El guancasco, una ancestral tradición que conjuga lo religioso con actos festivos y de origen criollo, es un encuentro y una rúbrica de amistad y solidaridad entre los habitantes de Ilama, Chinda y Gualala, en Santa Bárbara.
La fiesta es magnífica. La procesión desfila desde Ilama hasta Gualala y es acompañada de pólvora. Los cohetes de vara larga suenan y se confunden con la música de “caramba”, un instrumento indígena. También las marimbas alegran la ocasión. Este año el evento fue acompañado por una banda musical de Ajuterique que fue ofrecida por las autoridades municipales de la central Comayagua.
Los alcaldes de Ilama y Gualala, junto a autoridades de Chinda acompañan la romería, ellos portan la vara alta, símbolo de autoridad y de su deseo supremo de paz entre los pueblos.
Antes de llegar a Gualala, el Cristo Negro ha visitado, en el preludio, poblados rurales que conforman Ilama, una localidad denomina antes Ilamatepeque, como lo refiere en su obra Ramón Amaya Amador al escribir la historia de Cipriano y Doroteo Cano, dos soldados de Francisco Morazán, a los que pobladores calificaron de brujos y a los que fusilaron luego de un juicio que involucró a toda la comunidad.
El guncasco concluye con la gran fiesta. Previo y en cada visita del Cristo Negro se han permitido celebraciones y rituales en los pequeños poblados de tierra adentro.
Otra imagen del Cristo Negro, ubicada en la Iglesia de Gualala, es venerada por los visitantes que llegan a agradecer los milagros y favores concedidos. También desfilan enfermos y pobladores afligidos que requieren de la protección y el favor de su santo.
El festejo, acompañado además de comidas a base de maíz, especialmente de chilate, una especie de atol que se elabora de maíz blanco, una bebida densa y un tanto insípida, que es contrastada con sus acompañantes de dulce de papaya, banano o naranja.
Es después de la misa en Gualala, cuando el alcalde de ese municipio brinda junto al pueblo con el chilate.
El maíz es parte de la gastronomía tradicional, alimento primario en la región. Por eso los pobladores piden al Cristo Negro cosechas abundantes. Hacen un círculo de fuego en el suelo y elevan plegarias al tradicional dios maya del maíz.
El guancasco es sincrético y transita entre lo pagano y lo religioso. Los pobladores de la región básicamente son católicos por eso ellos en su celebración, además de rendir tributo al Cristo Negro, elevan plegarias a la virgen de Lourdes, patrona de Ilama y a la virgen de Los Ángeles, señora de Chinda.
Ilama, Chinda y Gualala son municipios con enorme tradición religiosa. Son reductos de la cultura indígena hondureña, pero el abandono les ha lacerado y la pobreza que afrontan es extrema.
La belleza natural de estas localidades se conjuga con su ocupación en el cultivo de la pimienta, el café y el junco.
En Ilama y Gualala, especialmente, las mujeres son expertas en tejer fina y laboriosamente hermosos objetos de junco. Esa es una base sustancial de su economía. También trabajan la palma.
Los hombres se dedican a la labranza, aunque la migración hacia Estados Unidos se ha incrementado en los últimos años.