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Las casas refugio, ¿a quién importa la violencia contra las mujeres?

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Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La violencia contra las mujeres y los femicidios siguen imparables en esta nación centroamericana que ya registra más de siete mil crímenes en dos décadas, la mayoría impunes, y con apenas ocho casas refugio en todo el país para atender a las víctimas sobrevivientes.

En los últimos dos meses, las planas de los medios de prensa reportan nuevas agresiones contra las mujeres, entre ellas grotescos asesinatos en los cuales se ven implicados sus vástagos, al ser testigos impotentes de las muertes de sus progenitoras.

La muerte violenta de las mujeres cada vez presenta características de saña y odio, donde sus hechores no respetan códigos mínimos en una espiral de violencia que es parte de la cotidianidad con que transita la inseguridad y la violencia en el país.

A esos crímenes, despiadados, se suman las otras violencias que son objeto las mujeres y las menores en el país, según cifras de los organismos defensores de la mujer como el Centro de Derechos de Mujeres (CDM), en su último boletín sobre la ruta de la violencia contra las mujeres, señala que el Ministerio Público reportó de enero a junio de este año, un total de 2,232 denuncias por violencia sexual, de las cuales 1,615 fueron agresiones contra mujeres y niñas.

La violencia contra los menores sigue siendo un dato preocupante que pasa imperceptible en medio de los femicidios y las otras violencias. El Ministerio Público indica que obtuvo 1,093 denuncias de abusos sexuales contra menores, de las que el 88% por ciento fueran niñas. En promedio se reportaron 269 denuncias mensuales por violencia sexual contra mujeres y niñas en los primeros seis meses de este año.

Los departamentos de Francisco Morazán, Cortés, El Paraíso, Comayagua, Atlántida, Choluteca, Olancho, Santa Bárbara y Copán con los picos más altos de casos, pero en términos generales los abusos contra mujeres y menores se han instalado en todo el país, según el observatorio del CDM.

Los municipios donde se realizaron el mayor número de denuncias por este tipo de violencia fueron el Distrito Central (249), Danlí (114), San Pedro Sula (98), La Ceiba (70) y Choluteca (69).

Muchas paredes hablan en Honduras ante la ola de violencia que azota el país.

Caracterización de la violencia

De acuerdo al observatorio, la Fiscalía identificó también el ámbito donde ocurrieron las violencias. Del total de las agresiones registradas, 699 fueron cometidas en casa, 320 en la vía pública, 34 en hospitales y centros de salud y 12 en centros educativos. Es importante señalar que, en 521 casos, o sea el 32% del total, no se registró el lugar de ocurrencia del hecho. El restante de los casos se verificó en hoteles, centros de trabajo, iglesias, centros deportivos, transportes privados, lagunas, ríos o mar, bancos, bares o discotecas y cárcel.

La violación, otras agresiones sexuales (tipificadas como actos de lujuria), el tráfico ilícito de personas, la violación especial y la violación doméstica sexual, destacan entre las distintas formas de violencia sexual que enfrentan las mujeres y niñas, en un país atrapado por la impunidad y la indiferencia cuando de mujeres y menores, se trata.

En el caso específico de las niñas hasta los 18 años que sufrieron violencia sexual se registran 520 denuncias por violación (54%), 89 por violación especial, 35 por estupro y 234 denuncias por “otras agresiones sexuales”. En el caso de este tipo de agresiones sexuales, relacionado con las mayores de 10 años, una consecuencia puede ser tener que afrontar un embarazo.

En la antesala del poder legislativo, se encuentra un proyecto de Ley sobre Casas Refugio para atender a las mujeres víctimas de violencia, pero el mismo no es parte de las prioridades legislativas, aunque se índique que, desde hace dos décadas, una mujer es asesinada diariamente en Honduras, o que cada mes se presenten 269 denuncias de casos de violación sexual a mujeres y menores.

Las Casas Refugio son centros de atención especial que ayudan a las mujeres víctimas y sobrevivientes de violencia con tratamiento psicológico y protección, a fin de no caer en el círculo de violencia y revictimización; es una especie de casa de seguridad que protege y garantiza la vida a las mujeres.

La ola criminal cobra la vida de una mujer cada día en Honduras.

Archivada ley sobre Casas Refugio

En Honduras, apenas existen un total de ocho casas refugio en el país, según datos del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), que ha pedido a los legisladores acelerar la ley de las Casas Refugio para que exista, como mínimo, una por cada municipio. El déficit es enorme, sostiene la institución estatal defensora de los derechos humanos.

Solo en esa institución, en el 2021 se registraron denuncias hechas por unas 3,159 mujeres, las que aseguraron ser víctimas de violaciones a sus derechos humanos.

Según el Conadeh, la violencia contras las mujeres es una “pandemia” que se debe atender y que no se le ha dado esa atención oportuna y debida por parte de las autoridades correspondientes. Se estima que entre el 2002 y agosto del 2022 unas 7,409 mujeres perdieron la vida en circunstancias violentas, es decir, un promedio de una víctima cada 24 horas, en los últimos 20 años y ocho meses.

En el caso de las Casas Refugio que existen en el país, las mismas son manejadas por organizaciones de sociedad civil, quienes ofrecen una atención integral, pero no dan abasto ante la demanda de casos y es tiempo que el Estado asuma su parte en esta responsabilidad de garantizar la vida y los derechos humanos a las mujeres.

En cuanto al perfil de las sobrevivientes, el Ministerio Público señala que en el 51.6% de los casos de violencia sexual que se realizaron entre enero y junio 2022, las víctimas tienen entre 10 y 19 años, el 12% tiene entre 20 y 29 años y en el 9.4% entre 0 a 9 años.

Algunas de ellas son estudiantes, amas de casa, hacen trabajo de oficio, tienen un comercio individual; son trabajadoras domésticas, agricultoras o no tienen ninguna ocupación. La mayoría de los agresores han sido familiares de las víctimas, parejas o novios, exparejas y desconocidos. Bajo estas condiciones y con estas características, el proyecto de ley de las Casas Refugio, sigue en los archivos legislativos, dejando la percepción en el imaginario, que a nadie importa la violencia contra las mujeres. (PD)

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