«Queremos ser protagonistas y no meros espectadores en los teatros en los que se deciden las perspectivas de bienestar y prosperidad para nuestros pueblos», manifestó el gobernante en la apertura de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) sobre Cooperación y Desarrollo, en el balneario de Costa do Sauípe.
Ante los jefes de Estado y de Gobierno participantes, Lula subrayó: «solo superaremos los desafíos de la integración y el desarrollo si asumimos nuestra vocación latinoamericana y caribeña».
Lula se refirió en concreto a la crisis internacional y reiteró que los países de la región no son los culpables del terremoto que en los últimos meses ha sacudido a los mercados financieros y se ha extendido a la economía real en todo el mundo.
«En medio de una crisis internacional sin precedentes nuestros países no son parte del problema, pueden y deben ser parte de la solución», expresó.
«Nuestros países dieron en los últimos años pasos importantes en dirección al crecimiento sustentable y la estabilidad económica. Es inadmisible que nuestras legítimas expectativas sean ahora frustradas», dijo sobre la crisis mundial.
De la misma forma, reiteró las demandas de mayor transparencia en los organismos que regulan el sistema financiero mundial y abogó porque no se levanten barreras proteccionistas que perjudiquen el comercio mundial.
Lula definió el actual como «un momento extraordinario» para el debate y recordó que «es la primera vez en dos siglos (de independencia) que la región une sus fuerzas».
Antes «mirábamos para lejos en busca de soluciones que muchas veces estaban a la mano», apuntó.
Al hablar de la cumbre inaugurada hoy, el mandatario manifestó que la región tiene muchos desafíos, entre los que mencionó, además de la crisis financiera, la energética, alimentaria y ambiental.
«La incertidumbre que el mundo vive hace más urgente la conjugación de esfuerzos», expresó el presidente brasileño, para quien los diferentes mecanismos de integración existentes en la región y que la cumbre aspira a coordinar «ofrecen un sólido punto de partida».
Por su parte, el jefe de Estado hondureño, Manuel Zelaya, que intervino después de Lula, abogó por la necesidad de democratizar el Consejo de Seguridad de la ONU y el sistema monetario mundial, con el objetivo de erradicar el «fundamentalismo mercantil» de las sociedades actuales.
Al subrayar la importancia histórica de la cumbre de América Latina y el Caribe, se pronunció a favor de que las relaciones internacionales se basen en el respeto y de que el Estado recupere el papel fundamental de «velar» por la sociedad.