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Las emisiones de metano a la atmósfera de Marte varían según la estación

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Hace casi veinte años, los científicos detectaron concentraciones de gas metano en la atmósfera de Marte. Ahora, las mediciones realizadas por el rover Curiosity en el cráter Gale han descubierto que los niveles atmosféricos de metano en el planeta rojo siguen un ciclo estacional.

El hallazgo, realizado por un equipo internacional de científicos en el que han participado investigadores del Centro de Astrobiología (CAB), se detalla en Science.

La mayor parte del metano que hay en la Tierra tiene un origen biológico, de modo que la existencia de este gas en Marte plantea la posibilidad de que el planeta rojo haya tenido -o tenga- vida.

“Estudiar este gas es importante porque podría ser un indicador de vida, aunque también cabe la posibilidad de que tenga origen abiótico (nada que ver con la vida)”, explica a Efe el investigador del CAB y coautor del trabajo, Daniel Viúdez-Moreiras.

La presencia de este gas en Marte fue detectada hace dos décadas por telescopios e instrumentos en órbita pero la variabilidad de los niveles de metano observados se hacía difícil de explicar al no disponer de mediciones sistemáticas espaciales y temporales, por lo tanto, eran insuficientes para evaluar el comportamiento y el origen del gas.


El nuevo estudio ha conseguido mediciones exactas y ha trazado el ciclo del metano desde un punto de vista estacional, gracias al TLS-SAM, un instrumento que va incorporado al rover Curiosity y que durante 5 años terrestres (algo más de dos años marcianos) ha medido los niveles de gas en todas las estaciones, confirmando que hay un ciclo estacional: la concentración de metano en el cráter Gale de Marte es más alta en torno a los equinoccios(primavera y otoño) y menos en los solsticios.

Y aunque el origen del gas sigue siendo desconocido, una de las principales teorías sostiene que procedería de unos reservorios en el subsuelo llamados “clatratos” en los que habría quedado atrapado en el pasado.

“Esos reservorios, que se encontrarían a gran profundidad, eran estables pero un cambio climático los habría inestabilizado y estarían liberando lentamente el metano atrapado en ellos -que puede ser de origen biológico o no- a la atmósfera”, explica Viúdez.

Para María Paz Zorzano, coautora del trabajo e investigadora del CAB, “las observaciones del Curiosity son extraordinarias y sorprendentes”, en especial que “su variación anual tenga cierta relación con algunas variables atmosféricas, lo que sugiere que existe un proceso físico-químico activo en la actualidad, que no ha sido descrito hasta la fecha”.

REMS, la estación medioambiental Made in Spain


El estudio cuenta con la ayuda de los datos registrados por el instrumento REMS, una estación medioambiental del CAB instalada en el Curiosity que desde 2012 mide las variables atmosféricas del cráter Gale como velocidad y dirección del viento, presión atmosférica, la temperatura del aire y del suelo o la radiación ultravioleta, entre otros parámetros.

Aunque estos datos no han sido suficientes para determinar el origen del metano, han ayudado a poner en cuestión antiguas teorías como que el gas podría proceder de la degradación por la radiación ultravioleta de materia orgánica procedente de micrometeoritos.

Un fallo informático podría haber ocasionado el fracaso en el aterrizaje del módulo Schiaparelli sobre la superficie de Marte, según indica hoy la revista británica Nature.Impresión artística del TGO orbitando Marte. ESA/ATG medialab.


Pero, de acuerdo con los datos de REMS, “no parece que el efecto de la radiación ultravioleta sea el factor predominante dada la amplitud del ciclo estacional observado”, apunta Viúdez, por lo que habrá que esperar unos años más para despejar esta incógnita.

Para eso, el Curiosity seguirá trabajando y su información se complementará con los datos del orbitador TGO de la misión Exomars, que ha sido diseñado “para estudiar el metano con un detalle sin precedentes”, concluye Viúdez.

Junto a esta investigación, Science publica otro trabajo que presenta la detección de materia orgánica hallada en el Cráter Gale en rocas sedimentarias de 3 billones de años de antigüedad.

Aunque no es la primera vez que se detecta materia orgánica, lo más novedoso del estudio es su preservación en rocas de gran antigüedad, lo que abre puertas a la búsqueda de la vida y en la comprensión de la evolución de Marte. EFE

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