Maximizar áreas verdes en áreas construidas

José S. Azcona

Los problemas ambientales de las ciudades (incluyendo contaminación y calor excesivo), además de los generales producto de las oscilaciones y el cambio climático, se derivan en gran medida por la necesidad de sustituir una capa vegetal natural por los elementos de la vida urbana.  El pavimento, áreas descombradas y los techos de diferentes materiales se calientan más que la vegetación natural con el sol.  Si a esto le sumamos el efecto de la contaminación, vemos que el aire es bastante menos salubre que el natural, y hay una temperatura más alta. 

Los efectos de estos son múltiples: las facturas energéticas aumentan por la necesidad del aire acondicionado, las partículas contaminantes producen problemas de salud, y el clima pierde su frescura natural y la ciudad la estética que da la vegetación, mientras que los animales que anteriormente vivían se quedan sin sus hogares.

Hay diferentes medidas para contrarrestar estos problemas, pero me quiero concentrar en las que refieren al manejo de construcciones nuevas y existentes. Basado en la experiencia y el estudio se pueden tomar acciones para salvar la mayor cantidad de elementos de vegetación natural, plantar y hacer crecer sustitutos, y utilizar superficies verticales y horizontales para crear nuevos elementos verdes.

Lo primero es diseñar dentro de lo posible conservar la mayor proporción de capa vegetal natural. Se discrimina en contra de la vegetación originaria, considerándola “monte” cuándo esta es nativa y es el hábitat natural de los animales de la zona. Los reglamentos municipales generalmente solo exigen áreas de esparcimiento externas coma exigir un mínimo de vegetación; esto puede ser solventado vía norma, y en su defecto por el compromiso voluntario de los desarrolladores de maximizar la vegetación en los espacios públicos.

A esto se le puede adicionar conservar la mayor cantidad de árboles posibles (aunque no fuesen nativos) considerándolos en el diseño, o trasplantándolos a la posición más cercana posible. Nuestra experiencia es que árboles sanos de mediano tamaño se pueden trasplantar con un 70 o 80% de efectividad en salvarlos.

Se debe dar preferencia a las áreas vegetadas en los diseños, siendo además, generalmente más económico. Un área verde con vegetación adaptada a la zona que requiere poco riego y mantenimiento es económicamente competitiva con una acera o zona pavimentada, y más agradable para los usuarios. Aún donde se deben proveer losas o elementos estructurales, se puede maximizar la cantidad de jardines que se construyen sobre las mismas. Europa nos da muchos ejemplos de parques y áreas verdes bajo los que se han construido estacionamientos subterráneos, reconstruyendo de forma íntegra la vegetación y elementos del parque sobre los mismos.

En los techos de las edificaciones, si la estructura lo permite, se pueden poner elementos de vegetación, ya que esta es el área con mayor exposición al sol. También equipar balcones y terrazas de plantas áreas pueden contribuir. Las paredes que no son para espacios privados (especialmente en estacionamientos) se pueden utilizar para paredes verdes.  Por medio de prueba y error hemos descubierto especies que se adaptan y crecen robustamente con un mínimo de mantenimiento. Estas paredes pueden agregar cantidades de vegetación aún superiores a las que había naturalmente en el sitio.

En las aceras públicas, se debe respetar la franja verde y más bien utilizarla para sembrar árboles. Estos, aunque deben de ser especies que no afecten con sus raíces las calles y las construcciones, magnifican el efecto de la cubierta vegetal. Con árboles dando sombra se mitiga el efecto de las calles, que son un aportante considerable al calentamiento.

Es difícil detener el avance de la urbanización, pero sí podemos tomar medidas tanto de forma voluntaria como con normas implementadas por la autoridad para detener y revertir la pérdida de vegetación urbana.

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