Ferrocarril Interoceánico. CONADI. Concesiones mineras y Bananeras. Estatizacion de la economía. Reforma Agraria Colectivista. La historia de Honduras es en gran parte el triste cuento de las grandes ilusiones que en su momento aparentaron ser grandiosas, pero cuya implementación en la vida real no lleno las expectativas deseadas e incluso se volvieron en autenticas pesadillas. Todas estas tuvieron algunos aspectos en común: se supuso que una solución aislada era suficiente para sacarnos adelante (varita mágica), que la masa de la población hondureña no cuenta con un espíritu emprendedor, y todas han sido replicas de algo extranjero.
Estamos ante otra de estas varitas mágicas: “La empresa privada, bajo cualquier circunstancia, es mucho más eficiente que el estado en prestar servicios- ya se ha probado en otros países.” Este enunciado no es ridículo ni carece de fundamento parcial, pero su aceptación como formula única y absoluta es peligrosa para nuestro futuro. Por esto los procesos de privatización deben de ir acompañados de mecanismos de protección a la competencia y un capitalismo democrático.
No se discute la mayor eficiencia de un sistema de libre empresa con libertad individual económica como la mejor formula para la prosperidad de una sociedad. Es obvio que quien tenga su interés financiero personal comprometido en una tarea la cumplirá de la forma más satisfactoria posible- para su interés. Ya que, como decía Adam Smith (el padre de la economía moderna) en La Riqueza de las Naciones (1776) “no es de la benevolencia del carnicero que esperamos nuestra cena, si no de la preocupación por su propio interés”, podemos asumir que quien entre un negocio siempre pretenderá obtener la mayor ganancia posible.
El interés publico es generalmente servido por esta inclinación natural al lucro. Sin embargo, la verdadera libre empresa en una sociedad democrática tiene otros componentes sin los cuales la vida económica se vuelve simplemente una cacería de los fuertes contra los débiles: Competencia e igualdad de oportunidades. Pretender continuar entregando nuestro patrimonio económico estatal (como ya hemos hecho con parte considerable de el) sin estas salvaguardas es suicida.
Es importante, por tanto, crear los mecanismos de competencia antes de proceder a entregar rubros enteros a particulares. Además, es necesario crear los mecanismos para asegurar la libre competencia aunque existiese mas de una empresa dedicada al mismo ramo. La colusión de las empresas para efectos de precios, presión a proveedores, etc. es atentatoria contra los principios de libre mercado y debe ser severamente restringida por la ley. Sin un sistema legal que ampare la libre competencia, se mantiene el monopolio con toda su arbitrariedad e ineficiencia, además de promover la concentración de la riqueza en menos manos.
Lo que nos conduce a la necesidad de evitar de que el control de estas empresas sea concentrado en pocas manos. Es en interés de la sociedad Hondureña promover la existencia de una amplia base capitalista para asegurar la prosperidad nacional. Es interesante notar que el gobierno de Margaret Thatcher en el Reino Unido, al proceder a una privatización general de las empresas estatales creo una población de 1.2 millones de nuevos propietarios, a pesar de ser acusada de promover el “capitalismo salvaje.” Creemos que se puede diseñar un sistema de acciones para hacer que una cantidad considerable de nuestros compatriotas tenga la oportunidad de ser protagonista de nuestro futuro económico.
Podemos esperar grandes resultados de un proceso de promoción a la inversión y privatización respetuoso de las leyes de la competencia y de la igualdad de oportunidades. Al efectuar esto, estaríamos asegurando una base sólida para nuestro despegue económico, gradual y progresivo. Obviaríamos de esta forma la necesidad de recurrir a varitas mágicas en el futuro.