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Homenaje con orquídeas al botánico inglés Paul House por su aporte a Honduras

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Tegucigalpa – Las orquídeas de Honduras que tanto apasionaron al etnobotánico inglés Paul House literalmente florecen en un calendario que le hace homenaje por su aporte a la biología del país centroamericano.

«El calendario de orquídeas en memoria de Paul House nació de la necesidad de darle las gracias por su consecuente trabajo de investigación, educación y defensa de nuestra rica biodiversidad», dijo a Efe la directora del centro Comunicación y Capacitación para el Desarrollo (Comunica), Janeth Blanco.

Agregó que el homenaje a House, quien nació en Rochford (Essex, Inglaterra), el 22 de abril de 1961 y murió de cáncer el 18 de julio de 2016, «es un sentido reconocimiento al amigo y colaborador, quien compartió con Comunica una parte de sus conocimientos y todas sus preocupaciones sobre los vulnerables ecosistemas hondureños».

Blanco explicó que escogieron las orquídeas, a las que House se refería como «una familia de plantas fascinante», porque le apasionaban, y en los últimos 10 años se centró en la elaboración de una guía ilustrada de 737 especies de orquídeas que se encuentran en Honduras. «Por eso, el calendario es un tributo a ese esfuerzo».

La directora de la Editorial Guaymuras, Isolda Arita, subrayó en la presentación del calendario 2017 de Comunica, que casi 30 años no le bastaron a House «para identificar todas las nuevas especies de árboles y plantas que habitan en nuestros vulnerables ecosistemas».

El fino calendario de Comunica no está ilustrado con fotografías de orquídeas, sino con pinturas del artista nacional de la plástica Javier Vallejo.

Vallejo, de 26 años, graduado por la Escuela Nacional de Bellas Artes de Tegucigalpa, empleó en las 13 orquídeas, la de portada del calendario y las 12 restantes de enero a diciembre, la técnica de lápiz de color sobre cartulina negra, lo que hace que las flores resalten al grado de parecer naturales.

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Amigos de Paul House lo definen como un ser especial que vivía cautivado por la interacción de las sociedades humanas con sus ecosistemas circundantes y que se caracterizó además por la defensa social y ambiental vinculada con la investigación científica.

Durante los casi seis lustros que vivió en Honduras, House se empeñó en conocer y proteger los ecosistemas del país e inspiró a una joven generación de biólogos hondureños.

Su trabajo de campo en Honduras, donde llegó como voluntario del Instituto Católico de Relaciones Internacionales, le llevó a internarse en bosques nublados de las montañas más altas del país, lo mismo que a los bosques espinosos de los áridos valles.

Eso le permitió identificar la necesidad de una conservación activa, dados los altos niveles de endemismo de los vulnerables ecosistemas de Honduras, donde muchos bosques han desaparecido por la agricultura extensiva, la expansión urbana y los proyectos de infraestructura.

Como voluntario, House fue asignado al Departamento de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde contribuyó a establecer la primera colección de plantas medicinales nativas.

Contribuyó a enriquecer el Jardín Botánico de la UNAH en Tegucigalpa, que fue fundado el 27 de septiembre de 2005, con la introducción de orquídeas, bromelias, helechos, algunos árboles endémicos, y potenció el área de cactus, los que recolectó en varias regiones del país, entre otras plantas.

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El coordinador del Jardín Botánico de la UNAH, Ronnie Malta, dijo a Efe que el científico «hizo un trabajo importante» porque logró incorporar especies de más ecosistemas.

El etnobotánico inglés también se internó en las montañas de la Mosquitia hondureña, donde vive la etnia tawahka, de la que aprendió su lengua.

Durante ese tiempo, House demostró cómo los medios de vida y cultura de los tawahka están estrechamente ligados a sus bosques y al hermoso río Patuca, una fuente amenazada por el desarrollo hidroeléctrico.

De los tawahka también conoció que le enseñan a sus hijos a utilizar el bosque sin destruirlo. Eso lo motivó a desarrollar el plan de manejo de la Reserva de la Biosfera Tawahka Asangni, un importante eslabón en la cadena de áreas protegidas ubicadas entre Honduras y Nicaragua.

La directora de la Editorial Guaymuras recuerda que House también defendió el hábitat del colibrí esmeralda en el norte de Honduras, donde además mapeó los ecosistemas del país, cuya flor nacional es la orquídea digbyana (Rhyncholaelia).

«Fue un ser humano excepcional que hizo camino al andar», aseguró Arita. 

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