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La ratio de zurdos, estable desde la prehistoria en sociedades cazadoras

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Una investigación del profesor de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) Eder Domínguez, a partir del estudio del proceso de creación de útiles líticos, ha permitido concluir que la ratio de personas zurdas se mantiene estable desde la prehistoria en las sociedades cazadoras y recolectoras actuales.

No obstante, el estudio revela que estas ratios distan algo de las de sociedades industrializadas, donde el porcentaje de personas zurdas varía entre un 5 % y un 15 %, dependiendo del nivel de industrialización.

Según informa la UPV-EHU en una nota, Eder Domínguez ha desarrollado esta línea de investigación en su tesis doctoral, titulada “Evaluación arqueológica del proceso de lateralización. Determinación cuantitativa de la lateralidad poblacional, desde los neandertales hasta la actualidad”, que ha sido dirigida por los profesores Álvaro Arrizabalaga (UPV-EHU) e Ignacio Martínez (Universidad de Alcalá de Henares).

En su tesis, Domínguez explica que “los útiles prehistóricos constituyen una fuente de información muy valiosa para conocer cómo era la vida de nuestros antepasados, pero también para entender cómo se comportaban y cómo pensaban”.


Aclara que esto es así porque “es la mente la que crea la herramienta”, a partir de la cual es posible “tratar de obtener información sobre la cognición humana”.

Dominancia de unas partes del cuerpo


De esta forma , es posible realizar estudios que analizan, a través de la industria lítica, la “dominancia” de unas partes del cuerpo respecto a otras, en un efecto que se denomina “lateralidad”.

El estudio de Domínguez parte del análisis de sociedades productoras del Neolítico y Calcolítico, “que permiten analizar cómo influyen los factores culturales de la lateralidad poblacional”, y continúa con el estudio de grupos neandertales, ya en el Paleolítico (sociedades cazadoras-recolectoras).

La investigación desarrolla dos métodos, el primero de los cuales ha permitido “deducir la lateralidad de un productor de hachas a partir de la morfología del corte de una herramienta pulida, aplicable a materiales neolíticos y calcolíticos”.


El segundo método ha servido para “establecer la lateralidad del tallista a partir de lascas, mediante el análisis de unas fracturas que en ocasiones se desarrollan en torno al punto de percusión”.

Gracias a estos dos sistemas, Domínguez ha establecido “los niveles poblacionales de lateralidad en diferentes momentos de la prehistoria, y su comparación con los niveles poblacionales actuales de diferentes sociedades”, lo que le ha permitido “entender mejor las asimetrías cerebrales, su evolución y su relación con el lenguaje”.

Útiles pulimentados


Para el ámbito del Neolítico y del Calcolítico el experto ha estudiado una gran cantidad de útiles pulimentados de 36 yacimientos ubicados en Bizkaia, Álava y Navarra.

En cuanto a los restos arqueológicos paleolíticos, el investigador analizó los niveles musterienses (neandertales) del abrigo de Le Moustier (40.000 años), y del nivel VII de Grotte Vaufrey (200.000 años aproximadamente), así como la secuencia completa del abrigo de Axlor en Dima (Bizkaia).

En el caso de las sociedades productoras del Neolítico y del Calcolítico, se estudiaron cien hachas pulimentadas, y en las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico, se analizaron 690 lascas.

Los resultados obtenidos en ambos exámenes revelan ahora que “los niveles poblacionales de lateralidad para sociedades cazadoras-recolectoras son de una ratio zurdo/diestro de 3/7, mientras que en las sociedades productoras estarían ligeramente más lateralizadas con una ratio zurdo/diestro 2,7/7,3, con una proporción de diestros algo mayor”, apunta.


Unos datos que son similares a los de sociedades cazadoras-recolectoras actuales, pero que “distan algo de los de sociedades industrializadas”.

La investigación recuerda no obstante que “existe un control genético de la lateralidad manual” y que “cuestiones como la cultura, el estado socio-económico o incluso el sexo y la edad, influyen fuertemente en los niveles poblacionales y en la propia dominancia manual del individuo”.

Por lo tanto, “debemos comparar con cautela la lateralidad manual de una población prehistórica con la de las actuales, y tener cuidado al contrastar las tareas con las que hoy en día se mide la dominancia manual, por ejemplo la escritura, con las que pudieran realizar nuestros antepasados”, concluye Domínguez.

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