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La Rumba también tiene sabor en las tortillas de plátano de Yolani

Tegucigalpa (Proceso Digital / Por Federico Delgadillo) – Bailar a ritmo de rumba es algo que le gusta mucho a la hondureña Yolani Mendoza, una joven arquitecta que desde 2020, a causa de la pandemia de COVID-19, se retiró de la docencia para dar forma a un nuevo proyecto, no arquitectónico, sino gastronómico, a partir de dos alimentos casi indispensables en los hogares de esta Honduras: plátano, y maíz amarillo, tierno.

La Rumba, ese ritmo afrocubano que tanto le gusta a Yolani, lo ha introducido literalmente a la cocina desde la que el 3 de diciembre del año pasado elabora artesanalmente unas sabrosas tortillas de plátano y maíz, aunque las primeras son el «producto estrella» de la casa, como lo ha dicho a Proceso Digital, en la colonia Miraflores, en Tegucigalpa.

El pequeño proyecto familiar de esta emprendedora hondureña también lleva el ritmo en su nombre, «La Rumba», aunque no lo inició con las tortillas de plátano, sino con unas paletas, también muy sabrosas, pero que Yolani tuvo que dejar a un lado, también por la pandemia de COVID-19, que ha afectado a todos los hondureños de alguna manera, en lo social y económico.

Tortillas saludables

Yolani Mendoza, la joven arquitecta que emprendió su negocio para salir adelante.

«Soy la creadora de La Rumba y nos dedicamos a elaborar tortillas de plátano a base de este producto, con un poquito de aceite de oliva y otro de agua. No contienen harina, ni huevos, son muy saludables y le ayudan a las personas que no consumen ningún tipo de gluten», dijo Yolani al cierre de una jornada de más de diez horas de trabajo.

Afuera de la cocina, en el garaje de la casa, su padre, Francisco Mendoza, cuchillo en mano, trabajaba afanoso preparando unas mazorcas de maíz amarillo con las que, al día siguiente, el viernes, se harían las tortillas de elote tierno, desplazando solo por una vez a la semana, a las de plátano.

«Empecé La Rumba con paletas, pero a causa de la pandemia se vinieron abajo las ventas y comencé a desarrollar la fórmula de la tortilla de plátano», relató Yolani, quien tomó la idea de su producto de uno de Colombia, país donde también se consume mucho el plátano.

A ese bocadito colombiano «yo le di el toque catracho», añade la emprendedora hondureña, enfundada en una camiseta amarilla con el logotipo de La Rumba en el lado izquierdo, acompañada en la cocina de su hija Ivanna Zoé, de ocho años.

Las tortillas tienen el sabor del plátano con un toque especial hondureño.

Ivanna Zoé, quien también colabora ocasionalmente en el empaque del producto, es la tercera cómplice de la pequeña empresa familiar, que se complementa con el aporte de la madre de Yolani, María del Carmen Zelaya.

La tortilla de plátano va bien con todo

Yolani le pone mucho entuciasmo a su trabajo.

Así como la tortilla tradicional de maíz que consume el hondureño, la de plátano va bien «con todo, con frijolitos, huevito, mantequilla, con pollo, no tienen idea cómo combinan de rico», expresó Yolani al referirse a su creación gastronómica que está teniendo muy buenos comentarios de comensales en las redes sociales.

«Ya degustamos las tortillas de plátano, una exquisitez gourmet», comentó a Proceso Digital una comensal capitalina que, con su familia, las probó a mediados de semana.

El proyecto de La Rumba con tortillas de plátano, Yolani lo inició sola, en diciembre de 2020, y según su relato, se fue estructurando entre errores y el afán por alcanzar un producto en su punto para el deleite de cualquier paladar. Fue algo como aprender haciendo.

«Luego se fueron uniendo mi mamá y mi papá. Ahora mi papá es mi mano derecha y yo soy la mano derecha de él, cuando uno de los dos falta aquí en La Rumba, estamos en problemas, es un caos», dice Yolani sonriendo, lo que también hace su hija, que por unos minutos deja la elaboración de un álbum con los próceres de la independencia y se suma al diálogo con Proceso Digital.

El hecho de ser arquitecta no fue obstáculo para que la joven catracha dejara atrás los prejuicios y levantará su negocio.

La nueva compañera de la tortilla de plátano en La Rumba es la de elote tierno amarillo (solo en temporadas), o «maíz nuevo», como dice el campesino, a la que se le agrega un poco de azúcar y margarina «haciendo las tortillas como si fueran panqueques».

Yolani recuerda que las tortillas de elote era algo que su padre hacía en su natal Morolica, Choluteca, cuando era niño.

«Tradicionalmente mi papá lo hacía, mientras mi abuela también le ayudaba, ellos son de Morolica y nos recuerda muchísimo a las abuelas moliendo en molino de mano», subraya la pequeña empresaria, cuya venta de su producto estrella, a base de plátano, sin harina, está creciendo como pan de levadura.

Yolani está «encantada porque los productos han sido muy bien aceptados, tanto la tortilla de plátano, que es nuestro producto estrella, que ha llegado a Francia, España, Catar y Estados Unidos, como la de elote».

«Nunca nos imaginamos que iba a tener la aceptación que tiene, por personas de todas las edades, desde bebés que la consumen en su sopita con frijolitos, hasta personas muy mayores a las que les ayuda a complementar su alimentación», dijo la arquitecta.

Así que «si usted va de viaje a otro país, qué de más está llevarse un paquetito de estos -recomendado el de diez tortillas- para que les regale a sus familiares y recuerden el sabor catracho», apostilló.

Las güirilas o tortillas de elote

Entre las muchas formas de comer el maíz, hay una heredada de los abuelos, la tortilla de elote, que también es conocida en el sur del país como «güirilas», mientras que en El Salvador les llaman «riguas» y en Venezuela «cachapa», recordó el padre de Yolani, quien en principio le obsequió un molino de mano a su hija para su nuevo emprendimiento.

Francisco Mendoza, quien ahora también goza de una jubilación, explicó que, para las tortillas de elote de La Rumba, se preparan las mazorcas del grano tierno del maíz desde el día anterior, a lo que le sigue la cocción en planchas o comales para hacerlas.

Además, recordó que en Morolica, en temporada de cosecha de maíz, «normalmente desayunamos con elotes asados, al mediodía tomamos atol (o atole) y por la tarde, ya sean tamalitos o las güirilas».

«Colaboro con mi hija que tuvo la idea de este emprendimiento, ya tenemos diez meses de estar trabajando con la tortilla de maíz, como con la de plátano», acotó.

Asoma la noche, llega una clienta por su pedido de tortillas de plátano, quizá para la cena del día o el desayuno de mañana. Los padres de Yolani se van a descansar a su casa, que está al frente del pequeño taller, mientras que la creadora de La Rumba se queda dialogando con su hija Ivanna Zoé, a quien también le gusta el baile y la danza, tanto como a su madre. ¡Que siga «La Rumba»!

(FD)

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