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Libre busca la presidencia pero rehúye el debate público

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Tegucigalpa- El Partido Libertad y Refundación (Libre), apuesta a ganar las elecciones con una estrategia mediática de victimización, de opción de cambio pero con una candidata que rehúye el debate público, se excusa en asistir a eventos que no controla y según los expertos en estrategias políticas centra su campaña en ella y no en el electorado.
 

En los últimos tres meses, la candidata presidencial de Libre, Xiomara Castro, solo aparece en los escenarios públicos que le preparan sus activistas y acompañada del decisor en ese partido, el ex presidente Manuel Zelaya. Sin él, ella no va a ninguna parte.

Pretextando razones de salud que le hacen viajar constantemente a la caribeña isla de República Dominicana, la aspirante presidencial no participa de los debates ajenos a la esfera de los simpatizantes que conforman Libertad y Refundación.

De su discurso en la asamblea que diera hace unos meses en el coliseo Nacional de Ingenieros, la única aparición pública en un debate fuera de su entorno fue en uno preparado por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada y el Banco Centroamericano de Integración Económica, donde trastabilló en algunas preguntas, como el resto de los presidenciables.

Luego, en el fracasado Pacto por los Derechos Humanos que culminó con un zafarrancho armado por los activistas de Libre, la candidata Xiomara Castro, se caracterizó por cambiar las reglas del juego a última hora al incorporar un nuevo párrafo al documento ya consensuado en alusión a la crisis política de 2009.

Castro hizo lo mismo que su esposo, Manuel Zelaya, a inicios de la década del dos mil, cuando los partidos políticos y los candidatos presidenciales habían acordado el impulso de reformas políticas y electorales y a última hora Zelaya salió con un as bajo la manga que imposibilitó que esas reformas se cumplieran cabalmente, solo en términos parciales.

Tras el zafarrancho en el Pacto de Derechos Humanos, los candidatos presidenciales ahora se cuidan de ir a foros, envían a sus representantes o cancelan a último momento aunque ya hayan confirmado su participación.

Xiomara Castro, la candidata sin voz

En el caso de la candidata de Libre, ésta canceló a último momento y sin posibilidades de nueva fecha, una participación ante la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa para presentar su plan de gobierno. Ahí estaría sola, según el cronograma establecido por los organizadores.

No es la primera vez que Castro hace esto. Xiomara Castro, es la candidata a quien Libre no quiere exponer por temor. Al parecer gusta asistir en donde sólo concitará aplausos, pero no se expone a la crítica ni al debate de las propuestas. Sus interlocutores son solo los que comparten sus ideas, el resto, que es donde se centra el gran electorado, es ignorado por la presidenciable y su equipo de campaña por aquello de los cuestionamientos incómodos.

Así Libertad y Refundación hace de su candidata presidencial una mujer con una imagen de abnegada madre, fiel esposa y víctima directa de la crisis de junio de 2009, que acompañó por las calles a un amplio sector de la población opuesto a la salida del poder de Manuel Zelaya.

Ese acompañamiento en las calles le valió el mérito para ser ungida por “consenso” como candidata presidencial de Libre, porque detrás de ella esta quien tiene el sartén por el mango en ese partido que es el ex presidente Zelaya Rosales.

La no exposición pública en escenarios que no domina y la victimización mediática de los sucesos de 2009, han sido parte de la estrategia que acompaña a Xiomara Castro.

El otro elemento al que juega Libre con su candidata presidencial es que centran su campaña en el personaje, no en el elector. Libre parece ser un partido que gira en torno a una sola figura, que en este caso no es Xiomara Castro, sino Manuel Zelaya Rosales.
Así el binomio Castro-Zelaya juega como el protagónico central, el alto mando y la voz única del partido, el resto sigue lo que sus caudillos le dicen. Termina siendo así Libre un partido caudillista que hace honores al bipartidismo político del cual han surgido, en este caso de su padre, el Partido Liberal.

Ofertas contradictorias

La oferta que Libre hace a sus electores también tiene contradicciones, de un lado promete respetar el libre mercado, la seguridad jurídica y la estabilidad en general, pero de otro, habla de refundar, es decir botar todo, y de una constituyente para cambiar el orden de cosas, sin decir a ciencia cierta qué orden y qué cosas va a cambiar.

Libre, quien se define como un partido de izquierda, no termina en su discurso político de dar el salto para decir a sus electores si dejará el modelo de la democracia por el del socialismo, último al que apuestan sus fervientes seguidores, el voto duro partidario, pero se desconoce si ese modelo es compartido por el elector independiente o los que se denominan “el centro” de la población, estimado por los más recientes estudios como en un 75 por ciento.

Quizá esta sea una de las razones por las cuales Libertad y Refundación no expone a su candidata, Xiomara Castro. Pero mientras se esconda del debate público, Castro dejará la duda que en caso de gobernar, su administración será de cartas ocultas y sorpresas permanentes en su agenda.

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