Tegucigalpa.- La creciente ola de violencia doméstica que vive Honduras llevó a las autoridades de Salud a catalogarla como un nuevo problema de la Salud, que no solo violenta derechos humanos, sino que obliga a generar protocolos para su atención y denuncia.
De acuerdo a un informe presentado recientemente por la Secretaría de Salud, el 27 por ciento de las mujeres ha sido objeto de violencia a partir de los 15 años y la tendencia tiende a incrementarse cuando éstas llegan a un rango de edad entre los 45 a 49 años.
La violencia sexual y la violencia psicológica son los rasgos que más predominan, seguidos de la violencia física y de acuerdo a los datos proporcionados, apenas un 48 por ciento de las mujeres que sufrieron algún tipo de esta violencia acude en búsqueda de ayuda.De acuerdo a las organizaciones de mujeres, cada tres horas se interpone una denuncia por violencia sexual en Honduras.
Solo en el 2014, las autoridades de Medicina Forense del Ministerio Público evaluaron un total de 2,301 mujeres y niñas, quienes en su mayoría presentaban signos del síndrome de mujer agredida.
Las cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras señalan que la violencia doméstica e intrafamiliar están teniendo tendencias altas en el país, al indicar en el mapa geográfico que no hay sitio en Honduras en donde no se haya registrado algún tipo de violencia doméstica, sexual o intrafamiliar.
Un problema de salud pública
Los parientes y personas conocidas encabezan la lista de los agresores y de acuerdo a la Secretaría de Salud, estos niveles de violaciones en contra de los derechos humanos y de la mujer, ha hecho que la violencia doméstica sea considerada como un problema de Salud en este país centroamericano.“La violencia doméstica es un problema de salud pública que impide el desarrollo de las personas que la sufren, constituyendo además una grave violación a los derechos humanos fundamentales que afecta directa e indirectamente a la población de las mujeres, niñas, niños, adolescentes y adultos mayores”, sostiene un documento de la Secretaría de Salud que da paso al desarrollo de una serie de protocolos para tratar y abordar este tema.
Se trata de una especie de protocolo que a partir de ahora regirá las políticas de Salud en Honduras para dar una atención adecuada a las víctimas que sufren violencia doméstica e intrafamiliar en el país y cuyos casos lleguen a las distintas dependencias para su tratamiento.
En ese protocolo, se contempla además de definiciones básicas que ayudarán a los servidores públicos de la Salud a mejorar la atención de los pacientes, una norma denominada “consentimiento informado o consentimiento libre esclarecido”.
Se entiende por este “consentimiento informado o consentimiento libre esclarecido”, el procedimiento médico formal cuyo objetivo es aplicar el principio de autonomía del paciente, es decir, la obligación de respetar a los pacientes como individuos y hacer honor a sus preferencias en cuidados médicos. A ello se suma la confidencial y el secreto profesional a que están obligadas las personas para respetar la intimidad y privacidad de las pacientes.
Crean las Consejerías Familiares
El manual o protocolo creado por la Secretaría de Salud establece la creación de Consejerías de Familia, integradas por un médico, psicólogo, trabajadora social, un profesional del derecho, así como personal capacitado y sensibilizado que se considere necesario.En otro apartado desarrolla lo que son los “Principios contra la violencia doméstica” que deben considerar los miembros de la Consejería Familiar, así como una serie de normas que deben cumplir cada uno de los integrantes de la misma.
A las Consejerías Familiares se unen los llamados Grupos de Apoyo, integrados por mujeres que comparten una misma historia, fortalezas y esperanzas y que están orientadas a la construcción de una sociedad libre de discriminación y violencia de género.
Los Grupos de Apoyo estarán integrados por mujeres, cinco como mínimo y quince como máximo, que en forma voluntaria o referida asistan en demanda de ayuda. Las integrantes se reunirán una vez por semana durante dos horas en un período de dos meses como mínimo. Ellas asistirán en temas como autoestima y empoderamiento, socialización y construcción de identidad de género, violencia doméstica, entre otros temas relacionados.
Con estas normas, que a partir de ahora son obligatorias y forman parte de las políticas de Salud de Honduras, que ha considerado la violencia doméstica un problema de salud y de violación a los derechos humanos.
Asimismo, ahora es de carácter obligatorio que todo el personal de salud que haya detectado o atendido casos de violencia intrafamiliar o doméstica, está obligado a registrar los mismos considerando sus respectivos diagnósticos y registrando un sistema estadístico que permita reflejar el avance o detención del problema.
La atención preventiva a los casos de violencia doméstica puede contribuir a disminuir los femicidios o muerte violenta de mujeres, muchas de las cuales se producen por agresiones de parejas, ex parejas o por la contratación de sicarios por personas desconocidas, según los registros de los organismos de defensa de los derechos de las mujeres.
En este sentido, el protocolo desarrollado por las autoridades de Salud permitirá no solo registrar los casos de violencia doméstica o de violencia intrafamiliar, sino que también generar estadísticas confiables dado los altos niveles de subregistro que existen en el país que impide un abordaje integral de este tipo de problemas.
De acuerdo al Ministerio Público, la violencia contra las mujeres tiene muchas manifestaciones y ellos han catalogado al menos 25 delitos que comprenden lesiones, violencia doméstica, violencia sexual hasta los homicidios. El protocolo desarrollado por la Secretaría de Salud aspira a prevenir estas etapas, sistematizar mejor los registros y ofrecer una atención integral desde los centros de salud rurales hasta los del área urbana, sin dejar de lado los hospitales.
