spot_img

Martín Baide Urmeneta, una alegría caminando por la ciudad

Por:

Compartir esta noticia:

Tegucigalpa.- Así lo definen sus amigos, familiares y colegas que no terminan de entender cómo, uno de los periodistas más destacados del país, partió a lo ignoto llevándose consigo su sonrisa, su humor, su talento y la caballerosidad y respeto hacia los demás que siempre le caracterizó.
 

Se trata del periodista y abogado, Martin Baide Urmeneta, cuyos restos llegan este jueves a Tegucigalpa, procedente de Miami, Estados Unidos, para un corto velatorio y un homenaje de la sociedad hondureña. Posteriormente será incinerado en San Pedro Sula para retornar a Miami donde reposará en un camposanto de esa ciudad estadounidense, se informó.

Murió justo el día en que también el mundo lloró la partida del célebre escritor y periodista colombiano, Gabriel García Márquez, un jueves santo, en la época de la cuaresma de la semana mayor.

Los reportes de sus familiares indican que el periodista hondureño Martin Baide se encontraba de vacaciones en Miami, Estados Unidos, donde reside la mayor parte de su familia. Almorzaba con su esposa cuando le sobrevino un fulminante infarto.

Se fue así de repente, sin avisar, sin tiempo para nada. Su muerte súbita dicen que es una de las mejores formas de morir, sin sobresaltos ni sufrimientos, aunque él quizá hasta en el último suspiro seguro esbozó alguna sonrisa para irse en paz, como vivía consigo mismo y con los demás.

Quienes le conocieron lo definen como “la alegría caminando por la ciudad. Era amigo hasta la muerte de sus amigos, tenía un buen sentido del humor y le encantaba la música”.

Eso expresa a Proceso Digital un conmovido German Reyes, catedrático universitario y corresponsal en Honduras de la agencia española Efe. Reyes conoció de cerca a Martin Baide desde la época en que los reporteros de radio tenían que llevar 10 noticias diarias y al menos dos entrevistas como parte de su labor informativa.

Como un gremialista, Martin Baide Urmeneta siempre mostró su inconformidad por los bajos salarios que le pagan a los periodistas, “muchas veces hasta se ofendió por ello porque siempre luchó y soñó con que los periodistas tuviéramos un retiro digno y una jubilación decorosa”, recordó Reyes.

Un buen mediador en la transición

Para muchos, Martin Baide fue un digno representante de la transición que vivió el periodismo hondureño de la era de los autodidactas a la de los profesionales universitarios.

“En su condición de líder gremialista en el Colegio de Periodistas de Honduras fomentó el entendimiento entre los egresados de la Escuela de Periodismo (de la UNAH) y los colegas autodidactas. Hubo algunas discrepancias, pero en general se abogó por una integración del gremio periodístico”, relata a Proceso Digital, el destacado periodista, Juan Ramón Durán, ex director de la Escuela de Periodismo y egresado de esa generación de periodistas universitarios de Honduras.

“Martín fue un excelente periodista y forjó una trayectoria profesional muy brillante, ya que alcanzó cargos ejecutivos en varios periódicos y emisoras de radio del país. Tenía a flor de piel un humorismo natural que le daba una personalidad grata y amable”, recuerda Durán.

Esa transición del periodismo hondureño que aún no termina de rescatar la historia de este país, indica que Martin Baide Urmeneta la asumió con mucha naturalidad porque muchos de los periodistas universitarios ya eran sus amigos y compañeros en la búsqueda diaria de la información.

Martin Baide fue junto al extinto periodista Gerardo Alfredo Medrano, Freddy Cuevas Bustillo, Adán Elvir, Armando Cerrato y otros destacados periodistas, pioneros en la fundación del Colegio de Periodistas de Honduras. Fue presidente de ese ente gremial, al igual que de la Asociación de Prensa Hondureña (APH).

¡Hizo viajar por carretera a Gabriel!

