Las sociedades deben avanzar, evolucionar, alcanzar estadios superiores de desarrollo. Ya lo decía Ramón Rosa: “Las sociedades viven, crecen y se perfeccionan bajo la influencia de las ideas.” Esa doctrina la ha puesto en práctica el presidente Hernández y por ello ha tenido éxito.

Es una forma de pensar y de actuar que de una parte admite la necesidad que tiene una sociedad de estabilidad, libertad y apertura económicas y de otra parte, reconoce como imprescindible, en un país como Honduras, la acción del Estado para crear nuevas oportunidades para todos, pero principalmente para los más pobres y más vulnerables.

Para resumirlo en una frase: la respuesta que requiere Honduras no está en el individualismo ni en el estatismo, sino en producir crecimiento económico con equidad. Ambos, crecimiento y equidad son fenómenos económico-sociales que no se dan espontáneamente. Hay que provocarlos, persiguiendo objetivos económicos y sociales de largo plazo y ejecutando las políticas de Estado que hagan posible alcanzarlos. Eso es el centro reformismo que hoy practicamos en el partido y en el gobierno.

¿Y usted cree que el Presidente seguirá alineado con esa filosofía en un segundo período?

No me cabe ninguna duda. Él está compitiendo en este proceso electoral únicamente porque va por más cambios. El  Presidente es un reformista. Sé que él piensa que en estos cuatro años sólo ha sentado las bases. Retomó el control de la seguridad ciudadana, puso orden en las finanzas públicas, creó el programa social más grande de la historia y ha reformado institución tras institución. No es poca cosa. El resultado que él obtuvo en las primarias es un reconocimiento a su determinación, valentía, trabajo incansable y a su visión. Pero como estadista su mirada al futuro no se agota el 27 de enero del año entrante. El sembró la semilla, ahora tiene que cuidar que esta plantita crezca frondosa. Que dé los frutos esperados. El Partido Nacional va por una segunda generación de reformas. No será más de lo mismo.

¿Qué reformas ve usted?

El Presidente ha hecho las reformas básicas. Las de primera generación. Ahora vienen las reformas de segunda generación que consolidan las primeras y nos permiten dar un salto hacia el futuro.

La nueva generación de reformas debe permitir pasar de las preocupaciones macroeconómicas a las respuestas micro económicas; y de los aspectos formales de la democracia a los aspectos funcionales.

Eso se logra con dos elementos básicos. El primero con tasas de crecimiento económico más altas para que la economía cree los empleos que el país demanda. El esfuerzo es realmente enorme porque hay que duplicar los niveles de la inversión privada.

El segundo es complejo porque el Estado debe mantener el clima de estabilidad macroeconómica y política alcanzado, mejorar aún más la seguridad de las personas, seguir fortaleciendo la justicia y la seguridad jurídica, hacer las transformaciones en educación y salud para que la población se incorpore productivamente a la sociedad, completar las inversiones en infraestructura física que den las condiciones de competitividad para ser atractivos para los inversionistas. Hacia esos dos grandes objetivos debemos movernos en una próxima administración. Las bases están echadas.

¿Cómo ve la Alianza? ¿Cree que sea posible entre PAC, LIBRE y el PL?

Como decía doña Gloria Lázarus: ¡la veo “como la Rosa de los Vientos”!!! Sin dirección clara. Puede ir en cualquier sentido y todos a la vez. No hay coherencia en el pensamiento ni la habrá en la acción.  Una Alianza sólo tiene sentido si hay comunidad de propósitos, una visión compartida y un liderazgo claro. Aquí no hay ni uno ni otro. Es una receta para el desastre en el país. ¿Ya pensó, Nasralla Presidente de la República, Mel Presidente del Congreso y Mauricio Presidente de la Corte Suprema? Cada quien por su lado. El país volaría en mil pedazos en pocos meses. No, no quiero ni pensarlo. ¡Me quedo con Juan Orlando!

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