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La ultra fiel y los ultra idiotas

Por: Otto Martin Wolf

Como si no fuera suficiente con todo el crimen y la inseguridad que nos genera el tráfico de drogas, la extorsión o impuesto de guerra,

el robo diario callejero, el narcomenudeo, el asalto a viviendas (tipo salón de baile), la violencia de los conductores de vehículos (rastras buses, taxis, motos, carros y hasta bicicletas) que se comportan en ciudades y carreteras como una versión local de la película Mad Max, peleando por un espacio en la calle, carreras de alta velocidad en cuanto cambia la luz del semáforo, después de todo eso, resulta que también la fuerza de seguridad tiene que utilizar recursos para evitar que los fanáticos de las “ultrafieles” se rompan los dientes cada vez que sus equipos se enfrentan.

Tenía entendido que el deporte era “Cuerpo sano mente sana”, pero aquí todas las cosas son diferentes, aquí es “Cuerpo sano mente idiota”.

Qué nos está pasando que parece que estamos dispuestos a matar o morir por cualquier estupidez, incluyendo el fútbol?

La respuesta no es sencilla, pero creo que la solución al problema sí puede serlo.

Tengo una idea que quizá sonará bastante loca pero, qué puede haber más loco que pelearse hasta morir por un equipo de fútbol?

La idea es esta: Por qué no utilizar los estadios para batallas campales entre los idiotas que incitan a la violencia deportiva en las graderías y en las calles?

Al igual que los jugadores de fútbol, cada “ultrafiel” iría uniformada, quizá con el color de su equipo favorito pero, eso si, no se permitirían armas de ninguna clase.

Nada de AK 47s, lanzallamas, machetes, garrotes, revólveres, hondas ni chimbas, ni siquiera se dejaría entrar gente con cortauñas.

Sólo sería válido el puño limpio, mordizcos y, desde luego las patadas, siempre y cuando no se utilicen tacos de fútbol, todos los contendientes tendrían que entrar descalzos o con clancletas plásticas “de meter”.

Ahí, sin policías ni nada que les estorbe, podrían darse gusto como machos, a ver de verdad quién es quién!

Después de una batahola de noventa minutos de duración (con o sin descanso de medio tiempo) creo que nadie quedaría con energía para pelear en las calles.

Comercialmente creo sería un éxito ya que se podrían instalar quioscos y toldos con servicios médicos pagados, venta de equipo de primeros auxilios, curitas, vendajes y toda parafernalia relacionada.

Una gran ventaja es que los idiotas que salgan lesionados no irían a ocupar lugar en los hospitales, espacios que son necesarios para los heridos de bala por narcotráfico, asaltos a buses y taxis, violencia doméstica y delitos que valen la pena, no por pleitos imbéciles entre pandillas salvajes fanáticas del “Deporte Rey”.

Las graderías estarían ocupadas por público normal que, con seguridad pagaría por contemplar una versión moderna del Circo Romano.

Transmisiones por televisión y radio serían autorizadas, generando ingresos adicionales para pagar por la recuperación de la grama y la recolección de dientes, huesos y alguno que otro pedazo de carne que pueda sobrar.

Sólo una cosa me preocupa de esta idea: no debemos descartar que, a como están las cosas, este nuevo público a lo mejor se podría ver impulsado a pelear, una nueva “ultrafiel” peleando esta vez no por su equipo de fútbol pero por su “ultrafiel”.

Que no es posible?

En Honduras todo puede suceder!

Más de Otto Martín Wolf, Aquí…

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