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La MACCIH-OEA se canibaliza entre denuncias de espionaje, corrupción y excesos

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Tegucigalpa – La salida repentina del vocero de la MACCIH en Tegucigalpa, Juan Jiménez Mayor, tras ser descalificado por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha dado paso a una inusitada guerra interna donde la diplomacia, lo “políticamente correcto”, la cortesía y moderación han brillado por su ausencia.

La puerta se abrió no solo para dar espacio a las conjeturas sobre quien será el sucesor de Juan Jiménez Mayor ya que al par, los protagonistas de este episodio, desde el secretario Almagro, el ex vocero Jiménez y su asistente Julio Arbizú, empezaron a intercambiar mensajes en las redes sociales donde las acusaciones y señalamientos han pasado desde los más viscerales hasta acusaciones graves de corrupción y espionaje.

El señalamiento de Luis Almagro  donde reafirma que la misión anticorrupción, tal y como ha venido actuando no favorece la verdadera lucha contra la corrupción que la OEA prometió impulsar en Honduras, obtuvo como respuesta, casi inmediata, la publicación  también en Twitter  del embajador Jiménez  en la que llega hasta a publicar comunicaciones internas de la MACCIH en torno a la contratación de funcionarios que “trabajan” para ese organismo como base en Tegucigalpa, pero que hacen funciones no conocidas en la oficina de Washington.

 

El caso llegó al punto de que el colaborador del círculo número uno de Jiménez, Julio Arbizu, publicara el contrato asignado al mexicano, Jacobo Domínguez, quien salió  de la misión en Honduras pero que ha seguido devengando salario en Washington.

Pero la situación se agravó este martes, cuando inicialmente se revelaron pleitos entre funcionarios internacionales de la MACCIH en los cuales el racismo y la xenofobia contra Arbizu quedaron evidenciados en una grabación que trascendió en redes sociales y que también deja ver como los mecanismos de espionaje son parte del ambiente en la misión.

Almagro tuiteó que investigará el caso y Arbizu aprovechó  para desacreditar a sus presuntos detractores al tiempo que también pidió audiencia al secretario de la OEA, ambos en sendas reuniones, al otro lado del Atlántico.

Pero los sobresaltos en Tegucigalpa llegaron a ser mayores cuando este martes, en un primer mensaje Julio Arbizu  acusa a la representante de la OEA en Honduras, Claudia Barrientos de bloquear e interceptar su teléfono.

 

Poco después lo mismo hizo el ex vocero Jiménez Mayor, quien casi termina de hacer sus maletas para marcharse a su natal Lima en Perú, donde ha dicho que su familia le espera. Todo en el marco de mensajes en la red social Twitter.

 

A la par fotos y videos que muestran a personajes de la MACCIH en fiestas privadas, pasados de copas, acompañados de activistas políticos, e incluso saliendo de sitios en zonas vivas de la capital hondureña, en horas nocturnas, en medio de caravanas de vehículos, aderezan la historia donde el tema anticorrupción parece haber pasado a un plano menor.

Para sazonar la historia, el presidente de Bolivia, Evo Morales, también ha entrado a tuitear su opinión sobre la renuncia de Jiménez y ha desacreditado a Almagro, cobrándole factura por su posición frente a la crisis política que vive Venezuela.

Mientras los mensajes y las acciones de la Misión dejan una muestra de irreverencia para Honduras, un país que les confió la tarea de combatir la corrupción que afecta severamente al país, la guerra en redes sociales y lo que en ella trasluce, deja pocas esperanzas.

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