Intentando comparar el movimiento egipcio con el de Honduras, Zelaya sostiene que “el ejemplo de que la revolución es posible, nos viene ahora de las victorias populares en Túnez y Egipto; nos han probado que la libertad se gana luchando, sin rendirse hasta vencer”.
El pueblo egipcio se hizo escuchar, afirma Zelaya en una carta enviada por medios electrónicos, “con la diferencia al fenómeno popular de Honduras que en Egipto, el ejército no traicionó ni salió a reprimir al pueblo, se unió con los movimientos populares”, en lo que puede considerarse como el reconocimiento del ex mandatario hondureño que en su caso ni tuvo el calor popular suficiente, ni el control del ejército que tanto benefició. En Egipto, Mubarak gobernó por tres décadas con los militares y éstos lo sostuvieron hasta que sus negociaciones con Washington perfilaron otros rumbos.
Queriendo comparar realidades diferentes, en donde ahora Estados Unidos avala la dimisión de Mubarak y no ve en ello un golpe de estado institucional, bajo el argumento que la administración de Mubarak no era democrática, y por ende no hay problema en que los uniformados vuelvan al poder, Manuel Zelaya quiere impulsar ahora su “revolución desde afuera” en Honduras, al llamar al pueblo a salir a las calles para festejar el triunfo egipcio como preámbulo de que aquí en Honduras, él también puede vencer”.
Zelaya llamó a sus seguidores de la resistencia zelayista a salir a las calles “inmediatamente” para “celebrar la preeminencia de la verdad y la justicia, y para demostrar que nosotros estamos también en la ruta de vencer a las dictaduras y sus aliados internacionales, enemigo de la humanidad”, en alusión a Estados Unidos, que una vez más, mostró como mueve sus piezas en su estrategia geopolítica mundial de mantener el control.