Miami, (EEUU) – Linda Ronstadt ha sido la cantante americana más versátil que ha habido jamás: pop, folk, country, rock, jazz, operetas, boleros, musicales y baladas.
Y hasta rancheras en homenaje a su herencia mexicana.
Ronstadt tiene ahora 74 años y desde hace ocho años, la cruel enfermedad neurodegenerativa e incurable del Parkinson.
Este es un homenaje a su trayectoria, cuando ahora ya no puede dar ni siquiera una nota musical y le cuesta hacer una cosa tan sencilla, como cepillarse los dientes.
Madona, Beyonce, Lady Gaga o Shakira, háganse a un lado por favor. Linda María (ese es su segundo nombre), está en otra categoría superior, aunque no sea tan famosa como ellas.
Ronstadt, que vive ahora retirada en San Francisco, acaba de publicar su autobiografía (“Simple Dreams : A Musical Memoir ”) y su versión en español, “Sueños Sencillos: Memorias Musicales”, escrita con mucha dificultad.
Y el año pasado recibió un homenaje en el “Kennedy Center” de Washington, en honor de su larga trayectoria musical. Estuvo presente, con su tradicional sonrisa y melena.
Y en su aspecto físico, se nota que ha ganado bastante peso por la enfermedad de Hipotiroidismo de Hashimoto, una inflamación de las glándulas de la tiroides, contraída antes del Parkinson.
Todo comenzó cuando, a los 18 años, tomó en Tucson (Arizona), donde vivía con su familia, un autobús a los Ángeles para probar suerte como cantante.
En el bolsillo de sus “jeans”, solo llevaba 30 dólares que le había dado su padre, el empresario Gilbert Ronstadt, un méxico- americano de apellido alemán, vinculado a Sonora (México), a abuelas y bisabuelas mexicanas.
A principios de los setenta, Ronstadt cantaba música pop o country”. Tras un concierto, recibió una visita inesperada en su camerino: Mike Jagger, el líder de los “Rolling Stone”. Le dijo que le había gustado el concierto y le aconsejó que se dedicara más al “rock and roll”.
Tomó el consejo y antes que terminara esa década era ya la voz femenina número uno del rock en Estados Unidos, hasta entonces dominado por los cantantes hombres.
En 40 años, ha acumulado 13 premios “Grammy” de música por sus discos de música country, pop, rock, incluyendo uno como “La Mejor Música México-Americana” por “Canciones de Mi Padre”.
En 1978, la revista “Rolling Stone” la declaro como, “la cantante femenina más conocida de Rock” y le dedico, en 1976, la primera de sus seis portadas. Al año siguiente, lo hizo la revista “Time”.
En esa década, era la reina del “rock” y la que más ganaba: Había logrado ocho discos de oro, seis de platino y cuatro multi-platino por sus millonarias ventas.
En Broadway de Nueva York, hizo, con mucho éxito, su debut en un musical, en “The Pirates of Penzane”. Pero como “Mimi”, en la ópera “La Boheme” fue un desastre.
En 1983, hizo un cambio temático muy arriesgado. La reina del rock se atrevió a grabar tres álbumes con la orquesta de Nelson Riddle, con música romántica de los años cincuenta. Las ventas combinadas de los tres superaron los siete millones de copias. En su gira por el país, pude presenciar un concierto suyo y de Riddle, en Houston (Texas).
La cantante siempre se ha identificado como una “mexico-americana” y defensora de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos.
Su álbum de rancheras y corridos mexicanos, “Canciones de Mi Padre” (1987), es un homenaje a su progenitor, que las cantaba con su guitarra en la casa cuando ella era aún una adolescente. Con cerca de tres millones de copias vendidas, se convirtió en el disco -no en inglés- de mayor venta en la historia musical de Estados Unidos y jamás superado.
A este, siguieron otros dos álbumes en español: también mexicanas, “Mas Canciones” (1991) y “Frenesí” (1992), de boleros.
En los tres, su español es muy aceptable y no parece una “gringa” tratando de cantar en un idioma que no es el suyo.
En el aspecto personal, Ronstadt nunca se ha casado y no ha tenido hijos. Si dos adoptados, ahora ya mayores, Mary Clementine en 1990 y Carlos (1994). Sus romances, aunque pocos, han sido muy explotados por la prensa popular.
El más sonado fue su relación, a finales de los años setenta, con el entonces gobernador de California y excandidato presidencial demócrata, Jerry Brown. Estuvo también comprometida, pero nunca se casó, con el director de cine George Lucas (“Star Wars”).