Tegucigalpa – La onda expansiva de las candidaturas únicas parece apoderarse del entramado político hondureño a falta de un poco más de 100 días para la convocatoria a elecciones primarias que se verificarán en marzo de 2017.
Expertos consultados por Proceso Digital coincidieron que todo apunta que las principales fuerzas políticas harán uso de las candidaturas presidenciales por consenso, aunque vayan a elecciones primarias para definir a los postulantes en cargos para diputados y gobiernos municipales.
Para el caso, el oficialista Partido Nacional en su pasada convención, los máximos dirigentes de este instituto político le solicitaron al presidente Juan Orlando Hernández que se postule para ganar otra contienda general, la tercera en línea de la bandera azul con la estrella solitaria.
Pese a que Hernández ha evitado hablar de una posible reelección, la mayoría del nacionalismo da por un hecho que éste se postulará en las elecciones generales del próximo año.
El único inconveniente en el Partido Nacional es el Movimiento Nacional Callejista (Monarca), que insiste en ir a elecciones primarias para escoger el candidato presidencial.
En tanto, el Partido Liberal aún no potencia un candidato de cara a los comicios de 2017. Aunque existen varias corrientes internas, se prevé la incursión de un “outsider” para respaldar una candidatura única que les genere opciones reales de ganar la contienda.
En el Partido Anti Corrupción (PAC), todo está más claro porque hay un liderazgo vertical que gira en torno a la figura de Salvador Nasralla.
Donde se prevén luchas internas es en el Partido Libertad y Refundación (Libre), que tras el anuncio del expresidente Manuel Zelaya, otros dirigentes disidentes han jurado que van a librar una dura batalla de cara a las elecciones primarias.
Los expertos políticos coinciden que Zelaya terminará imponiéndose y que se postulará bajo una candidatura única, pero se prevén elecciones primarias para elegir candidatos a diputados y alcaldes, como sucedió en 2012.
Se consolidan las candidaturas
El analista y estratega político, Mario “Chano” Rivera, aseveró que las candidaturas únicas consolidan el liderazgo fuerte de cada partido, además evita el desgaste y se ahorra mucho dinero.
“Puede generar algunas polémicas, pero al final de cuentas se consolida el liderazgo genuino en cada partido”, reforzó.
Rivera previó que este tipo de candidaturas evita las fisuras en las instituciones políticas, inclusive en aquellas que están desgastadas. “Se evade las divisiones, sobre todo cuando hay liderazgos claros, ahí es propicia la candidatura única”, reafirmó.
El entrevistado refirió que el apartado de los “outsider” -figuras fuera de la política- lo interesante será saber si éstos entran solos o si lo hacen con un partido legalmente constituido, aquí entra el Partido Liberal aseguró.
Rafael Callejas y Xiomara Castro,
antecedentes de candidaturas únicas
De su lado, el politólogo Miguel Cálix, recordó que el sistema político hondureño mostraba señales de agotamiento desde antes de 2009 y citó el caso del Partido Liberal, que -según él- se le complicaba lograr acuerdos post elecciones primarias.
Mientras, refirió que en el Partido Nacional en las elecciones primarias de 2012, las distintas corrientes quedaron fraccionadas. “De ahí que desde hace algún tiempo existen voces en los partidos políticos que señalan el efecto que tienen las elecciones primarias sobre la que resulta de la unidad partidaria”.
Cálix reflexionó que en varios partidos políticos hondureños existe tendencia a la consolidación de liderazgos caudillistas. “Tanto el Partido Libertad Y Refundación como el Partido Anti Corrupción si bien tienen una base de seguidores antisistema, ambos son partidos profundamente personalistas, es decir giran alrededor de sus figuras emblemáticas, por lo tanto es difícil que haya un candidato que no forme parte de esos círculos”, aseveró.
Citó que la candidatura de Xiomara Castro en las elecciones de 2013 fue el segundo ejercicio de candidatura única, ya que había sucedido en el pasado con el expresidente Rafael Leonardo Callejas.
“En términos democráticos no me parece un retroceso, siempre que exista diálogo al interior de los partidos. Cuando se reconoce que existe una figura hegemónica y otros se van a postular, más bien es un ejercicio inútil ir en esas condiciones”, arguyó.
