Madrid – El ruso Daniil Medvedev, quinto cabeza de serie, minusvaloró la capacidad de resistencia física y mental del estadounidense Learner Tien y fue apeado del Abierto de Australia en segunda ronda por 6-3, 7-6 (4), 6-7 (8), 1-6 y 7-6 (7), tras perder y enderezar el rumbo en varias ocasiones hasta la derrota final.
Tien tuvo su día, su gran día, pero el resultado no deja de ser un fiasco en la carrera de moscovita, finalista el año pasado, humillado en un escenario principal por un jugador alejado de la élite del tenis (121 ATP), pero que a sus 19 años mostró este jueves en Melbourne mejor cabeza que su rival.
Fueron cinco horas de partido que los jugadores acabaron exhaustos y acalambrados.
Medvedev jugó con fuego durante todo el choque, se quemó sin remedio en los dos primeros sets, en el tercero tuvo la fortuna de salvar un punto de partido, alcanzó su pico de juego en el cuarto y volvió a verse cara a cara con sus lagunas en el quinto, que se decidió en el superdesempate.
Todo ello aderezado con sus habituales muestras de desconsideración hacia el público, el árbitro y el rival, que le costaron varios avisos en los primeros parciales.
El ruso hizo poco en el primer set por demostrar su superioridad ante Tien, al que entregó su servicio en dos ocasiones.
El segundo fue un desbarajuste, con cuatro ‘breaks’ por cabeza y un desempate favorable al estadounidense en el que Medvedev nunca fue por delante.
Tien, un zurdo capaz de devolver casi todo, tampoco se acobardó tras ceder su saque en el tercero. Lo recuperó de inmediato (4-4), ganó en blanco sus dos siguientes servicios y forzó un nuevo ‘tie-break’.
Con un temple impropio de su edad y de su escasa experiencia en tan altas instancias, Tien aguantó largos peloteos sin inmutarse, tuvo un punto de partido que Medvedev esquivó con un ‘ace’ y perdió el set con una bola que se estrelló contra la cinta. Después de tres horas, el moscovita atisbó una rendija para pasar de ronda y cambió de actitud.
Centrado solo en el juego, se liberó con un 5-0 que llevó a su rival a un bloqueo mental del que ya no salió en esa manga (6-1). Los peloteos que antes había sobrellevado Tien con paciencia se le hicieron eternos. Enfrente, Medvedev se sintió cómodo con la situación y entendió que era el momento de reforzar sus ataques.
De 20 errores no forzados en el segundo set y 19 en el tercero, el ruso pasó a solo siete en el cuarto.
No se habían terminado las sorpresas. Quince juegos después, el californiano volvió a lograr una rotura. Pero Medvedev contestó con otra. Y, para rizar el rizo, con 5-5 y 15-15 empezó a llover y el partido se interrumpió para desplegar el techo.
En la reanudación, el revés cruzado del ruso le dio dos bolas de rotura y aprovechó la primera con un derechazo que forzó el error de su oponente. Sacó luego para ganar y perdió. El partido no podía tener otro final que un superdesempate.
La igualdad se mantuvo hasta el 7-7, tras alternativas para ambos. Un derechazo de Tien le puso 8-7 y con dos saques por delante. Medvedev falló y le regaló otra bola de partido. El americano sacó con efecto y el ruso restó largo. Ganó quien más lo mereció y quien más trabajó por ello. Medvedev midió mal las fuerzas propias y la de su rival y fue castigado por ello. EFE