Tegucigalpa.- La última jugada política de la dirigencia de Libre en contra del estratega político venezolano Juan José Rendón, por delitos contra el honor, interpuesta en el Ministerio Público, no tiene visos de prosperar por no ser ese el canal adecuado, vaticinan los juristas y analistas, últimos que incluso se atreven a aseverar que Libertad y Refundación libra actualmente una batalla contra sus “propios demonios”.

Ello llevó a la ex candidata de Libre, Xiomara Castro a anunciar que demandaría por delitos contra el honor a Rendón, quien terminó enfrascado en un agrio debate con el ex presidente, Manuel Zelaya, por la red social Twitter, el cual fue reproducido por la prensa local hondureña. Tanto Zelaya como Castro niegan las insinuaciones de Rendón, un reconocido estratega político que ha declarado su aversión por el chavismo.

Sin embargo, algunos analistas son del criterio que la acción de Castro y la dirigencia de Libre es solo parte de una estrategia política para intentar una cohesión interna a fin de aplacar sus propios demonios, sueltos por la sed de poder y la ambición de tomar el control partidario.
A tres años de su fundación como instituto político, Libertad y Refundación ya tiene al menos 13 corrientes internas, en donde las ambiciones están desatadas, la deserciones a la orden del día y la rebeldía de cuadros para disputar el control partidario a la familia Zelaya Castro son cada vez más evidentes.
Un partido tan joven con un desgaste tan pronunciado, no es algo que conviene a la cúpula de Libre, que busca, a lo externo, alianzas políticas con otros partidos de la oposición para asirse de mecanismos orientados a tener una vigencia de conjunto, mientras resuelve la soledad en que puede caer a lo interno.

A Coto le seguiría el diputado y periodista Esdras Amado López quien no termina de irse del partido pero ha logrado conformar una mini bancada que rompe la hegemonía partidaria de la familia Zelaya Castro, además de su interés por convertirse en un presidenciable en ese partido.
Las aspiraciones presidenciales del diputado Esdras Amado López se traducen en su movimiento denominado Nueva Ruta, pero siguen en esa misma estrategia por ser los “ungidos” del partido con la próxima candidatura presidencial, los diputados Rassel Tomé, Jari Dixon, así como Benedicto Santos, el defensor humanitario Wilfredo Méndez, la empresaria Juliette Handal, entre otros.
Cada uno de ellos, ha comenzado su carrera política a lo interno de Libre, unos más abiertos y otros más discretos.
Todos ellos buscan disputar no solo la candidatura presidencial de Libertad y Refundación, sino que también el control del partido a la familia Zelaya Castro, quien tampoco descarta lanzar nuevamente a Xiomara Castro a una candidatura presidencial, sino llega a cuajar la figura de la reelección presidencial.

La pareja Zelaya Castro cuenta de momento con la lealtad de diputados como Beatriz Valle, Shirley Arriaga, Jorge Cálix, Claudia Garmendia, entre otros. Ellos son los escudos de Zelaya en el parlamento y en el partido, lo cual ha generado inconformidad a lo interno de Libre, pues otros parlamentarios y líderes de base se sienten desplazados y marginados de las decisiones partidarias.
A este grupo de parlamentarios se suman viejos y leales amigos de Libre cuando Zelaya estuvo en el poder, como Enrique Flores Lanza, Rixi Moncada, Arístides Mejía, Milton Jiménez y Patricia Rodas, última que ha reaparecido en la escena pública acompañando a Zelaya en giras internacionales.
Los “demonios” dicen los analistas, se han soltado al interior de Libre, que como bien dijo su ex candidata presidencial, Xiomara Castro, seguirá existiendo como instituto político, pero el desafío es que al término de tres años cuando inicie el otro proceso electoral, el mismo no termine convertido en un cascarón.
De ahí que no sea descabellado escuchar a Castro y al propio Manuel Zelaya, decir que pueden “renunciar” a una candidatura presidencial y cederla a la alianza opositora que tienen con PAC y el Partido Liberal, si ello impide que siga en el poder el partido Nacional.
Pero en el fondo, los Zelaya Castro, sostienen los analistas, pueden sacrificarse si ello implica que retendrán el control de Libre, una vez espantados los demonios, y consolidado el partido familiar clientelar que han creado.