«Esos despliegues sería reminiscencias del pasado y son contradictorios con las relaciones estratégicas que la OTAN y Rusia han acordado buscar y con el espíritu de diálogo», señaló Rasmussen en un comunicado.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, anunció hoy que en respuesta al escudo de EEUU y la OTAN sobre Europa ha ordenado desplegar un radar de alerta temprana sobre ataques con cohetes en el enclave báltico de Kaliningrado y cargar todos los cohetes balísticos en servicio con cargas de combate capaces de superar la defensa antimisiles.
Además, Medvédev amenazó con emplazar en el sur y en el oeste de Rusia sistemas de armamento de ataque modernos que estén en disposición de garantizar la destrucción del componente europeo del sistema antimisiles.
Para Rasmussen, la sugerencia de que esa pueda ser una «respuesta apropiada al sistema de la OTAN» resulta «muy decepcionante».
Al mismo tiempo, el secretario general aliado destacó que Medvédev se haya mostrado dispuesto a dialogar con la OTAN y EEUU sobre defensa antimisiles y renovó su oferta a Moscú para seguir discutiendo el asunto.
«La cooperación en defensa antimisiles mostraría claramente que la OTAN y Rusia puede construir seguridad juntas, no enfrentadas», señaló Rasmussen.
Según el político danés, «permitiría gestionar nuevas amenazas y viejas sospechas al mismo tiempo» y demostrar que la «cooperación y no la confrontación es el camino».
Tras años de debates, la OTAN acordó el pasado año lanzar su sistema antimisiles, al considerarlo necesario en un mundo en el que más de treinta países disponen de misiles balísticos o están en el proceso de hacerlo, proyectiles que pueden llevar cabezas convencionales, nucleares, químicas o biológicas.
La intención de la Alianza es que éste mecanismo, al que España aportará la base naval de Rota y EEUU el grueso de sus elementos, esté operativo en 2018.