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Lecciones de la bananera

Ing. José S. Azcona

Siguiendo la línea del artículo anterior titulado “La bananera: ¿oportunidad perdida o lección para el futuro?”, veamos qué puede ser aplicable a la actualidad nacional o a nuestro futuro de las experiencias del desarrollo robusto del rubro del banano de 1900 a 1930 y sus efectos. Económicamente, hay varios sectores en que las lecciones de lo bueno (aprovechar la ventaja competitiva para lograr un desarrollo explosivo) y lo malo (no usar la oportunidad para generar un desarrollo sostenido) tienen relevancia directa.

En un rubro rentable en el que tenemos ventaja competitiva demostrada se deben estimular y cuidar continuamente las condiciones en las que opera y tratar de mejorarlas. Recordemos que otros países también están compitiendo por estos rubros, y la mejora o retroceso en su competitividad nos afectan.  Además, debemos buscar negocios adicionales que están relacionados con este. Esto incluye tanto integración vertical (produciendo insumos o dando valor agregado posterior), como generar nuevas oportunidades al utilizar conocimientos, clientes o proveedores del mismo.

El café es uno de nuestros rubros mas fuertes. En lugar de dirigir esfuerzos a tratar de controlar los precios internacionales, sobre los cuales no tenemos control, debemos ver la lista anterior para buscar el crecimiento. Debemos estimular la producción de insumos o servicios locales para la caficultura y desarrollar más nuestras marcas y procesos de postproducción para dar más valor agregado local. Es necesario dar más facilidades para el financiamiento privado nacional y externo, ya que los embates de la caída cíclica de los precios hacen muy riesgosa la operación a corto plazo. La ventaja es que a largo plazo el pronóstico es favorable, ya que las tierras nuevas aptas para cultivar café en el mundo se van reduciendo, y la demanda global se pronostica continuará creciendo a un ritmo sostenido. 

Igualmente, en el rubro industrial textil, debemos avanzar en continuar creciendo nuestras capacidades a lo largo de la cadena de producción y aprendiendo la operación para que desarrollemos marcas locales. Al volverse local la operación, hay mas estabilidad y potencial a largo plazo para su crecimiento. Debemos hacer que tanto la infraestructura, planta industrial, personal especializado y proveedores complementarios formen una masa tan robusta que sea alto el costo de migrar operaciones a otros lados. En este sector, los cambios tecnológicos y la facilidad de migrar producción hacen necesaria una continua innovación, y es necesario el control local de una creciente cantidad de medios de producción.

Se están desarrollando rubros nuevos de servicios remotos a las empresas, aprovechando la competitividad y nivel educativo de nuestras personas jóvenes. Para poder sostenerlo a largo plazo, no podemos confiar en que la tecnología permanecerá estática. La carrera por sustituir humanos por inteligencia artificial y otros conjuros cibernéticos avanzan a pasos acelerados. Quien solo sea un prestador pasivo de servicios y no desarrolle valores agregados especiales, posiblemente perderá la opción de participar en este rubro a largo plazo.

Gran parte de la pérdida de oportunidad estuvo en no ir sustituyendo al personal especializado extranjero en las diferentes áreas. Esto hubiese permitido devengar una mayor proporción del valor agregado y preparar personas para otras actividades productivas similares. Por tanto, y en todos los campos, debemos esforzarnos por aprender a realizar con excelencia las tareas necesarias. Más allá de eso, debemos ir aprendiendo la parte técnica del negocio. Al conocer cómo funciona la maquinaria, procesos y cadenas del rubro, se vuelve más fácil replicar o transferir este conocimiento a otras áreas.

Nuestro sistema de educación formal y complementario debe continuar reforzando estas tareas. Es necesario ir más allá del formalismo educativo y de las modas derivadas del análisis a corto plazo. Igual que una educación de memorización es inútil, igualmente aprender a ser usuarios de tecnologías sin una base matemática, literaria, humanista y científica, no nos permitirá tomarle provecho.

Romper el ciclo de pasividad que nos condena a solo navegar nuestro barco esperando los vientos que soplen de fuera es una tarea difícil. La pesada mano de una historia de inercia y pasividad nos acompañan. Sin embargo, al igual que otros pueblos y como siempre se ha manifestado en ciertos ejemplos locales a lo largo de la historia, tenemos la posibilidad de tomar el control. Lo primero para lograrlo es creer que podemos, y lo siguiente es educarnos y actuar.

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