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La transparencia pone el acento al proceso electoral

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Tegucigalpa.- A casi un mes de la hora final en que los hondureños acudirán a su encuentro con la democracia el 24 de noviembre, el tema de la transparencia del proceso electoral parece ser la nota en la que todo mundo pone el acento, recayendo en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Registro Nacional de las Personas (RNP), la mayor carga en cuanto a confianza, credibilidad y garantías de cumplimiento alejadas del fantasma de un fraude.
 

El llamado a la transparencia del proceso no solo fue plasmado en un pacto mínimo de condiciones de garantía y ética política, suscrito hace más de un mes por los partidos políticos y los entes de control arriba citados, también es el llamado de la comunidad internacional y la conferencia episcopal de la Iglesia Católica en su más reciente carta pastoral.

Con un mes de retraso desde la suscripción del pacto mínimo de garantías, los partidos políticos dieron el visto bueno para instalar la comisión que dará seguimiento a lo suscrito, justo cuando en la recta final se eleva el tono de voz entre algunos presidenciables dando así un toque de calor y color intenso a la campaña.

Comienza la observación

Esta comisión de seguimiento, no sólo intentará contrarreloj bajar la intensidad a las ofensas electorales en la campaña, su reto principal se centra en garantizar que los partidos políticos y sus candidatos respeten los resultados, independientemente del ganador.

En este sentido, no es casual la avanzada iniciada por una amplia delegación de observadores de la Unión Europea (UE) en un intento por garantizar un mayor blindaje al proceso electoral al desplazarse por todo el país antes, durante y después de los comicios para verificar en el sitio, si los comicios son confiables.

La misión de observadores de la UE incluso ha abierto una cuenta en la red social Facebook para que la gente siga las incidencias, los reportes de los observadores y la retroalimentación de los usuarios de la red, además de los informes con que estará reportando su trabajo.

A esta iniciativa se ha sumado también la misión de observadores de la OEA, última que está obligada a jugar un papel sumamente neutral en el proceso, partiendo del triste papel hecho antes, durante y posterior a la crisis política de junio de 2009, donde algunos de sus asesores participaron activamente en los procesos de violación a la Constitución que promovía el entonces presidente Zelaya, quien fuera depuesto del poder.

En tanto la conferencia episcopal en su más reciente carta pastoral fue puntual en cuanto a indicar que las elecciones serán transparentes siempre y cuando todos cumplan su papel: los partidos, los candidatos, los entes de control, la autoridad y los ciudadanos.

¿Serán aceptados los resultados? ¿Se desarrollarán en paz y sin violencia? Se pregunta la Iglesia para dar lo que estima algunos signos positivos: el primero, cierto nivel de sensatez y madurez política.

Signos positivos en medio de debilidades

Destaca entre ellos que el TSE, aunque está dando muestra de ciertas debilidades internas, mantiene una actividad permanente de consulta y búsqueda para establecer los mejores mecanismos que le permitan anticiparse a cualquier escenario que pueda poner en entredicho los resultados de los comicios electorales.

A su vez, sostiene, los candidatos presidenciales han mostrado madurez política al suscribir, el pasado 20 de agosto, ante el TSE y el RNP, un pacto político que les obliga a respetar los resultados de los próximos comicios y a obrar con imparcialidad, responsabilidad y transparencia.

La Conferencia Episcopal destaca también el hecho que diferentes instituciones internacionales muestren interés en la observación del proceso, sumándose así a los esfuerzos similares que harán organismos nacionales, entre ellos Caritas de Honduras.

Pero sin duda, son el Tribunal Electoral y el Registro de las Personas quienes tienen el sartén por el mango. Son los llamados a evitar vicios en los llamados traslados electorales, resguardo oportuno de las urnas y papeletas, menos decisiones políticas partidarias a la hora de definir las reglas claras y menos folclor entre sus miembros al momento de calificar un proceso tan sensible como es en este momento el hondureño.

Algunos personeros del TSE y el RNP pasan de la seriedad al debate jocoso, al morbo, restando así la importancia que reviste la investidura de sus cargos.

El TSE hasta ahora mantiene su vista en la impresión de las papeletas, en el cumplimiento del cronograma y en la llegada a cuenta gotas de los famosos escáneres para conocer con mejor transparencia el resultados de las actas una vez escrutadas las urnas y refrendadas en las mesas electorales.

A su vez, el RNP con la entrega de las tarjetas de identidad debe dar muestras de confianza que la misma se está haciendo en forma transparente, sin inclinaciones políticas y que todo el elector habilitado tenga su identidad el día de los comicios.

El llamado de Kubiske

La embajadora de Estados Unidos, Lisa Kubiske, ha sido otra observadora internacional protagónica en este proceso al llamar a los hondureños a votar masivamente y no dejarse sobornar ni vender su voto. Ella llama a apostar una calidad en la democracia y porque los hondureños sean electores más reflexivos y conscientes.

Ella ha respaldado el proceso electoral y los esfuerzos que se hacen desde las instituciones del Estado para garantizar su transparencia, confianza y credibilidad. No descansa Kubiske en decir que estas deben ser las elecciones “más limpias y transparentes” en la historia de Honduras.

Hasta se atreve a recordar a los hondureños que el voto es secreto, que lo hagan a conciencia y que elijan al candidato que mejor represente las necesidades de la población.

Previo a esta última declaración de la embajadora de Estados Unidos, la conferencia episcopal exhortó a hacer de estas elecciones una verdadera fiesta cívica para poder transitar de la celebración de las elecciones generales a la celebración de la vida en la que la dignidad de la persona y sus derechos sea respetada.

“Pedimos por el bien de Honduras que voten libremente, es decir, sin condicionar ni malversar su voto ni por sobornos, ni por presiones o amenazas, ni por simple costumbre. Que voten por quienes muestren un mejor conocimiento y cercanía a la realidad, por quienes dediquen más tiempo y energía a explicar sus propuestas, habiendo dado pruebas de su honestidad y compromiso con la justicia, así como de respeto al sistema democrático”, sostiene la misiva del catolicismo.

De ahí que exhorten al electorado a estar vigilante y dispuesto a “detectar y denunciar cualquier fraude o práctica ilegal que pueda alterar la transparencia y el resultado de los comicios”.

Así, los ojos están puestos en el proceso y su transparencia dependerá del nivel de certeza y credibilidad que brinden los responsables y del respaldo masivo que con el sufragio hagan los electores.

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