Castro llegó al Palacio de Planalto poco antes de las 12.00 hora local (14.00 GMT) y pasó revista a un batallón de los «Dragones de la Independencia», regimiento histórico y guardia de honor de la Presidencia brasileña.
Lula esperó al general Castro en lo alto de una rampa que conduce al interior de palacio, donde ambos presidentes escucharon los himnos cubano y brasileño en medio de salvas de cañonazos.
Luego posaron para los fotógrafos y Raúl Castro le comentó a Lula que harían «como los políticos de la Unión Europea, que se dan la mano y sonríen (ante la prensa), pero no tienen las relaciones fraternas» que ambos tienen.
La ceremonia se prolongó durante unos quince minutos e incluyó un saludo de ambos presidentes a un numeroso grupo de niños de escuelas públicas que ondeaban banderas de Brasil y de Cuba, con los que posaron para algunas fotografías.
A continuación iniciaron una reunión de trabajo, en la que Lula y Castro tienen previsto discutir asuntos de interés común, centrados especialmente en economía y comercio.
Posteriormente. Lula ofrecerá un almuerzo en honor a Castro en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, que supondrá el último acto oficial de la visita del líder cubano.
También con ese almuerzo concluirán las actividades del primer viaje de Castro al exterior desde que asumió el poder, en febrero pasado, en lugar de su hermano Fidel.
El general Castro llegó el sábado pasado a Caracas y entre el lunes y el miércoles participó en las cumbres del Mercosur, del Grupo de Río y de América Latina y el Caribe, que se celebraron en el balneario brasileño de Costa do Sauípe.
Su regreso a La Habana está previsto para hoy mismo, desde la capital brasileña.
