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Las mujeres bolivianas logran paridad en candidaturas tras décadas de lucha

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La Paz – Desde que en 1956 dos mujeres ganaron por primera vez escaños en el Parlamento de Bolivia han pasado casi seis décadas de luchas femeninas para conseguir que los partidos inscriban por fin listas paritarias de candidatos a la Asamblea Legislativa que se elegirá en los comicios de octubre próximo.
 

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) y las organizaciones que promueven los derechos de las mujeres bolivianas han destacado estos días el hito del registro en partes iguales de féminas y varones en las cinco fuerzas que terciarán en las elecciones del 12 de octubre.

El órgano electoral ha confirmado que de las 1.478 candidaturas titulares y suplentes, 737 son de mujeres (49,86 %) y 741 de hombres (50,13 %), en respuesta a la exigencia legal de que los partidos presenten sus listas con paridad y alternancia de hombres y mujeres.

A nivel de postulaciones titulares, los cinco partidos inscribieron más mujeres que varones, con lo que el porcentaje de las féminas en este segmento se inclina hasta el 52 %, una gran conquista porque antes eran consideradas casi solo para suplencias.

La presidenta del TSE, Wilma Velasco, declaró a Efe que se trata de «un hito» para los partidos y las mujeres porque las organizaciones políticas «siempre las subestimaban».

Esta vez, además, los partidos presentaron de forma inédita tres candidatas a la Vicepresidencia, aunque ninguno se animó a postular a una fémina a la jefatura de Estado.

«A nivel de América podemos decir que nuestra legislación es una de las que tiene mayor avance en garantizar los derechos políticos de las mujeres», agregó Velasco.

Para la secretaria ejecutiva de la privada Coordinadora de la Mujer, la activista Mónica Novillo, es un paso histórico que está en el camino de otros avances del movimiento de mujeres de Bolivia que, a su juicio, es una «vanguardia en participación política» femenina.

No obstante, la postulación de un 50 % de mujeres en las listas no garantiza la paridad en los escaños en el Legislativo que funcionará desde enero, pero las acerca a ese porcentaje porque hay un mayor número de candidatas titulares, según Novillo.

En retrospectiva, siempre que las mujeres conseguían un avance en negociaciones políticas, los partidos internamente trataban de frenarlos y hubo políticos que llegaron al extremo de cambiar el género de sus nombres (al estilo de Juana por Juan) para ocupar las candidaturas destinadas a mujeres en elecciones municipales.

Velasco, a quien las organizaciones de mujeres reconocen un fuerte compromiso para hacer respetar la paridad y alternancia, hizo un estudio que ha constatado que «la exclusión de las mujeres del poder político fue una constante en la historia de la democracia».

El primer antecedente de participación femenina en los procesos electorales data de 1947, cuando solo las féminas que sabían leer y escribir podían sufragar y ser electas en cargos municipales, según el estudio de Velasco facilitado a Efe.

Tras la revolución de 1952, que reconoce el voto universal, en las elecciones de 1956 se permitió por primera vez la participación de mujeres candidatas al Parlamento y dos diputadas asumieron escaños titulares por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), según ese estudio.

En medio de las dictaduras militares, de 1964 a 1982, se vivió un paréntesis con el hito de la primera mujer presidenta de Bolivia, Lidia Gueiler, que siendo diputada asumió interinamente el poder durante ocho meses (1979-1980) en medio de dos golpes de Estado.

En la legislatura inaugurada en 1982, tras la recuperación de la democracia, asumieron una mujer como diputada titular y por primera vez dos féminas ganaron dos escaños en el Senado, una participación que creció muy poco en sucesivas elecciones, según Velasco.

Aunque desde 1997, Bolivia contaba con la «Ley de Cuotas», que fijaba una participación mínima de mujeres en un 30 % de las listas de candidatos, el resultado en el Congreso siempre era menor.

Según Novillo, el «techo de cristal» en Bolivia, una metáfora usada por los movimientos de mujeres para referirse a la barrera invisible que les impedía aumentar su presencia en el Parlamento, se expresaba en una representación de alrededor del 17 %.

En la Carta Magna de 2009 se consolidaron los principios de «equivalencia» e «igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres» para reconocer más derechos a las mujeres para la elección de ese año dando como resultado una representación parlamentaria de 30 %.

En 2012, dos mujeres del partido del presidente Evo Morales presidieron por primera vez las Cámaras de Diputados y el Senado.

El movimiento de las mujeres confía en que en octubre se acercarán al 50 % y podrán promover una agenda de debates que les permitirá enfrentar otras desigualdades en la vida de este sector, igual a la mitad de la población.


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