Por: Arabesca Sánchez
Esta semana ha estado marcada por la introducción a la discusión nacional del tema sobre la situación que atraviesa el sistema educativo nacional, teniendo como punto focal la preocupación de asociaciones de padres de familia y docentes sobre las condiciones en que actualmente se educan los niños y jóvenes y si podrán salvar el año escolar.
Hemos escuchado desde algunos espacios mediáticos y virtuales a las autoridades de la Secretaria de Educación plantear las vías alternativas con que cuenta actualmente el sistema educativo para hacer frente al programa anual educativo 2020 durante la cuarentena que ha obligado el cierre total de los centros educativos; así sobresalen, la incorporación de la tecnología como principal medio de educación a distancia no presencial que ya utilizaban algunos programas educativos desde hace algunos años.
También ha surgido como novedad la incorporación de medios televisivos que se han solidarizado con los educandos y educadores poniendo a su disposición espacios para que los valientes docentes desarrollen su clase de acuerdo con los planes de estudios estratificados por grado, así los hemos visto ejerciendo con mucha pasión su labor de maestros por tal de atender a sus alumnos, -un alumno que hoy está detrás de la pantalla- por su bien y bioseguridad.
Otro canal que ha servido de difusión del saber, han sido los medios radiales que nos han vuelto a recordar aquellos programas de educación para todos – ¿recuerdan aquellas jordanas de alfabetización que llevaban la luz del conocimiento a los necesitados? – pues esos espacios se han vuelto a activar ahora de forma generalizada.
Estos tres mecanismos auxiliares de la educación han resultado ser sin duda muy valiosos en estos tiempos, pero también debemos de reconocer que no todos han tenido todas las facilidades para acceder a cualquiera de estos medios -por distintas razones, entre las que puntean las económicas y acceso a computadoras y/o tecnologías-.
Todos estos aspectos han sido discutidos y han sido motivos de reflexión de muchos dentro de la comunidad educativa, sin embargo, además existen otras preocupaciones como la valoración de condiciones adecuadas para plantearse siquiera una reapertura del sector, entendiendo que es deber de cada adulto de este país la protección de los más pequeños que necesitan ahora más que nunca que se establezcan ambientes en donde puedan educarse sin amenazas a su salud y su seguridad.
Entre los aspectos ambientales se identifican los de limpieza y reparación de la infraestructura, colocación de dispensadores del material de bioseguridad, aseguramiento de acceso al agua en cada centro, distribución de espacios físicos en relación con el número de pupitres en cada aula -a dos metros de distanciamiento uno del otro- y jornadas de trabajo presencial y semipresencial; al igual que la distribución de uso de patios y jardines.
Además, se suman aspectos de bioseguridad como uso de mascarillas y monitoreo de temperatura en la comunidad educativa, así se han ido desvelando tantos temas a considerar antes de tomar una decisión tan importante para la educación de la niñez y la juventud que definitivamente deben ser decisiones tomadas a la luz del conocimiento informado.
Por ello, he querido acercar a ustedes los tres filtros de la reapertura de escuelas con que el Centro de Control de Enfermedades (CDC) ha provisto para los tomadores de decisión -padres de familia, docentes y autoridades- así, a continuación, se detallan, para su reflexión, los tres filtros siguientes:
Primer filtro, Si está usted considerando la apertura escolar verifique ¿si existen órdenes de apertura oficiales por parte de autoridades centrales o locales? Esta la comunidad educativa preparada para proteger a educandos y educadores que sufren de condiciones preexistentes de riesgo a su salud? ¿Está el centro escolar en condiciones de realizar evaluaciones y chequeos a educandos y educadores para detectar síntomas tempranos de exposición? Si la respuesta a estas preguntas es no, entonces no se debe considerar la reapertura; y si la respuesta es afirmativa, entonces puede comenzar a aplicar el siguiente filtro.
Segundo filtro, se debe valorar si ¿se han establecido las medidas de salud y seguridad recomendadas? Revisando si se incorporaron las prácticas de higiene saludables, lavado de manos, uso de mascarillas, desinfección de establecimientos, distanciamiento físico, desinfección de canales de ventilación, distribución de grupos reducidos en espacios -aulas y jardines- limitar mezcla de grupos -si fuera posible- monitoreo de niños para mantener distanciamiento mientras juegan, procedimientos orientados a evitar compartir objetos -útiles, juguetes, suministros y equipos- y finalmente la capacitación de docentes sobre los protocolos de bioseguridad. Si la respuesta a estos aspectos es negativa, entonces deben de aplicarse de inmediato las medidas de prevención; y si la respuesta a esto es afirmativa, entonces puede ir al siguiente filtro.
Tercer y último filtro valoren si ¿existe un monitoreo en funcionamiento? Para estar seguros debe considerarse la implementación de medios para revisar los signos o síntomas en educandos y educadores todos los días a la entrada del centro educativo, -tales como toma de temperatura- realizar breves entrevistas sobre visitas a lugares en donde existen altos índices de transmisión, invitar a quienes presentan signos o síntomas a buscar ayuda médica y quedarse en casa, plan de contingencia en caso de que se enferme alguien en el centro educativo, establecer una mesa de prevención y apoyo compuesta por representantes de padres de familia, docentes y autoridades del centro escolar – quienes tendrán que estar formados en casos de emergencia-, dar seguimiento a casos de ausentismo de educandos y educadores -formar grupos de suplentes en caso de ser necesario- y finalmente establecer canales de atención de emergencias con las autoridades de salud y centros de salud más cercanos. Si las respuestas han sido negativas, entonces debe de aplicarse inmediatamente este monitoreo, y si la respuesta es afirmativa, entonces es posible plantearse la reapertura gradual de estos espacios educativos.
En conclusión, podemos decir que el regreso a clases presenciales está condicionado por el nivel de responsabilidad y disciplina, pero sobre todo del sacrificio que la propia comunidad educativa esté dispuesta a realizar durante estos tiempos de adversidad; pero también del firme compromiso del propio sistema de educación hondureño para asegurar estas condiciones aquí planteadas. -Quedan aquí como un aporte para toda la comunidad educativa-.