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Lo inútil de la oración

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Por: Otto Martín Wolf

No tengo la intención de ofender a nadie, tampoco de debatir sobre creencias o supersticiones.

El objetivo mío es enviar un poco de luz ante la ignorancia que Honduras padece, sobre todo porque esa ignorancia, en parte -en gran parte- es la culpable del atraso en que vivimos en relación al resto del mundo.

En los países más avanzados, con menos pobreza y desigualdad social, poco a poco la gente ha comprendido que es inútil buscar en la oración la solución a sus problemas de salud, trabajo, amor, etc.

Qué debe suceder con la oración? Simplemente dejar de orar a un dios que nadie ha visto y que jamás responde, quizás porque no existe o porque no le interesan los problemas de la gente.

Cierto que a algunas personas orar les puede traer un poco de esperanza, pero nunca curación a las enfermedades ni solución a problemas económicos.

En casos extremos hay gente que no toma medicinas, rechaza el tratamiento médico y confía su salud a la oración.

Igual sucedía antes, cuando los indios oraban para que lloviera, a veces acompañando esas oraciones con danzas de la lluvia y otras ceremonias que ahora nos causan risa.

He visto muchachas vestidas como lo hacían en la antigüedad para alabar a la diosa Vesta, quienes bailan en “honor” a dios.

En qué siglo vivimos? En qué era estamos?

El mundo vive en la era de la tecnología, de la ciencia. Estamos en una era en que todo el conocimiento de la humanidad, toda la historia, todos los avances actualizados al instante están al alcance de cualquier persona que tenga un teléfono celular, que ni siquiera tiene que ser el más caro.

Y en esta maravillosa era de tecnología resulta que en Honduras, mucha gente sigue creyendo en supuestas soluciones que yo llamo mágicas, como es todo aquello que proviene de un ser súper poderoso, omnipresente, que conoce los pensamientos de todos los seres humanos y que castiga duramente, debo agregar que ese ser, el gran mago, sólo existe en la mente de la gente ya que nunca nadie lo ha visto, nadie ha hablado con él y ni siquiera se sabe dónde reside.

Es tiempo ya que dejemos atrás las supersticiones y veamos el mundo como realmente es, un lugar terriblemente competido donde, como en toda la historia, el conocimiento y no la ignorancia significan calidad de vida, salud, progreso y hasta felicidad.

Algo más, si usted quiere comprobar personalmente lo inútil de la oración, vaya a la sala de cáncer de cualquier sala de hospital donde se atiendan niños. Ahí encontrará padres hincados, llorando y rezando, madres que con gusto darían su vida por el hijo enfermo y, sobre todo, llanto y dolor.

Ahí se conoce la indiferencia de dios y lo inútil de la oración.

El terremoto de Lisboa

En 1755, a las 9:30 de la mañana del 1 de Noviembre, mientras las iglesias estaban repletas de fieles que oraban, pues ese era un día de fiesta católico, un violento terremoto destruyó la ciudad y casi todas las iglesias, matando a la mayoría de esos fieles, cien mil personas; hombres, mujeres y niños.

El filósofo Kant escribió tres ensayos sobre el tema, que se puede reducir a lo siguiente: porqué un dios mandó a matar a la gente que le estaba adorando y rezando?

Ahí empezó en forma seria el cuestionamiento a la existencia de dios.

Pero no estamos hablando de la existencia de dios, ese tema no tiene fin, lo que podemos es cuestionar la efectividad de la oración.

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