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Las vivencias de un cocinero hondureño en San Sebastián

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Tegucigalpa Juan Carlos Aguilar es un cocinero hondureño, tiene 41 años y hace poco más de una década tomó la decisión de emigrar hacia la ciudad de San Sebastián en España.

Antes de emigrar Juan Carlos vivía en el antañón barrio Guanacaste, conocido en la capital como el  “barrio chino”, por la cantidad de restaurantes y comercios que en la zona han establecido tradicionalmente los inmigrantes asiáticos y sus descendencias.

Durante sus años productivos en Honduras, este hombre se ganaba la vida como repartidor de periódicos y gestor de cobros en una empresa local, oficios que limitaban su crecimiento personal y la posibilidad de una vida digna.

A través de las comunicaciones digitales, Proceso Digital contactó a Juan Carlos Aguilar para conocer su historia y vivencias en el País Vasco. Él, con amplitud, accedió a compartir su historia, en un país donde el caldo de la emigración se mantiene en ebullición constante.

Empezó relatando que, al momento de marcharse de su país, su partida representó un gran sacrificio porque dejaba tres hijos de pan en mano, pero dijo que lo hizo en busca de ofrecer un mejor futuro a su familia.

Familia de Juan carlosUno de los grandes logros es que sus hijos vivan con él en España.

“La decisión que tomé en ese momento fue para ofrecer un mejor futuro a mis hijos, era padre de tres hijos y la situación que estaba viviendo era de bajo sueldo y no me permitía mantenerlos y se me presentó la oportunidad de vivir allá”, dijo.

Detalló que la idea de partir hacia la “madre patria” tomó forma cuando una de sus primas, quien había viajado a España un año antes, le comentó que había un puesto de trabajo como aseador de baños y lavaplatos en un bar-restaurante en la ciudad de San Sebastián.

Así, llegó al País Vasco en el año 2005, con todas las ganas de poder sacar adelante a sus hijos. En Honduras los salarios de un cobrador o de un vendedor de periódicos, ofrecen limitadas posibilidades económicas, generalmente por debajo del salario mínimo.

Por eso, reafirmó, – “Tenía la oportunidad, me vine y me puse a trabajar como lavaplatos”, pese a que reconoció, que no tenía la mínima experiencia en ese campo.

Actualmente, el hondureño es jefe de su propio bar restaurante en el que él mismo prepara platillos especiales tras la metamorfosis que le ha convertido en un experto cocinero.

Juan Carlos Rico 1Inició labores como lavaplatos y gradualmente ascendió de cargos hasta alcanzar a ser el dueño del restaurante.

Primer año en España

Su primer año al otro lado del Atlántico fue duro, relata Juan Carlos, – detalla que la falta de sus parientes, la llegada del invierno, convivir con gente desconocida y la diferencia de horario, le condicionaban y le hacían difícil su estadía en San Sebastián.

Añadió que en reiteradas ocasiones “se me cruzó por la mente regresarme porque no aguantaba el estar sin mi familia, compartir el baño con desconocidos, las habitaciones y la cocina con 15 personas, lloré varias veces y me quería ir, pero hubo quienes me decían que no “tirara la toalla”, que mi salida del país no debería ser en vano y me motivaban a que siguiera luchando”.

Añadió que estuvo trabajando un año sin documentos, pero su jefe le ayudó a obtener permiso de residencia.

“Regresé a Honduras y esperé tres meses para que el Gobierno (español) me dijera que sí” , – ya de regreso en España -,  “pedí al banco un préstamo para hacer mi casa y me lo aprobó”, contó con satisfacción al referirse a que ya tienen su vivienda establecida en esa ciudad vasca.

Hijos de Juan CarlosAhora el hondureño goza de la compañía permanente de sus hijos.

Niños

Juan Carlos Aguilar detalló que al año y medio de vivir en España se llevó a su esposa y fue cerca de una década después logró llevar a sus hijos.

“La decisión la tomamos por el tema de las pandillas y la delincuencia que atraviesa nuestro país, el temor de que mis hijos pudieran estar allí, no podía dormir por la preocupación y hace dos años los trajimos y uno de ellos ya trabaja, otro estudiando electricidad y otro está en un curso”, indicó.

Para este inmigrante, la separación de la familia es uno de los hechos que más afecta en el ambiente familiar. Sus hijos vivían en Tegucigalpa con su abuela materna que muchas veces no podía controlarlos y estas quejas llegaban hasta ellos en España, donde la impotencia les carcomía.

“Es un proceso duro y difícil porque para mandarlos a traer con documentos, primero los padres tienen que tener una situación regular, una vez que obtuvimos la documentación empezamos a hacer el papeleo, los requisitos y hacer dinero para comprar los billetes del avión”, compartió, al afirmar que logró vencer todos los procesos en 2016, cuando ya sus hijos, por fin, pudieron reencontrarse con sus progenitores.

Jefe de restauranteSu disciplina, sacrificio y voluntad lo llevaron a alcanzar la jefatura del restaurante donde labora.

Jefe de restaurante

Al par de regularizar su situación migratoria y reunificar a su familia, Juan Carlos también se esforzaba para superarse laboralmente.

“Todo este proceso empezó cuando mi jefe dejó el negocio por razones personales y los encargados del restaurante me propusieron el local” empezó contando.

Luego dijo que “siempre me he caracterizado por arriesgarme y les dije que si, a pesar de no tener dinero, y busqué como comprar el local y así cerramos el trato”.

Actualmente Juan Carlos Aguilar es jefe- propietario del bar-restaurante “Bar Cubi”, ubicado en un pequeño local alquilado en el que cocina platillos propios de la región.

“Mi negocio ya lleva dos años, no ha sido nada fácil siempre hay algo que arriesgar, trabajo de lunes a domingo, 16 horas al día y gracias a Dios mantengo mi trabajo y la alimentación de mi familia”, dijo.

Juan Carlos Rico camisa hndPese a llevar más de una década en España no pierde las esperanzas de volver a vivir en su país.

Consejo

Como un experimentado inmigrante, Juan Carlos se atreve a brindar consejos a sus compatriotas que tienen la expectativa de buscar fortuna extra fronteras,

“Mi consejo para los que quieren salir de Honduras es que lo piensen, si tienen a alguien de confianza que les pueda echar la mano pues que lo intenten, pero, – advirtió, –  las cosas no son fáciles, inclusive con gente que les esté ayudando”, aconsejó.

“Hay que ser gente de valor, gente de garra y luchador para enfrentar lo que venga, este mundo es para valientes y me considero valiente porque he pasado por muchos obstáculos” aseguró con un tono de satisfacción.

Prosiguió recomendando, “que se preparen, no actúen por impulso, hay que pensar adonde se van a ir, con quien van a estar, llevar siempre una cierta cantidad de dinero”, sugirió al tiempo que dijo que es importante tener una conducta íntegra.

Al final, la remembranza y el amor por Honduras marcó su optimismo: “anhelo estar en mi país con mi familia, sé que la situación que está pasando mi país es muy difícil pero no pierdo las esperanzas en que voy a volver…”

 

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