Dublín – La Galería Nacional de Irlanda inaugura este sábado una exposición de artistas holandeses y flamencos que explora el llamado género ‘tronie’, con el que maestros de la talla de Rembrandt, Rubens o Vermeer, entre otros, popularizaron a personajes en poses y gestos exagerados.
La muestra, única tanto por su concepto como por su elenco, reúne muchas de las obras más importantes de esta corriente impulsada desde los Países Bajos durante los siglos XVI y XVII por artistas fascinados con la cara o el rostro -‘tronie’, en la antigua lengua neerlandesa-.
«Fue absolutamente uno de los géneros más interesantes e innovadores de aquel periodo», explica a EFE Lizzie Marx, comisaria de arte holandés y flamenco de la Galería Nacional de Irlanda (NGI, sus siglas en inglés), que colabora en esta exposición con el Museo Real de Bellas Artes de Amberes (Bélgica).
Entre las obras de arte, que serán exhibidas hasta el próximo 26 de mayo, destacan cuadros como ‘Joven del sombrero rojo’, de Johannes Vermeer; ‘Hombre riendo’, de Rembrandt van Rijn; o ‘Estudio de cabeza de vieja de frente’, de Peter Paul Rubens; a los que se unen también trabajos de Anthony van Dyck, Jacob Jordaens, Michael Sweerts y Adriaen Brouwer.
Todos ellos compartían la pasión por reflejar en sus lienzos personajes de diversos ámbitos y edades, desde personas mayores hasta jóvenes e, incluso, niños, así como otras razas y culturas, a partir del estudio de la morfología humana, de sus expresiones y de las luces y sombras del entorno.
«Al juntar a esta gente, consiguieron que entendamos ahora aquella sociedad de los Países Bajos y a todos sus fascinantes personajes», celebra Marx, quien recuerda que el género ‘tronie’ arrancó con simples «estudios sobre la cabeza» humana que los artistas, no obstante, evolucionaron hacia composiciones «más ambiciosas».
Atento a cualquier oportunidad de negocio, el mercado de la época se vio cautivado por esta corriente, lo que contribuyó a que los maestros introdujeran nuevos elementos en forma de expresiones, poses y vestuarios para expresar emociones básicas como la alegría, el miedo, la ira o la tristeza.
Tal fue el impacto del ‘tronie’ que en su Leiden natal el propio Rembrandt y su círculo de colegas acabaron vistiendo con ropajes y tocados estrafalarios que evocaban lugares y tiempos indefinidos.
«Ese misterio y mística es lo que hace que estas obras sean tan interesantes», apunta Marx.
La exposición conecta, asimismo, con los tiempos modernos porque estas pinturas que «capturan» caras «no son retratos», precisa Caroline Campbell, directora de la NGI.
«Estamos acostumbrados -observa- a hacer constantemente fotos de rostros y lo que se muestra aquí es que algunos de los artistas más grandes ya lo hacían en el siglo XVII».
Los retratos giran en torno al «quién», mientras que los ‘tronies’ ahondan en el «qué», según arguyen los expertos Koen Bulckens y Nico Van Houten el prólogo del catálogo de la muestra.
En este sentido, prosigue Campbell, aquellos maestros se fijaban en personas que veían a su alrededor y les asignaban una pose, un vestuario, una mueca, para «contarnos cosas sobre lo que significa ser humano».
Cada pintura, celebra, pone a prueba este planteamiento. Se desconoce, por ejemplo, quién es el personaje de ‘El hombre del casco dorado’, de Rembrandt, pero «tiene una cara intrigante».
Tampoco sabemos, ni importa, quién es la chica del ‘tronie’ más pequeño de Vermeer en ‘Joven con sombrero rojo’, una obra rica en coloridos detalles en la que el artista da rienda suelta a su fascinación por la luz y los efectos ópticos. EFE