Uno de los rasgos que todo mundo destaca de Martin Baide Urmeneta fue su humor. Las anécdotas brotan a flor de piel entre quienes le conocieron y trataron, dicen que él las exageraba tanto que terminaban “convirtiéndose en historias cómicas”.

Una de ellas se remonta a 1977, cuando el entonces jefe de Estado de Honduras, el extinto general Juan Alberto Melgar Castro, fue a Guatemala a visitar al presidente de ese país, KjellEugenio Laugerud García, quien falleció en el 2009.

Los colegas de los medios privados y de la entonces Secretaría de Cultura, Turismo e Información (Sectin), entre ellos Martin Baide, viajaron en un avión DC-3 de la Fuerza Aérea Hondureña, el cual, cuando despegaba de regreso a Tegucigalpa, comenzó a coger fuego en el motor derecho.

Ante ello, el general Melgar ordenó que la mayoría de los periodistas de los medios privados, entre ellos el recién fallecido José Trinidad Murillo, se vinieran en un vuelo comercial de Sahsa y que el resto esperara otro avión de la fuerza aérea.

En ese segundo vuelo, venía Martin Baide, German Reyes y Gabriel García Ardón, entre otros periodistas.

“Cuando sobrevolábamos la región occidental del país, el avión fue sacudido por fuertes vientos en varias ocasiones, lo que le causó pánico a Gabriel García Ardón, quien no paraba de rezar, mientras otros colegas asustados, guardaban silencio, pero Martín no dejaba de molestar a Gabriel diciéndole entre otras cosas que le “había llegado la hora” de morirse, porque aquel avión se iba a caer sin que nadie pudiera encontrarlo en las montañas de Lempira”, recuerda German Reyes.

“Algunos gozábamos a carcajadas de las ocurrencias de Martín y el nerviosismo de Gabriel, quien al llegar a Tegucigalpa, comenzó a saltar al bajarse del avión, gritando de alegría que “aquí es bueno estar porque no me caigo” y diciéndoles groserías a Martín por lo que le hizo en pleno vuelo”, agrega.

“No brinques tanto, que Melgar ha ordenado que te lleven a San Pedro Sula (donde ya residía Gabriel) en otro avión”, le ripostaba Martín entre la hilaridad de todos los que veníamos en el avión”, acota.

Ante tal presagio, el periodista Gabriel García Ardón optó por irse a San Pedro Sula por carretera y la anécdota quedó en el recuerdo de quienes junto a Martín Baide vivieron esa y otras tantas experiencias propias de la profesión.

Se apaga una voz brillante

Hoy que sus restos serán velados por unas horas en una funeraria capitalina, sus amigos, colegas y parientes recordarán también sus anécdotas y sus preocupaciones por un mejor país y un periodismo más profesional y riguroso.

Uno de sus amigos, el director del Diario La Tribuna, Adán Elvir, ha dejado entrever a sus colegas el pesar por la muerte de Martin Baide, pues juntos se reunían para debatir de leyes, de justicia, de periodismo y otros temas de interés, además de compartir entre viejos amigos que han dado mucho al periodismo hondureño.

Al momento de su deceso, el periodista Martin Baide conducía un programa en la estación radial ABC del también colega, abogado y amigo, Rodrigo Wong Arévalo, quien le llamó para acompañarle en esa nueva travesía comunicacional.

Es que el periodismo y la abogacía eran para él un vicio, al grado de decir en una entrevista hecha recientemente por La Tribuna que se consideraba un “bígamo” porque su amor y su pasión profesional estaba dividida entre el periodismo y la abogacía.

En ambas profesiones, Martín Baide Urmeneta destacó con mucha responsabilidad y profesionalismo, porque en su campo fue siempre una persona muy seria que encaró los retos de sus carreras a la altura de las circunstancias.

Las páginas del periodismo hondureño cierran un capítulo en esa historia donde sus principales protagonistas deben “vivir para contarla”.

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img