Tegucigalpa.- El Partido Libertad y Refundación (Libre) sigue dando tropiezos y ahondando sus fricciones internas, en donde el liderazgo de Manuel Zelaya Rosales comienza a ser disputado por algunos de sus pupilos en un intento de querer abrir espacios de participación y democratización ante un caudillo que sigue aplicando las prácticas de la política tradicional en un joven partido que comienza ya a verse viejo, cansado y desgastado.
– Mientras tanto, el partido se enreda en su patastera ideológica
Su surgimiento, producto del Acuerdo de Cartagena que permitió el retorno del ex presidente Zelaya a Honduras y la incorporación política de la resistencia en un partido político, causó mucha expectativa en el entorno político del país al grado que en su primera participación electoral logró convertirse en la segunda fuerza política del país.

El deslumbramiento, la falta de formación política, el caudillismo y las múltiples corrientes internas de diversas ideologías que nunca lograron concitar en derredor de un ideario partidario sólido, hicieron que Libre sufriera un desdibujamiento a las primeras de cambio. Se produjeron las primeras escisiones y con ello la fuga de varios de sus diputados a otros partidos o a la creación de lo que llaman una bancada independiente.
Hasta ahí, el ex presidente Manuel Zelaya había podido controlar los resquemores internos y manejar políticamente las deserciones, pero la patastera ideológica que encarna a Libre salió nuevamente a flote cuando el diputado Rasel Tomé, otrora hombre cercano al ex gobernante, anunció que había llegado el momento de hacer un cambio de rumbo en el partido para buscar un nuevo líder que manejara la bancada del partido en el parlamento.
Lo que no tiene claro Zelaya es si se postulará a la Presidencia o sostendrá la candidatura de su esposa Xiomara Castro y con ello continuar la lucha por bloquear el derecho a la reelección presidencial, como lo ha planteado.
En ese sentido los movimientos oficialistas de Libre no saben si será Mel o Xiomara su candidato presidencial.
Zelaya “conjura” asonada
Los argumentos de Tomé—que tampoco oculta sus aspiraciones presidenciales—eran que la reciente convalecencia del ex presidente Zelaya y sus constantes ausencias del parlamento a causa de su dolencia en la columna, eran motivos suficientes para refrescar la conducción en la bancada pues no siempre el liderazgo a control remoto funciona.

El diputado Tomé dijo que Libre debía replanteare sus objetivos porque había cometido muchos errores estratégicos y que de cara al próximo proceso electoral el partido debía dar muestras de fuerza y no de caprichos ni inmadurez.
Trascendió así la firma de 16 diputados de Libre que pedían una reunión de bancada para abordar varios asuntos de interés partidario, entre ellos una asonada al ex presidente Zelaya, lo que llevó a éste a reaccionar desde México, donde se reponía de una nueva operación en su columna.
Zelaya, quien goza de la fidelidad de varios diputados que a lo interno de Libre denominan “neo burgueses”, convocó a su retorno a una reunión de emergencia, mientras ganaba tiempo y lograba desbaratar la presunta asonada al hacer que cada uno de los diputados que había firmado la convocatoria para una reunión de bancada se retractaran y dejaran solo a Rasel Tomé.
48 horas fueron suficientes para que el caudillo y principal dueño de Libertad y Refundación recobrara un control aparente en el partido, pero las fricciones se ahondaron entre algunos diputados que dejando a un lado la cortesía empezaron a proferir en público agresiones verbales que luego intentaron recomponer al percatarse que esa exhibición comenzaba también a causar fricciones en sus bases.
La patastera ideológica de Libre, como en su momento la calificó el fallecido analista y filósofo, Matías Funes, comienza a hacer mella al aflorar las divergencias tanto de pensamiento como de contenido, deslizando al partido a un desgaste que podría competir con el que vive su hermano mayor: el Partido Liberal.
Inician precalentamientos

Los diputados de Libre fieles a Manuel Zelaya dijeron que ya no abordarán en público su incomodidad con el colega Tomé y desde ya apuestan a un precalentamiento electoral de cara a las elecciones internas y generales que comienzan a asomarse en el país y donde ellos, a pesar de sus diversas ideologías que profesan, confían en subsanar para mostrarse fuertes cuando toque a los hondureños elegir un nuevo gobierno.
Pero de momento, el caudillismo de Manuel Zelaya busca imponerse en un partido variopinto que busca disimular sus desavenencias denunciando componendas políticas de un sector de sus miembros con el partido en el poder, El Nacional, último que rechaza atizar la división pero disfruta que el relajo continúe porque ellos podrán gobernar en solitario, como hasta ahora.

Indicó que el proceso es complejo, ya que se tienen que integrar las planillas de aspirantes a alcaldes y diputados, además de los aspirantes presidenciales.
El exmandatario recordó que Libre nació producto de los Acuerdos de Cartagena y que la institución política más que un partido es un proceso.
Reclamó que se implementen las reformas electorales antes de acudir a los comicios y en ese sentido exigen que se les otorgue una posición en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).
Libertad y Refundación luce así un partido que repite las viejas mañas del bipartidismo político de discursos democratizadores hacia afuera, pero a lo interno, prevalecen sus posturas de centralización y concentración de poder, bajo el argumento que si ceden o se abren un poco, se debilitan. Son partidos que no entienden los nuevos conceptos de transformación y redistribución del poder para rescatar las llamadas democracias en tensión.