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México rescata la huella de Borges a través de un ciclo en su honor

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México – La exposición «Borges en México: crónica visual y literaria», presentada hoy en la capital mexicana, abre un ciclo en honor al escritor argentino que pretende rescatar, a través de fotografías, testimonios y publicaciones, la huella que dejó en el país.
 

«Lo que sobre todo recordaba de este país era la relación con la gente que conocía», aseguró María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges (1899-1986), durante la presentación de la muestra en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, donde podrá verse a partir de mañana y hasta el próximo 2 de septiembre.

La «literatura» y la «amistad» fueron las dos bases sobre las que el autor de «El Aleph» asentó su relación con un país que visitó en tres ocasiones, 1973, 1978 y 1981, dos de ellas de la mano de Miguel Capistrán, investigador, ensayista e historiador de las letras mexicanas, quien mañana presentará la obra «Borges y México».

«La importancia de un país para él era la literatura», comentó su viuda, quien recordó que en vida no olvidó nunca su visita a los restos arqueológicos de Chichén Itzá, en la península de Yucatán.

Gracias a este programa en torno a la figura de Borges, indicó, se podrá conocer la realidad de un escritor «universal», al que «cuando le preguntaban que por qué modificaba su obra hasta tal punto que sus primeros poemas resultan difíciles de conocer», contestaba que «tenía derecho a cambiar las veces que quisiera».

Para Kodama, Borges era un «adelantado» a su tiempo, que consiguió trascender a la literatura y convertirse en «fuente de inspiración para las ciencias», hasta tal punto que sus textos han despertado el interés de físicos, matemáticos e incluso filósofos.

Recordó que su libro de cuentos «El jardín de senderos que se bifurcan» sienta las bases de Internet y del concepto «hipertexto» para referirse a textos a partir de los cuales se puede acceder a otra información, utilizado especialmente para enlazar páginas web.

No obstante, a pesar de sus numerosas cualidades, lo que más admira su viuda es «el hecho de haber sido un ser que no se traicionó a sí mismo», un hombre «libre», a lo que añadió que «si tuviera que elegir entre su obra y eso», elegiría lo segundo: «por eso mi amor sigue y es eterno».

La exposición «Borges en México: crónica visual y literaria», según adelantó la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, incluye alrededor de 70 imágenes, algunas inéditas, textos del autor, así como dibujos.

Entre las instantáneas destaca la serie fotográfica de Rogelio Cuéllar y Paulina Lavista sobre la visita que hizo en 1973, cuando se le concedió el Premio Internacional Alfonso Reyes en su primera edición, con el nombre de uno de los autores que más apreciaba.

Otras instantáneas recogen la breve visita que hizo a México en 1978 para grabar un programa con Octavio Paz en el Hotel Camino Real, así como su última estancia en el país en 1981 cuando, ya en compañía de Kodama, recibió el Premio Ollin Yoliztli.

Según Vicencio, las imágenes estarán acompañadas por fragmentos, cuentos y poemas de Borges, así como por textos y opiniones de escritores mexicanos.

Además, se exhibirá una epístola de Kodama en la que rememora los viajes que hicieron juntos por distintas ciudades europeas y su gusto compartido por viajar.

La inauguración de la muestra este martes estará precedida por la presentación del libro «Borges y México», en el que Capistrán reúne textos del argentino relativos a este país y otros que han escrito sobre él destacados autores mexicanos.

Entre los relatos que afianzan el vínculo de Borges con México, Andrés Ramírez, editor de literatura de Random House Mondadori, destacó la obra «La escritura del Dios», cuyo protagonista es un guerrero del México antiguo al que el escritor recordó en una de sus visitas al país, al pie de las pirámides de Teotihuacán.

Octavio Paz, Carlos Fuentes y Elena Poniatowska son algunos de los autores cuyos artículos se incluyen en esta publicación que recuerda cómo «México prácticamente se le atravesó a Jorge Luis Borges» y como punto de partida recuerda que «la Biblioteca Nacional, que dirigió tantos años, estaba ubicada en la calle bonaerense» que lleva el nombre de este país.


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