Tegucigalpa/Washington – Los adolescentes de entre 13 a los 15 años, en Honduras, El Salvador y Guatemala, son blanco de maras o pandillas criminales que los obligan a realizar labores cada vez más violentas, indicó este miércoles la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe «Crimen organizado y derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes: desafíos y acciones estatales en el norte de Centroamérica».
Esos grupos delincuenciales suelen reclutar a jóvenes de corta edad para aprovecharse de la inimputabilidad de menores de 13 años en Guatemala y 12 años en Honduras y El Salvador, refiere el informe que analiza el accionar del crimen organizado y su impacto sobre los derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, desde una perspectiva regional.
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La CIDH identifica que en estos tres países el crimen organizado toma una de sus formas más violentas en las maras o pandillas criminales, representando una situación especial de riesgo a violaciones de derechos, incorporando y naturalizando la violencia, y viendo limitadas sus oportunidades de desarrollo para este grupo vulnerable.
Las maras y pandillas se dedican a diversas actividades ilícitas que abarcan, entre otras, tráfico de drogas, trata y tráfico de personas, explotación laboral y sexual, tráfico de armas, robos, y extorsiones.
Las zonas más afectadas por su accionar son áreas periféricas caracterizadas por el acceso limitado a servicios básicos, la falta de oportunidades y la escasa presencia del Estado.
En el informe, la Comisión advirtió que los Estados han priorizado la respuesta punitiva y retributiva a través del sistema penal y de la privación de la libertad, en detrimento de los programas para su reinserción social, impulsando medidas que buscan rebajar la edad de responsabilidad penal y el incremento de la duración de las penas de privación de libertad de personas menos de 18 años infractoras de las normas penales.
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La CIDH afirma que constata que el contexto de violencia creado por el crimen organizado también afectaría de manera particular a la población joven. “Las limitadas oportunidades de educación, de empleo, de servicios sociales y de salud crean impedimentos para el desarrollo de sus proyectos de vida, lo cual frena su transición a la vida adulta y distorsiona su progreso”, refiere el informe.
Informe
El informe se estructura en cinco capítulos, analizando en el primer apartado, la situación de los derechos de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el contexto de inseguridad y violencia en los países del norte de Centroamérica.
En el segundo capítulo se procede a un estudio sobre las diversas formas de violencia y discriminación vinculadas con el crimen organizado a las que se esta población se encuentra expuesta.
El tercer capítulo aborda las respuestas y obligaciones de los Estados ante la criminalidad organizada desde una perspectiva de derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes y en el cuarto capítulo presenta observaciones y recomendaciones para garantizar a esta población su derecho a vivir una vida libre de violencia en estos contextos.
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Entre las recomendaciones del informe destacan: preparar y adecuar los sistemas de protección urgente y cautelar del Estado para responder diligentemente a los riesgos reales e inmediatos que puedan generar que este grupo poblacional sean objeto de vulneraciones a sus derechos por la acción del crimen organizado, maras o pandillas.
Asimismo, señala que se deben establecer programas efectivos que busquen neutralizar el reclutamiento forzado de esta población; elevar la edad mínima para la consideración de la responsabilidad penal entre los 14 y 16 años e incluir en los programas de reinserción social el acompañamiento y tratamientos relativos a la salud mental de niñas, niños, adolescentes y jóvenes desvinculados del crimen organizado.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. VC