Recapacitó que cuando existe mayor disenso interno “conviene llevar a debate las candidaturas diputadiles y de alcaldías, mientras cuando hay más consenso en las instituciones se puede reducir la capacidad de la contienda”.
Puntualizó que “en este momento el contexto político indica que es una de las pocas alternativas -se refiere a las candidaturas únicas- que los partidos tienen para evitar una mayor atomización.
Consensos pueden hacer que regrese el dedo
Mientras, el analista Julio Navarro, contó que cuando comenzaron las elecciones primarias en 1985 sirvieron para eliminar el dedo en los partidos políticos. “Antes era el líder el que decía y donde iba, eso implicaba democratizar los partidos tradicionales y evitar las divisiones al interior de estas instituciones”.
Sin embargo, Navarro aceptó que el panorama político es diferente al de hace 30 años. “Hoy en día los consensos pueden hacer que regrese el dedo, que elija el líder quienes van y quiénes no. El Consenso es una forma civilizada de entendimiento político, pero en Honduras el consenso pueda hacer que desaparezca la democracia interna en los partidos”.
Añadió que lo anterior puede dejar mella en los partidos tradicionales. “El consenso puede terminar convirtiéndose en el dedo que existía antes de 1985. Pero para que exista consenso deben haber figuras emblemáticas en los partidos”, indicó.
Navarro señaló que en Estados Unidos únicamente no hay elecciones primarias cuando el presidente de la República se reelige y no se usa el consenso porque es peligroso.
Se termina la democracia
Para el analista político, Raúl Pineda Alvarado, en comunicación con Proceso Digital dijo que al haber candidatos marcados en cada partido político solo se demuestra que la democracia en Honduras se está terminando.
“Demuestra un evidente agotamiento en el liderazgo político del país, el hecho que partidos que manejen arriba del medio millón de votos solo puedan tener espacio para un candidato perfilado, refleja que no se preocuparon o no hubo interés para generar liderazgos alternativos y esto no es bueno ni para la democracia, ni para el país”, dijo Pineda.
Y agregó que “hace unos seis años éramos fervorosos, creyentes y defensores del gobierno democrático. Actualmente la confianza y el respaldo al modelo democrático ha disminuido, parece que la democracia está dejando de interesar a los hondureños y eso determina que la participación política se sienta desestimulada”.
El reconocido analista señaló que al tener pocos líderes en los partidos políticos y con la suma de un pésimo sistema electoral se genera que la democracia en Honduras sea lamentable. “Tenemos un sistema electoral perverso, donde las elecciones no reflejan la voluntad del pueblo y la oferta electoral no es la mejor. El pueblo hondureño está votando por el menos peor y se crean partidos como una fuente generadora de ingresos, porque venden sus credenciales y no reciben no menos de la deuda pública del candidato más votado”, declaró.
El electorado cree que “el modelo necesita que le soquen las tuercas para ser reinventado, pero estamos yendo a elecciones bastante caras, no estamos obteniendo más o mejor democracia”, estimó.
Pineda Alvarado es del criterio que la democracia se deteriora cuando no ofrece oportunidades ni seguridad. “Se pierde interés y eso genera que ganar una Presidencia se esté convirtiendo en un problema de dinero y como nadie quiere arriesgar su capital en una campaña política que cada día es más cara, los partidos crean liderazgos únicos y la competitividad entre los aspirantes desaparece y obtenemos un gobierno con un par de brochazos de democracia”.
El experimentado analista político mira un problema serio con las pocas opciones de líderes y solo mira un futuro bastante oscuro para el país. “Lo que estamos creando en Honduras es una poliarquía donde tres o cuatro líderes políticos están tomando las decisiones cuando debe ser la mayoría, pero todo por la carencia de los liderazgos anémicos contra los fuertes. Difícilmente alguien le disputará el liderazgo a Manuel Zelaya en Libertad y Refundación (Libre), a Juan Orlando Hernández en el Partido Nacional o Salvador Nasralla en el Partido Anti Corrupción (PAC)”, finalizó.